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Si Trump llega a 'salvar' más empleos americanos, habría quebrado EEUU

Las políticas comerciales de Trump han fallado en todos los frentes. Los consumidores han tenido que pagar 900.000 dólares por cada empleo manufacturero 'salvado'

Foto: Ceremonia de firma del tratado RCEP. (Reuters)
Ceremonia de firma del tratado RCEP. (Reuters)

El mundo le está dando la espalda a la globalización, el libre comercio y el multilateralismo. Al menos, esa es la percepción general. Inspirados por el nacionalismo y proteccionismo del presidente Donald Trump, y azuzados por la pandemia del covid-19, los políticos y comentaristas hablan de repatriar cadenas de suministro y reforzar la producción doméstica. Incluso sin Trump, sostienen muchos, este cambio probablemente perdurará.

Pero, entonces, ¿cómo explicaríamos ese evento trascendental que sucedió hace unas semanas y que ha pasado casi sin debate en Estados Unidos? El 15 de noviembre, en una ceremonia virtual, 15 países de Asia Pacífico firmaron el pacto de libre comercio más grande del mundo, la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, según sus siglas en inglés). Las naciones signatarias suman un 30% del PIB global —más que el área de libre comercio de América del Norte o la Unión Europea—. Muchos de esos países habían rubricado también, dos años antes, otro enorme tratado comercial llamado Acuerdo Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), que también incluía Canadá, México, Chile y Perú. Y hay negociaciones en marcha para un acuerdo comercial China-Japón-Corea del Sur, así como un tratado de inversión UE-China. Y en 2018, los países africanos crearon una amplia área de libre comercio.

Foto: Líderes de 15 naciones de Asia-Pacíficio firman el pacto RCEP. (EFE)

Estados Unidos impulsó el TPP, pero Trump sacó su país del acuerdo y esperó ocioso mientras la región Asia Pacífico seguía dando pasos hacia la integración. Lejos de "pivotar hacia Asia", como pidió Barack Obama, América se ha retraído. Eso, por supuesto, es completamente achacable a la estrategia de Trump de nacionalismo económico, un componente clave de su visión mundial. El magnate hizo campaña para la presidencia prometiendo atacar lo que veía como un déficit escandaloso, que para él era el mayor símbolo de las desastrosas políticas del país. Su asesor comercial, Peter Navarro, predijo que el déficit se eliminaría pocos años después de que Trump asumiera el cargo. Pero el hecho es que bajo Trump el déficit ha subido y está camino de alcanzar máximos de 12 años.

Las políticas comerciales de Trump han fallado en todos los frentes. Prometió traer los trabajos manufactureros de vuelta. Pero el porcentaje de empleos manufactureros ha permanecido estable durante su mandato. Denunció que países como China y México pagarían por sus aranceles. Lo que en realidad sucedió, según los estudios, es que fueron los consumidores los que acabaron pagando la mayor parte de la factura. Prometió que China compraría muchos más productos estadounidenses. Sin embargo, China importa menos productos de EEUU que en 2017.

Foto: Donald Trump en el despacho oval con Peter Navarro (derecha). (Reuters)

Los empleos que se han conservado lo han hecho a un precio exorbitante. Por cada trabajo salvado en la industria del acero, por ejemplo, los negocios y consumidores estadounidenses han tenido que pagar 900.000 dólares. Los ingresos de los agricultores se han sostenido solo por los masivos subsidios —decenas de miles de millones de dólares— para compensar por sus mercados perdidos en China. Si Trump llega a 'salvar' más empleos americanos, habría acabado quebrando el país.

¿Demasiado libre comercio? Demasiado poco

La pandemia, lejos de respaldar las teorías para la repatriación, muestra de hecho sus peligros. Cuando los países más afectados por el covid-19 enfrentaron episodios de escasez de artículos esenciales, desde mascarillas a hisopos de algodón, gracias a los productores extranjeros, la mayoría de la demanda logró ser satisfecha en semanas o meses (ahora, de hecho, hay una avalancha global de mascarillas y los precios se han derrumbado). La carrera por la vacuna es un masivo emprendimiento global, que involucra científicos, técnicos e instalaciones manufactureras repartidas por todo el mundo. Sería inconcebible desarrollar y producir miles de millones de dosis de vacunas sin las cadenas de suministro global.

"Las compañías de EEUU tienen acceso preferente a menos de un 10% de los mercados globales. México y Canadá, a más del 50%"

Algunos han sugerido que, frente a esta pandemia, Estados Unidos debería repatriar la producción de equipamiento y suministros médicos clave. Pero ¿cómo sabemos cuáles priorizar? ¿Será la próxima crisis global como esta? ¿Qué sucedería si la catástrofe del futuro es una enfermedad que no se transmite por el aire? ¿Y si es un tsunami? Habríamos subsidiado enormes industrias solo para darnos cuenta de que son para una guerra ya pasada. Tiene sentido mantener una reserva estratégica de suministros médicos. Es también sabio asegurarse de que EEUU no es totalmente dependiente de un solo país, especialmente China. Pero tomar medidas de precaución como estas no supone en absoluto acabar con la globalización.

Foto: La sede de la empresa BioNTech en Mainz, Alemania. (EFE)

El completo fracaso de las guerras comerciales de Trump no parece haber calado en Washington, donde tanto demócratas como republicanos parecen querer mantener este enfoque, solo que de forma más inteligente de como lo hizo Trump. En un atinado ensayo en 'Foreign Affairs', Shannon O’Neil apunta a la que podría ser la respuesta correcta: "Puede que más que demasiado libre comercio, EEUU tenga demasiado poco. Las compañías estadounidenses tienen acceso preferente a menos de un 10% de los consumidores mundiales. México y Canadá, en contraste, tienen un acceso superior al 50% de estos mercados globales".

Estados Unidos es ahora virtualmente la única economía avanzada que está siguiendo una estrategia proteccionista. La mayoría de los otros países comprende que la mejor manera de aumentar los ingresos en casa es expandir los mercados afuera, comprar y vender con el resto del mundo. EEUU tiene un 4% de la población mundial y necesita comerciar con el otro 96% si quiere mejorar las vidas de sus ciudadanos.

El mundo le está dando la espalda a la globalización, el libre comercio y el multilateralismo. Al menos, esa es la percepción general. Inspirados por el nacionalismo y proteccionismo del presidente Donald Trump, y azuzados por la pandemia del covid-19, los políticos y comentaristas hablan de repatriar cadenas de suministro y reforzar la producción doméstica. Incluso sin Trump, sostienen muchos, este cambio probablemente perdurará.

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