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Te renta
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Qué hay que saber de inversión para que no te tomen el pelo
Los productos en los que inviertes deben encajar con tu perfil de riesgo, batir al índice de manera sistemática y tener unas comisiones razonables
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Decíamos el otro día que los españoles invertimos mal porque nos fiamos al 100% de lo que nos recomiende cualquier asesor financiero (o youtuber), sin pensar en que pueda tener un conflicto de intereses. Esto no quiere decir que todos los asesores sean malos o corruptos. Pero ¿cómo puedes saber si el tuyo te está dando gato por liebre? ¿Es realmente interesante ese fondo en el que llevas invirtiendo toda la vida?
Para empezar, debes comprobar si el producto es realmente el más adecuado para ti. Aquí es clave que el nivel de riesgo se adapte tanto a tu perfil inversor como a tu horizonte temporal. Si estás invirtiendo para tu jubilación dentro de treinta años, tu cartera debería tener rock and roll (es decir: bolsa). Si pecas de conservador estás siendo ineficiente. Y al revés: si ya estás jubilado y lo que quieres es una inversión tranquila y que te dé pocos sustos, igual no deberías tener ese fondo de tecnológicas. A menos que se lo quieras dejar en herencia a tus nietos, que también puede ser.
Una vez hayas determinado si el nivel de riesgo de tu cartera es efectivamente el idóneo, toca poner la lupa en el producto en sí. Lo primero que debes analizar es la rentabilidad. Pero ojo: aquí lo importante no es la cifra acumulada. Si tu fondo de bolsa americana hubiera subido un 100% en diez años ¿pensarías que ha hecho un buen trabajo? A priori, podrías pensar que sí. Hasta que descubres que el S&P 500, el índice de referencia de ese mercado, ha subido más del 200%.
Esto quiere decir que si hubieras invertido en un producto indexado, es decir, que se limitase a imitar lo que hace el índice, habrías obtenido ese 200%. Y si tu fondo o plan de pensiones hubiera hecho bien su trabajo -y su trabajo es hacerlo mejor que el índice- tendrías que haber ganado incluso más.
La gracia es que el gestor sea capaz de batir al índice de manera sistemática
Por tanto, una de las primeras cosas que deberías preguntarle a tu asesor es si el fondo ha batido a su índice de referencia de manera consistente, es decir, a diferentes plazos. Lo de los plazos es importante porque cualquier producto puede tener un buen año (o uno malo). La gracia es que el gestor sea capaz de batir al índice de manera sistemática.
La otra pregunta que deberías plantearle es sobre las comisiones que cobra ese producto. ¿Se sitúan por encima de la media de la categoría? ¿Están justificadas? Aquí ten en cuenta que si el producto tiene una gestión muy sencilla, como ocurre con un monetario o un indexado, la comisión de gestión debería ser mínima. Si supera el 0,5%, sospecha.
Y si es un fondo cuya gestión es más compleja, en ese caso ponte firme con la rentabilidad esperada. Ya que te va a cobrar hasta un 2,25% (el máximo que permite la ley), al menos que lo haga mejor que el mercado. Más que nada porque si no, te llevas tu dinero a un indexado, que lo va a hacer igual y encima más barato.
Esto de las comisiones es clave para la rentabilidad de tu inversión, ya que, aunque a priori la diferencia entre un 0,5% y un 1% te parezca el chocolate del loro, en el medio plazo se produce el efecto bola de nieve. De hecho, muchos fondos de inversión no son capaces de batir a su índice de referencia en el medio plazo precisamente por las comisiones que arrastran.
Ah, y ya que te metes en harina, examina no sólo las comisiones de los productos en los que inviertes. También las que te cobra el banco que te los comercializa. Y todo esto es aplicable también a tu bróker habitual. Comisiones de apertura y cancelación de la cuenta, mantenimiento, compraventa de valores, custodia de los fondos, etcétera. ¿Estás pagando de más? Si tu banco te está cobrando por cosas que no te cobran otras entidades y no te aporta a cambio ningún valor añadido, la respuesta es que sí.
En definitiva: no te conformes con cualquier producto financiero. Sé exigente, estás en tu derecho. Acércate a la sucursal y dile a tu asesor aquello tan bonito de “tenemos que hablar”. Y si no te convencen las explicaciones de tu banco, hazle caso a Raffaella: búscate uno más bueno, vuélvete a enamorar.
Decíamos el otro día que los españoles invertimos mal porque nos fiamos al 100% de lo que nos recomiende cualquier asesor financiero (o youtuber), sin pensar en que pueda tener un conflicto de intereses. Esto no quiere decir que todos los asesores sean malos o corruptos. Pero ¿cómo puedes saber si el tuyo te está dando gato por liebre? ¿Es realmente interesante ese fondo en el que llevas invirtiendo toda la vida?