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'Feud': así fue el duelo de arpías entre Bette Davis y Joan Crawford
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Aloña Fernández Larrechi

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Aloña Fernández Larrechi

'Feud': así fue el duelo de arpías entre Bette Davis y Joan Crawford

El creador de 'The People vs. O. J. Simpson' regresa con una nueva antología dedicada a la enemistad

Foto: Susan Sarandon y Jessica Lange en una imagen promocional de 'Feud'.
Susan Sarandon y Jessica Lange en una imagen promocional de 'Feud'.

Sin alcanzar el nivel de la última gala de los premios de la Academia, la ceremonia de los Óscar de 1963 también tuvo momentos destinados a entrar en la Historia del séptimo arte. Por aquel entonces aquellos que cargaban con la responsabilidad de entregar el sobre que contenía el nombre del ganador no tenían móvil. Y, sobre el escenario, se lo entregaban a la estrella de turno para que pronunciase las mágicas palabras “y el ganador es…” Maximilian Schell, que el año anterior se había hecho con la estatuilla gracias a su papel en ‘¿Vencedores o Vencidos?’, fue el encargado de entregar el premio a la Mejor Actriz. Un galardón al que estaban nominadas Lee Remick, Geraldine Page, Katharine Hepburn y Bette Davis, junto a Anne Bancroft, la ganadora.º

Curiosamente, Bancroft no pudo acudir a la ceremonia, y la encargada de recoger el premio fue Joan Crawford. Una actriz consagrada que había pasado los tres últimos años alejada de los escenarios hasta su regreso en ‘¿Qué fue de Baby Jane?’ donde compartió rodaje con Bette Davis. Sin estridencias, aunque tan henchida de felicidad como si fuese suyo, Crawford se limitó a leer (con "fin de la cita" incluido) las palabras de Bancroft. Una tarea para la que ella misma se había ofrecido tras conocer la nominación de su compañera de reparto. “Nunca olvidaré la mirada que me echó” escribió después sobre aquel momento Bette Davis. “Una mirada triunfal que decía claramente: “¡No has ganado y no sabes cómo me alegro!’”

Una particular venganza que Davis se encargó de alimentar, comentándole a quién mostrase interés que Crawford había hecho campaña contra ella tratando de influir en el voto de los académicos. La guinda a un pastel que se había cocinado a fuego lento durante el rodaje de ‘¿Qué fue de Baby Jane?’, la película que les devolvió a ambas a Hollywood y que dio lugar a una de las leyendas más comentadas de la meca del cine. Una historia que, medio siglo después, será la comidilla de los amantes de las series de televisión durante las próximas ocho semanas.

Tráiler de 'Feud'

Crónica del Hollywood clásico

Con ‘Feud’ (enemistad en español) por título, este morboso y mitómano viaje en el tiempo corre a cargo de Ryan Murphy. Un creador que tras exponer su visión más terrorífica sobre la Historia de Estados Unidos, la pasada temporada logró el aplauso de la crítica y el público devolviendo el juicio a O.J. Simpson a la actualidad. Y lo hizo acercando al espectador los entresijos de uno de los juicios más mediáticos del siglo XX, del que poco quedaba por decir. Sin embargo, Murphy se adentró en los despachos y hogares de abogados y de jueces, en la sala de deliberación y en los baños del tribunal, dando lugar a una novedosa narración de unos hechos sobradamente populares.

En su nueva producción, el también creador de ‘Glee’ cuenta con un plantel estelar, que encabezan Susan Sarandon, en el papel de Bette Davis, y Jessica Lange como Joan Crawford. Y su intención es la misma que en ‘The People Vs. O.J. Simpson: American Crime Story’. Recrear una célebre enemistad a base de momentos íntimos en los que los mitómanos podrán poner imágenes a todo aquello que forma parte de la leyenda. La cara de Davis ante la peluca con la que se pondrá en la piel de Jane Hudson, los métodos de Crawford para lucir un rostro espléndido o la relación entre el historial de amantes de Robert Aldrich y sus películas, son momentos que forman parte de la Historia de Hollywood, pero de los que ya quedan pocos testigos.

Para aquellos que no sean especialmente devotos del cine clásico, la historia de Murphy no está exenta de atractivos. Más allá del plantel, que completan nombres como Catherine Zetha Jones, encarnando a Olivia de Havilland, o Alfred Molina en el papel de Aldrich, ‘Feud’ quiere ser en su primera entrega la crónica de una época tan apasionante como difícil en el mundo del cine. Una industria que trataba de afrontar la paulatina popularización de la televisión con grandes proyectos en los que, ya entonces, las actrices mayores de cincuenta años tenían pocas posibilidades de trabajar.

