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El "Código Penal de La Manada": estertores finales de Podemos
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Juan Soto Ivars

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El "Código Penal de La Manada": estertores finales de Podemos

La autodestrucción de Podemos no será tanto por el fiasco del solo sí es sí, del que siempre se puede acusar al Gobierno bipartito, como por el enroque y la arrogancia de Montero

Foto: La ministra de Igualdad, Irene Montero. (EFE/Sergio Pérez)
La ministra de Igualdad, Irene Montero. (EFE/Sergio Pérez)
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Podemos está defendiendo efectivamente a las mujeres. En particular, a unas pocas mujeres con sueldos de más de 100.000 euros de dinero público, que trabajan en el Ministerio de Igualdad y en el Ministerio de Asuntos Sociales. Son todas las mujeres que a Podemos le importan. Por salvarlas a ellas, el partido está dispuesto a morir.

Pero creo que Montero, Pam, Rosell y compañía sospechan que le han dado la estocada mortal a su partido. Se les ve histéricos y agresivos. Iglesias, en La base, suelta a diario adjetivos como “vomitivo” y “repugnante”: se les han terminado las palabras para nombrar a quienes les critican por errores. Cuando no quedan adjetivos es porque se ha acabado la pista para correr.

La autodestrucción de Podemos no será tanto por el fiasco del solo sí es sí, del que siempre se puede acusar al Gobierno bipartito, como por el enroque y la arrogancia de Montero. No supieron admitir las críticas, llamaron machista a todo el mundo, negaron el error que todo el mundo veía y finalmente emprendieron esta huida de la realidad que Carmena ha descrito como infantil, pero es suicida.

Los tres siguientes párrafos son duros de leer. Lo siento. Pero son cosas que han dicho desde Podemos. Balones fuera, harakiris turbo, autocobras. Desafía a las neuronas. Mirad:

Hoy han hecho una advertencia muy seria, han dicho que la contrarreforma o parcheo del PSOE a la ley traerá una nueva ola de revisiones a la baja. Es decir, una ola de revisiones como la que niegan que se esté dando. Como la que negaron que se fuera a dar, que es, en realidad, un superbulo de la prensa de ultraderecha, que nos inventamos las cifras. Total: que se va a dar una ola de violadores beneficiados por culpa del PSOE, aunque no se estaban dando esas revisiones.

Foto: Irene Montero, ministra de Igualdad y secretaria de Acción de Gobierno de Podemos. (EFE/Juan Carlos Caval) Opinión
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Aquí lo que pasa es que la prensa de la ultraderecha (hola) quiere generar alarma social exagerada para dañar a Irene Montero, por ser mujer joven de izquierdas. Esto de la alarma social exagerada nos lo dice la misma gente que pronunciaba en sede parlamentaria cosas como “sola y borracha quiero llegar a casa”, o “nos queremos vivas”, o “nos están matando”. Los que han hecho de la alarma social injustificada su gasolina nuclear. Los que han legislado a partir de la alarma social exagerada. Pero sigamos con el argumentario enloquecido, veréis:

De cualquier forma, la ola de revisiones de condenas en realidad sí se está dando, ¡lo admiten!, pero siempre ha sido por culpa de los jueces machistas, los mismos que hacen preguntas indiscretas a las mujeres que acusan a un hombre de haberlas violado, que no tienen en cuenta el consentimiento. Aunque, en realidad, ¿sabéis qué? Que la ola de revisiones sí se está dando, pero está bien esto, está muy bien, porque las feministas de izquierdas siempre hemos estado contra el punitivismo.

Etcétera. A mí me da vueltas la cabeza solo con recopilar esto. No he hecho más que poner uno tras otro los adoquines del camino a ninguna parte que están recorriendo. No sé si son contradicciones o estertores. No es posible soplar y sorber de forma tan brutal. Resumen: no hay revisiones, culpa de la prensa. Sí hay revisiones, culpa de jueces machistas. Habrá revisiones, culpa del PSOE. Las revisiones están bien, no somos punitivistas. ¡Es la imagen de un pollo que corre sin cabeza!

Foto: Las ministras de Igualdad, Irene Montero (c), y de Derechos Sociales, Ione Belarra (i), junto a delegada del Gobierno Contra la Violencia de Género, Victoria Rosell (d). (EFE/Sergio Pérez)

Verlos así instruye: aprendemos cuál es el precio que paga el propagandista cuando la realidad hace acto de presencia y desmonta sus soluciones fraudulentas a problemas que no se molestó en desentrañar. Y dado que todo esto empezó con el juicio de La Manada, momento en que Podemos decidió convertir el lema de una muchedumbre descerebrada que no sabía lo que es el Código Penal en la semilla de su reforma del Código Penal, el fin del relato es hermoso.

Lanzan mentiras como un aspersor. Es falso que el Convenio de Estambul obligue a unificar agresión y abuso; es falso que antes de convertirlo todo en agresión una mujer tuviera que resistirse para lograr la condena de su agresor; es falso que antes de esta ley el consentimiento no estuviera en el centro de los delitos contra la libertad sexual. Y es falso que una condena por lo que el Código Penal entendía como "abuso sexual" no fuera, en el lenguaje de la calle, una condena por violación.

Pero el broche final es que hayan roto a decir las cabezas parlantes que no se puede permitir que se vuelva al “Código Penal de La Manada”, como si el Código Penal anterior a la ley de Montero hubiera dejado impunes a los violadores, o algo así. Se refieren al Código Penal que condenó duramente a todos esos violadores que la ley Montero alivia. Se refieren al que condenó, primero, a nueve años de prisión a los de La Manada por abuso sexual con prevalimiento, y después a la friolera de 15 años por agresión sexual. ¿Eso es el Código Penal al que no hay que volver?

Yo veo una tumba y unas palas. La gente no es idiota. Mirad a Yolanda Díaz, lo callada que está...

Podemos está defendiendo efectivamente a las mujeres. En particular, a unas pocas mujeres con sueldos de más de 100.000 euros de dinero público, que trabajan en el Ministerio de Igualdad y en el Ministerio de Asuntos Sociales. Son todas las mujeres que a Podemos le importan. Por salvarlas a ellas, el partido está dispuesto a morir.

Irene Montero La Manada
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