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Altos del Golán: ¿puntilla a los palestinos para tapar la corrupción de Netanyahu?
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Alberto Priego

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Altos del Golán: ¿puntilla a los palestinos para tapar la corrupción de Netanyahu?

El reconocimiento de los Altos del Golán como territorio israelí viene a asestar una estocada a una población que en las últimas semanas protesta contra las políticas aplicadas por Hamás

Foto: Un soldado israelí en un puesto de observación en los Altos del Golán. (Reuters)
Un soldado israelí en un puesto de observación en los Altos del Golán. (Reuters)

En el último año se han producido dos hechos internacionales que van a condicionar el futuro de Oriente Medio en general, y del pueblo palestino en particular. Son el reconocimiento por EEUU de Jerusalén como capital de Israel y, más recientemente, a los Altos del Golán como territorio israelí. Si bien estos dos hechos pueden ser vistos como dos nuevas “bravuconadas” del presidente Trump, sus consecuencias son mucho más importantes de lo que podría parecer. En cierto sentido nos devuelven al panorama regional que dejó la Guerra de los Seis Días en 1967.

En primer lugar, el reconocimiento internacional de los Altos del Golán implicará, sin lugar a duda, la vuelta al principio sobre el que Israel ha basado los acuerdos de paz con sus vecinos: Paz por Territorios. Si bien es cierto que el reconocimiento de los Altos del Golán ha sido un acto unilateral llevado a cabo por Estados Unidos, sus consecuencias y sus beneficios los va a disfrutar Israel porque este hecho le concede un as en la manga para una futura y por el momento hipotética negociación entre Damasco y Jerusalén. Esta potencial negociación se plantea como una oportunidad de pacificación regional para Israel ya que, tras ocho años de guerra civil, la posición internacional de Siria se ha debilitado mucho.

En segundo lugar, el reconocimiento de los Altos del Golán como territorio israelí empeora las perspectivas de futuro de los palestinos al tiempo que merma sus opciones de negociación con Israel. Al igual que ocurrió tras la Guerra de los Seis Días con la Declaración de Jartum (Liga Árabe) y la Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU 242, el reconocimiento del Golán como territorio israelí margina el conflicto palestino-israelí para centrarse casi de forma exclusiva en el árabe-israelí en general y en el frente sirio en particular. Este hecho viene a asestar la estocada a una población que en las últimas semanas ha contestado de forma airada las políticas aplicadas por Hamás en la franja de Gaza.

Foto: Un manifestante palestino quema una bandera de EEUU durante choques con las fuerzas de seguridad israelíes en Ramala, Cisjordania. (Reuters) Opinión

En tercer lugar, este acto de reconocimiento tendrá una repercusión interna en Israel con un impacto significativo en las elecciones a la Knesset del próximo 6 de abril. Sin lugar a duda, el primer ministro Benjamin Netayanhu tratará de ocultar los casos de corrupción que le salpican esgrimiendo una política exterior y de seguridad que ha permitido éxitos inimaginables como son tanto el reconocimiento de Jerusalén como capital como la aceptación de los Altos del Golán como territorio israelí. En este sentido algunos de sus rivales en las elecciones, a pesar de ser militares de gran prestigio, no podrán competir con Netanyahu al no poder presentar hechos con una significación histórica tan profunda por los defensores del Eretz Yisrael.

En cuarto lugar, la decisión de Washington supone un espaldarazo a Israel en su lucha contra Irán por el poderío regional en Oriente Medio. En las últimas semanas los servicios secretos israelíes habían detectado la presencia de fuerzas iraníes o pro-iraníes en el lado sirio de esta meseta que domina Oriente Próximo. Si bien es cierto que hasta el momento no ha habido un enfrentamiento directo entre Israel e Irán, la cada vez mayor presencia de fuerzas pro-iraníes en Siria hace presagiar que en los próximos meses podamos asistir a crisis frecuentes y recurrentes entre las partes. En esta coyuntura, el reconocimiento de esta meseta estratégica desde la que se divisa Damasco facilita presagiar cuál será la posición de Estados Unidos.

placeholder Benjamin Netanyahu, el senador republicano Lindsey Graham y el embajador de EEUU en Israel David Friedman durante una visita a los Altos del Golán, el 11 de marzo de 2019. (Reuters)
Benjamin Netanyahu, el senador republicano Lindsey Graham y el embajador de EEUU en Israel David Friedman durante una visita a los Altos del Golán, el 11 de marzo de 2019. (Reuters)

De hecho, algunas informaciones plantean la existencia de un canal abierto entre Damasco y Jerusalén, que estaría negociando la retirada de Israel de este enclave estratégico a cambio de repliegue de las tropas iraníes del territorio sirio. Este hecho reduciría la importancia estratégica de los Altos del Golán ya que, después de ocho años de guerra, Siria aparece como un enemigo menos peligroso de lo que lo era en 1967.

Por lo tanto, el reconocimiento de los Altos del Golán tendrá consecuencias muy beneficiosas para Israel tanto en el presente como en el futuro ya que devuelve al país a su mejor momento histórico en términos estratégicos, es decir a la entrada en la Ciudad Vieja del Jefe del Estado Mayor Issac Rabin, del Ministro de Defensa Moshe Dayan y del Comandante de Jerusalén Uzi Narkis.

*Alberto Priego es profesor del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas. Ha trabajado en varias universidades y 'think tanks' como la East West, la UCM o la University of London (SOAS).

En el último año se han producido dos hechos internacionales que van a condicionar el futuro de Oriente Medio en general, y del pueblo palestino en particular. Son el reconocimiento por EEUU de Jerusalén como capital de Israel y, más recientemente, a los Altos del Golán como territorio israelí. Si bien estos dos hechos pueden ser vistos como dos nuevas “bravuconadas” del presidente Trump, sus consecuencias son mucho más importantes de lo que podría parecer. En cierto sentido nos devuelven al panorama regional que dejó la Guerra de los Seis Días en 1967.

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