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Clarisa Sekulits

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Aunque Trump suba aranceles, tú no pierdas los papeles

Las turbulencias actuales pueden asustar a los inversores, pero la historia demuestra que las bolsas siempre retoman la senda alcista a pesar de las crisis

Foto: Trump el día que anunció los aranceles. (Getty/Andrew Harnik)
Trump el día que anunció los aranceles. (Getty/Andrew Harnik)

“Nunca me he alegrado tanto como hoy de tener los ahorros en depósitos”, me decía una amiga el lunes pasado. En aquel momento, la bolsa americana llevaba acumulada una caída superior al 10% en apenas tres días, producto de la nueva política arancelaria de Trump. Esa es una de las cosas que tienen las caídas: que son muy vistosas. Si el presidente americano la lía con los aranceles y, en consecuencia, las bolsas se desploman, sale en todos los telediarios. Pero cuando la bolsa toque suelo y rebote con fuerza, habrá mucha gente que no se entere. Mi amiga no dirá entonces “qué lástima no estar invertida en bolsa en estos momentos”.

Y es que uno de los sesgos emocionales que dominan con frecuencia a los inversores es la aversión a las pérdidas. Como explicaba el premio nobel de Economía Daniel Kahneman, nos duele más perder dinero que lo que nos alegra ganarlo. No pasa nada, es algo muy humano. Pero mucho me temo que si verdaderamente queremos sacar partido a nuestros ahorros tenemos que intentar sobreponernos a estos miedos.

La bolsa es el activo de inversión más rentable en el largo plazo. Hay multitud de estudios históricos que lo confirman. Por citaros uno, un informe de Visual Capitalist analiza cómo habría evolucionado una inversión de 100 dólares en distintas clases de activos desde 1970. En el caso de la renta variable americana, esa inversión inicial se habría convertido nada menos que en 22.419 dólares, una cantidad que triplica la de los bonos corporativos y supera con mucho la rentabilidad ofrecida por el oro, la vivienda y la deuda pública.

Ahora bien, en el corto plazo la bolsa también es el activo que más altibajos experimenta. Altibajos como los de los últimos días. De ahí que invertir en bolsa sea la opción más eficiente de cara al largo plazo, pero sólo si tienes la cabeza fría -el destino de un inversor lo marca su estómago, que diría el magnate de la inversión Peter Lynch- y no te dejas llevar por el pánico cuando Putin en 2022 o Trump en 2025 hacen de las suyas.

¿Os acordáis de la crisis del covid? Ahí sí que parecía que se iba a acabar el mundo. Pero el mundo no se acabó. Nunca lo hace

No sé cuánto durarán las turbulencias que ha desatado el anuncio de la Casa Blanca. Pero sé que la bolsa acabará recuperándose. ¿Os acordáis de la crisis del covid? En apenas un mes, el S&P 500 llegó a caer un 35%, hasta los mínimos de marzo de 2020. Ahí sí que parecía que se iba a acabar el mundo. Pero el mundo no se acabó. Nunca lo hace. De hecho, antes de que terminase el año, la bolsa americana ya había rebotado un 70%.

Lo mismo sucedió en las crisis anteriores, tanto económicas, como políticas o financieras. En el momento, las reacciones de los mercados son muy virulentas, incluso exageradas. Luego, todo se reconduce y el exceso de pesimismo se convierte en optimismo exacerbado. Los humanos somos así.

En esta tesitura, es posible que pienses que lo suyo es mantenerse al margen de la bolsa en momentos críticos como el actual y volver a entrar antes de que se produzcan los tan preciados rebotes. El problema es que ni los unos ni los otros anuncian su llegada. Y si intentas jugar a acertar con el mejor momento de salida y de entrada (lo que en el argot financiero se denomina market timing) es muy posible que te salga el tiro por la culata.

Si tu inversión en bolsa es a largo plazo lo mejor es que respires hondo y procures no mirar mucho las noticias

Lo más probable es que vendas cuando ya te has llevado buena parte de la corrección y que vuelvas a comprar cuando ya se ha producido casi todo el rebote (o sea: demasiado tarde). Citando de nuevo a Lynch: “Se ha perdido más dinero intentando evitar el impacto de las correcciones que con las propias correcciones”.

Y entonces, ¿qué hacemos? Si tu inversión en bolsa es a largo plazo (mínimo: cinco años) lo mejor es que respires hondo y procures no mirar mucho las noticias.

Y si aun así todas estas fluctuaciones no te dejan conciliar el sueño, entonces replantéate tu estrategia. Igual no deberías estar invertido en bolsa. Que sea el activo más rentable en el largo plazo no quiere decir que sea para todo el mundo. Hay que tener un cierto perfil psicológico, un cierto nivel de tolerancia al riesgo. Si cuando pasan cosas como esta te echas a temblar y te sientes muy tentado de venderlo todo, igual es que lo tuyo era la renta fija. O los depósitos. Dan menos rentabilidad pero también menos sustos. Y casi nunca salen en el telediario.

“Nunca me he alegrado tanto como hoy de tener los ahorros en depósitos”, me decía una amiga el lunes pasado. En aquel momento, la bolsa americana llevaba acumulada una caída superior al 10% en apenas tres días, producto de la nueva política arancelaria de Trump. Esa es una de las cosas que tienen las caídas: que son muy vistosas. Si el presidente americano la lía con los aranceles y, en consecuencia, las bolsas se desploman, sale en todos los telediarios. Pero cuando la bolsa toque suelo y rebote con fuerza, habrá mucha gente que no se entere. Mi amiga no dirá entonces “qué lástima no estar invertida en bolsa en estos momentos”.

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