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De la "respuesta proporcionada" y otras lindezas
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De la "respuesta proporcionada" y otras lindezas

Aquí no puede haber equidistancia. La puede haber en el conflicto entre Israel y Palestina. Pero no entre Israel y Hamás

Foto: Funeral de un fallecido en la Franja de Gaza por el ataque de Hamás. (Reuters/Violeta Santos Moura)
Funeral de un fallecido en la Franja de Gaza por el ataque de Hamás. (Reuters/Violeta Santos Moura)

Durante años hemos oído a fuentes gubernamentales, desde que pusiera de moda el término el Gobierno de Zapatero, pedir a Israel una “respuesta proporcionada” a Hamás y Yihad Islámica en la franja de Gaza, en las dos guerras que desde entonces han tenido lugar en la zona.

Me pregunto cuál sería la respuesta proporcionada a las acciones salvajes y crueles de la muerte de mil hombres, mujeres y niños israelíes, civiles y pacíficos, este sábado pasado 7 de octubre. ¿Debería Israel entrar en Gaza y asesinar salvajemente a otros mil civiles gazatíes? Sería una crueldad inimaginable, porque Israel jamás haría eso. Esto muestra la falsedad de la retórica de la “respuesta proporcionada”.

Entiendo que el objetivo en este momento es llevar a los responsables de Hamás y Yihad Islámica ante una Corte Penal por Crímenes contra la Humanidad, con todas las garantías jurídicas. La guerra terminaría si lo hicieran voluntariamente, pero no lo harán. Por eso, la guerra continuará. Israel procurará minimizar los daños de los civiles gazatíes, pero no cabe duda de que, aun aplicando el código legal de los ejércitos en tiempos de guerra, habrá daños colaterales y morirán y sufrirán también los civiles de Gaza.

Foto: Combatientes de las Brigadas Ezzedin al-Qassam, el brazo militar de Hamás. (EFE/Mohammed Saber)

Un aspecto del hombre de nuestros días, es la equidistancia ante los conflictos que se plantean en el mundo, equidistancia que puede estar justificada por el desconocimiento de los sucesos así como por intentar comprender las razones de cada parte. Esto es lícito en circunstancias normales, pero no lo es en determinados casos. No lo fue ante la destrucción de las torres gemelas de Nueva York aquel fatídico 11 de septiembre, ni tampoco ante la violencia y crueldad de las hordas del yihadismo global por parte del Daesh, el llamado Califato Islámico, y no lo es ahora ante el cruento, violento y planeado pogromo que tuvo lugar el 7 de octubre de 2023 en las localidades del sur de Israel cercanas a Gaza, donde casi un millar de hombres, mujeres, ancianos y niños fueron asesinados, masacrados y torturados por el ejército de Hamás y un centenar de otros civiles israelíes capturados como rehenes y llevados a Gaza.

Lo que ha seguido a este pogromo no es una guerra entre Israel y Palestina, ni entre judíos y palestinos, y mucho menos entre judíos y árabes. Es una guerra entre Israel y Hamás, un movimiento terrorista asesino unido al yihadismo global, que ha causado una de las mayores tragedias humanas conocidas desde la segunda guerra mundial en tiempos de paz.

Aquí no puede haber equidistancia. La puede haber en el conflicto entre Israel y Palestina, las dos partes de un conflicto, que, desgraciadamente no han llegado, por muchas razones y sinrazones, a un acuerdo de paz. Pero no entre Israel y Hamás.

Foto: Moshé Rozen y su esposa Diana, junto a su familia. (Cedida)

Hamás, como el Califato Islámico, debe ser destruido, para que una nueva sangría humana no vuelva a tener lugar. Ya se sabe que terminar con el yihadismo global y cruento no va a ser fácil, pero hay que terminar con cada una de sus manifestaciones que vayan surgiendo, y Hamas es una de ellas.

Es probablemente este error de considerar a Hamás como Palestina el culpable de ese tipo de equidistancia que ha llevado a nuestro ministro de Asuntos Exteriores a, en lugar de solicitar el encausamiento de los dirigentes de ambas organizaciones terroristas, Hamás y Yihad Islámica, mostrar su “desacuerdo” con la decisión tomada por Bruselas sobre los fondos europeos dedicados a Palestina.

Evidentemente, los miles de cohetes lanzados contra Israel desde la franja de Gaza y la infraestructura militar de las dos organizaciones terroristas que gobiernan la zona, muestran que una gran parte de la ayuda humanitaria recibida para la población civil de Gaza ha sido utilizada en compra y fabricación de armamento dirigido contra Israel. Es por ello comprensible que Europa haya decidido cortar por el momento toda ayuda a Palestina, ante lo cual el ministro español mostró su desacuerdo.

Foto: Fuerzas israelíes en Sderot, el 9 de octubre. (Europa Press/Ilia Yefimovich)

Pero no es únicamente la irrazonable equidistancia la que florece en algunos ministros de la coalición de gobierno. Hay otro mal que encontramos en una parte de la coalición, simpatizando más con los victimarios y con los asesinos que con las víctimas y los asesinados.

Yolanda Díaz se ha despachado a gusto, con la retórica más propia de un ministro de propaganda iraní, que con la que debería expresar una vicepresidenta del gobierno español. Y su partido, Sumar, así como su partido satélite Podemos, que constituyen la segunda pata de la coalición, ha decidido apoyar manifestaciones a favor de los palestinos, confundiéndolos voluntariamente con Hamás, flaco favor que se les hace, como la que se tiene prevista realizar en Madrid el 15 de este mes, sin que les valga de freno la brutalidad de los asesinatos realizados.

Foto: Cúpula de Hierro intercepta varios misiles lanzados por Hamás, el 9 de octubre. (Reuters/Amir Cohen)

Si una manifestación a favor de Palestina en otras circunstancias sería probablemente hija de la equidistancia, no lo es en este caso, sino que constituye claramente una posición favorable al terror y al yihadismo violento. Seguramente prefieren pensar que Israel miente, y que son falsas las fotos de todas las barbaridades realizadas, a pesar de los numerosos reportajes hechos por medios informativos de todo el mundo. Como en el caso de las Torres Gemelas, donde acusaban a los Estados Unidos de lanzar reportajes trucados, prefieren pensar que Israel miente, mostrando, además de ser simpatizantes del yihadismo, una posición netamente antisemita.

Ante este panorama desolador, valientemente se ha escuchado desde nuestro país el mensaje de simpatía hacia las víctimas del rey de España y los de numerosos presidentes de gobiernos regionales españoles.

Que sus voces logren extenderse, pues, como dice el texto bíblico, “Voz que clama en el desierto, allanad camino”.

*Jacobo Israel Garzón es un escritor y divulgador de la cultura judía en España.

Durante años hemos oído a fuentes gubernamentales, desde que pusiera de moda el término el Gobierno de Zapatero, pedir a Israel una “respuesta proporcionada” a Hamás y Yihad Islámica en la franja de Gaza, en las dos guerras que desde entonces han tenido lugar en la zona.

Conflicto árabe-israelí
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