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Sánchez siempre cumple lo que promete (a Oriol Junqueras)
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Juan Soto Ivars

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Sánchez siempre cumple lo que promete (a Oriol Junqueras)

Cuando las palabras pierden su valor, ni siquiera el Estado tiene sentido. Pagando deudas con el pisoteo de palabras se queda uno sin moneda de cambio para pagar la hipoteca de la verdad

Foto: El líder de ERC, Oriol Junqueras. (EFE/Quique García)
El líder de ERC, Oriol Junqueras. (EFE/Quique García)
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El Gobierno de Sánchez no ha mentido nunca. Lo que dice que va a hacer, lo hace. El problema es nuestro: seguimos interpretando las palabras como si significaran algo. El truco para prever las decisiones de Sánchez es arrebatar a las palabras su sentido. Entonces, todo se entiende. Una parte de su electorado y de la prensa afín ha terminado interiorizando el método, y son felices.

Ejemplo. La ministra de Política Territorial dice esta mañana de lunes en la radio que rebajar las penas por sedición era un compromiso del Gobierno. Añade que va muy bien para la paz en Cataluña, y que hay un sondeo que dice que ahora hay paz social. Alsina le pregunta: si ya hay paz, ¿para qué rebajar ahora las penas por sedición? “Era un compromiso del Gobierno adecuar el delito de sedición a Europa”, repite la ministra.

Un compromiso con Esquerra”, le responde Alsina, pero da igual. Si las palabras no valen nada, no hay dónde agarrarse. Conversar tras la abolición del sentido de las palabras es darse de cabezazos contra la pared.

En 2020, Pedro Sánchez acordó un Gobierno con Podemos. Había repetido a lo largo y ancho de la campaña electoral que, de pactar con este partido, “sería un presidente del Gobierno que no dormiría por la noche, como el 95% de los ciudadanos de este país”. Esto se zanjó con un abrazo muy bonito y un reparto de sillones, que es lo que Podemos había dicho que detestaba.

Foto: El magistrado del Tribunal Supremo y presidente del tribunal del 'procés', Manuel Marchena. (EFE)

Sin embargo, dada la aritmética parlamentaria, también fueron necesarios los apoyos tácticos de partidos independentistas como Esquerra Republicana. Esto es lo que había dicho Sánchez en el Congreso sobre hacer depender un Gobierno de ese apoyo: “Yo no voy a permitir, con todos los respetos a los votantes de ERC, que la gobernabilidad de España descanse en partidos independentistas”.

En fin, se hizo. Fruto de esto, llegaron primero los indultos a los condenados por sedición. Había dicho Sánchez sobre los indultos en 2014, en el programa de Risto Mejide, que los indultos de políticos a políticos no tenían sentido. “Absolutamente ninguno. Y yo siento vergüenza de eso (...). He dicho públicamente que uno de los principales errores fue ese indulto. Yo lo que digo es que hay que acabar con los indultos políticos”.

Foto: Oriol Junqueras. (EFE/J. J. Guillén)

Bien. Pues hubo indultos. No solo a independentistas, sino a dos mujeres condenadas por secuestro parental, Juana Rivas y María Sevilla. Fue este otro regalo (otra deuda) a sus socios morados. Pero después, como había que pactar unos presupuestos, hubo que pagar otra vez la cuenta, y nos han traído una reforma del Código Penal para convertir la sedición en un delito suavizado.

Esto es lo que dijo Sánchez sobre la sedición en Espejo Público: “Clarísimamente, ha habido un delito de sedición, de rebelión, en España, y en consecuencia deberían ser extraditados esos responsables políticos a España”. Pero nos dice el PSOE ahora que quieren adecuar ese tipo penal a Europa, como si en Europa hubiera un estándar, y cuando se les pregunta qué significa esto, contestan con más vapor.

Foto: Junqueras, junto a Puigdemont. (EFE/Stephanie Lecocq)

En realidad, se trata de adecuar el delito de sedición al deseo de Oriol Junqueras de volver a la primera línea política. Oriol Junqueras dijo en una entrevista en El Periódico de Catalunya que el delito de sedición ha sido arrasado, desarticulado, destruido en España. Y que, ahora, a por la malversación. Esto es algo que se ha visto siempre: hay socios a los que les das la mano y quieren hasta el hombro.

Pero las palabras no siempre fueron papel mojado. Estas son de Pérez Rubalcaba en 2016, en el programa Espejo Público: "Imagínese la que tendríamos montada si hubiéramos ido a una investidura con Podemos, que está en el derecho de autodeterminación, y los independentistas, que ni le cuento. ¿Qué estaríamos diciendo hoy a los españoles, cómo estaríamos justificando la estabilidad de nuestro Gobierno?".

La respuesta se la dio él mismo: “Gobernar España es muy complicado, y exige apoyos parlamentarios sólidos. Si quieres hacer un buen gobierno, claro. Si quieres chapucear…”.

Foto: Pedro Sánchez. (Reuters/Susana Vera) Opinión
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¡Ah, chapucear! La demagogia del vapor se aclara con una palabra verdadera y simple. Chapucear, verbo, nos remite a un sustantivo, estropicio, pronunciado por Lesmes antes de su renuncia a seguir presidiendo un Consejo General del Poder Judicial boicoteado por el Gobierno con la colaboración inestimable de un Feijóo que dista mucho de parecer un hombre de Estado.

Sobre el CGPJ dijo Sánchez que los políticos no deberían elegir a los jueces. También lo había dicho Podemos. Y en eso estamos hoy: le toca decirlo al PP, que desea una España donde los jueces se elijan a sí mismos, pero no lo demuestra, y bloquea para mantener a "los suyos". Con esta clase política dispuesta a todo por una encuesta de intención de voto o una prolongación del poder sobre la base de la traición a la palabra dada. Por el camino, se van dinamitando instituciones clave para la supervivencia del Estado liberal.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), tras su última reunión con el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (i), en la Moncloa. (EFE/Sergio Pérez)

Cuando las palabras pierden su valor, ni siquiera el Estado tiene sentido. Pagando deudas con el pisoteo de palabras se queda uno sin moneda de cambio para pagar la hipoteca de la verdad. Entonces, sin palabras, la historia hay que contarla con ladridos, con graznidos, con pictogramas trazados en la pared de la caverna. Las palabras fueron una parte del precio que pagó Pedro Sánchez para gobernar.

Si Rubalcaba regresara de la tumba para pedir explicaciones, desde el gabinete de Sánchez nos dirían que no estamos entendiendo correctamente lo que dice, que no interpretamos bien, que lo que en verdad está diciendo es que él siempre ha estado en línea con las decisiones del Gobierno.

El Gobierno de Sánchez no ha mentido nunca. Lo que dice que va a hacer, lo hace. El problema es nuestro: seguimos interpretando las palabras como si significaran algo. El truco para prever las decisiones de Sánchez es arrebatar a las palabras su sentido. Entonces, todo se entiende. Una parte de su electorado y de la prensa afín ha terminado interiorizando el método, y son felices.

Pedro Sánchez Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)
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