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Por si cambia la dirección del viento
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Víctor Alvargonzález

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Por si cambia la dirección del viento

Estos horribles incendios veraniegos recuerdan a los mercados, donde el viento puede cambiar bruscamente de dirección

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Por si cambia la dirección del viento

Estos horribles incendios veraniegos recuerdan a los mercados, donde el viento puede cambiar bruscamente de dirección. De repente cambia de rumbo y pilla a todo el mundo con el pie cambiado. Bueno, a todo el mundo no, siempre hay gente que tiene opinión propia, pero si a la mayoría de analistas y gestores.

Ahora mismo la dirección del consenso es la del miedo. Al temor a que llegue esa crisis financiera que llevan ocho años anunciando se añade ahora el temor a una recesión en la economía real. Si se compran masivamente bonos de economías avanzadas con rentabilidad negativa es para comprar protección. Bueno, también hay gente que lo hace para especular, porque, a rio revuelto, ganancia de pescadores. Mientras puedan darle “el pase” al bono y venderlo más caro, da igual que el cupón sea negativo. Salvo para el que al final se quede con el “florero”, claro. Pero es, sobre todo, miedo a poner a trabajar ese dinero en la economía real o en renta variable, que es donde piensan que hará más daño la supuesta crisis y la supuesta recesión (cuando lleguen)

Así que si los mismos “expertos” que llevan ocho años anunciando “la crisis” dicen ahora que además llega “la recesión” ¿qué puede fallar?

Lo primero que podría fallar es simple y llanamente que de repente se caiga el castillo de naipes del precio de los bonos. Los mercados son muy de mirarse de repente y decir: ¿cómo? ¿pagar a España o a Italia por prestarles dinero? ¿Prima de riesgo de 60 puntos básicos entre España y Alemania? ¡pero qué estamos haciendo! Y hala, corrección al canto. Pero sobre esto no me extenderé, porque ya lo hice en un artículo anterior.

Puestos a imaginar, pensemos en que Alemania, que hasta ahora miraba para otro lado, empezara a preocuparse. Los políticos europeos nos han llevado al estancamiento con sus excesos regulatorios, su burocracia, sus impuestos y su falta de apoyo a la innovación y a los emprendedores. Hasta ahora, su “solución” era pasarle la patata caliente al Banco Central Europeo, pero la bajada de tipos y la compra masiva de bonos está haciendo polvo a los ahorradores alemanes, que tienen todo su dinero en cuentas corrientes y depósitos bancarios. Podrían acabar incluso pagando por tener dinero en el banco. Imagínense hasta donde se oiría el “¡nein!” de los clientes. Y los tipos tan bajos hacen mucho daño a los propios bancos. Tanto que a alguno se le está poniendo cara de rescate.

Por si esto fuera poco, ahora resulta que Trump está dispuesto a ganar las elecciones con cargo a las empresas de exportación alemanas (vía tarifas). Hay que hacer algo y no es seguir inyectando dinero. Porque esto ya no es sólo un problema de griegos, españoles o italianos. Ahora son votos alemanes.

La mejor solución para Europa sería una política a lo Margaret Thatcher, pero para eso harían falta políticos de ese nivel, lo que obviamente no es el caso, así que no me extrañaría que en algún momento decidieran tirar de gasto (que llamarán inversión pública). Sin entrar a juzgar aquí las ventajas o inconvenientes de las políticas keynesianas – eso se lo dejamos a los tertulianos - si les puedo decir que afectaría - y mucho - al mercado de bonos.

Otra cosa que puede cambiar la dirección del viento de los bonos sería que Estados Unidos llegara a un acuerdo con China. Recuerden, salvando las distancias, como fue la negociación con Corea. Todo muy a lo Trump: follón, sobre todo de cara a la galería, para poner en valor el acuerdo (sea bueno o malo). Luego llega el acuerdo y la fanfarria. Que en este caso sería justo antes de las elecciones. Es cierto que Trump tiene el apoyo de su país para seguir negociando, porque en este asunto tiene claramente la razón, pero las tarifas están perjudicando también a las empresas y consumidores norteamericanos. Y a la bolsa, que es un indicador que Trump se toma muy en serio.

Estos horribles incendios veraniegos recuerdan a los mercados, donde el viento puede cambiar bruscamente de dirección. De repente cambia de rumbo y pilla a todo el mundo con el pie cambiado. Bueno, a todo el mundo no, siempre hay gente que tiene opinión propia, pero si a la mayoría de analistas y gestores.

Recesión Rentabilidad Renta variable Banco Central Europeo (BCE)
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