El proyecto personal de Crawford

La nueva producción de FX, que en España podremos ver a través de HBO a partir del 6 de marzo, arranca en 1978. Y lo hace con un documental sobre Joan Crawford, que falleció un año antes, como excusa. Una de las primeras entrevistadas es Olivia de Havilland, que sin rodeos reconoce que toda la industria conocía las desavenencias entre ambas actrices. Tras recrear algunos de los trabajos de Davis y Crawford, con el rostro de Sarandon y Lange, la acción se traslada a la ceremonia de entrega de los Globos de Oro de 1961.

“Yo también tengo dos tetas, pero no las pongo en la cara de nadie” comenta Joan Crawford con su acompañante mientras Marilyn Monroe se dirige al escenario entre los aplausos de los asistentes. Más tarde, la protagonista de ‘Mildred Pierce’ comentaría con una periodista que la vulgaridad de la ropa y de las fotos de Marilyn estaban destruyendo “la industria que amo”. Esa misma industria que ya no tenía papeles atractivos y desafiantes para ella, a pesar de que se esforzaba por conservarse tan espléndida como veinte años antes.

Empujada por las dificultades económicas que atravesaba tras la muerte de su cuarto marido, el presidente de Pepsi-Cola Alfred Steele, fue la propia Crawford la que vio en el libro de Henry Farrell ‘¿Qué fue de Baby Jane?’ el potencial suficiente para ser un largometraje. Ella misma se lo envió al director Robert Aldrich, junto con una nevera repleta de Pepsi. Y fue a visitar a Bette Davis al teatro en el que trabajaba, para proponerle ser la protagonista. Un encuentro que sería el primero de los muchos duelos sin escrúpulos que ambas actrices llevarían a cabo en las semanas siguientes, sin importar si se encontraban en pleno rodaje, en un camerino o en una fiesta que termina siendo una emboscada.

La factoría de Murphy

Los problemas de Aldrich con Jack L. Warner, la triunfal aparición de Bette Davis en el rodaje o su complicada relación con su cuarto marido, el actor Gary Merrill, son algunos de los grandes momentos que ‘Feud’ recupera en su primer episodio. Instantes significativos para el proyecto que unió a las dos divas, en los que resulta especialmente atractiva la espectacular ambientación de todas sus escenas, que recuperan la esencia de los años dorados del cine norteamericano. Pero no todo es elegancia y pompa en la creación de Murphy, y la mala leche que caracterizó la relación entre las dos protagonistas está tan presente en la historia como la multitud de anécdotas creativas y de producción que harán las delicias de los cinéfilos más curiosos.

Además de un relato sobre una enemistad cargada de rencor y celos, ‘Feud’ es una historia sobre las dificultades que atraviesan las actrices cuando las arrugas empiezan a aparecer en su rostro y sólo les ofrecen papeles de madres o esposas. Una crónica, vigente hoy en día, que el propio Murphy conoce de primera mano, ya que hace veinte años tuvo la oportunidad de conocer a Bette Davis, tras años de admiración e intercambio de cartas. "Podría haber sido la última persona en entrevistarla, y sólo se suponía que serían 20 minutos, porque acababa de recibir quimioterapia" explicó el creador a Entertainment Weekly. Finalmente, Murphy y Davis compartieron confidencias durante cuatro horas, en las que por supuesto la actriz comentó de sus relaciones con Joan Crawford, Jack Warner o Faye Dunaway.

Ahora el productor y guionista ha recuperado uno de los momentos más significativos de la vida de su fetiche de juventud, poniendo en marcha su inigualable e imparable maquinaria creativa. Esa que arranca con un proyecto llamativo, relacionado con un tema tan real como conocido, y sigue con el fichaje de un buen puñado de estrellas. Tras un estreno indudablemente avalado por la crítica, el punto culminante lo alcanza con una entrega de premios en la que arrasa. Y vuelta a empezar. Por muchas producciones que queden por delante, sólo el recelo de los votantes de turno por el retrato que Murphy hace de la industria parece capaz de impedir que vuelva a conseguirlo este año. Bueno, eso y algún responsable de los sobres de los ganadores deslumbrado por una estrella.

Sin alcanzar el nivel de la última gala de los premios de la Academia, la ceremonia de los Óscar de 1963 también tuvo momentos destinados a entrar en la Historia del séptimo arte. Por aquel entonces aquellos que cargaban con la responsabilidad de entregar el sobre que contenía el nombre del ganador no tenían móvil. Y, sobre el escenario, se lo entregaban a la estrella de turno para que pronunciase las mágicas palabras “y el ganador es…” Maximilian Schell, que el año anterior se había hecho con la estatuilla gracias a su papel en ‘¿Vencedores o Vencidos?’, fue el encargado de entregar el premio a la Mejor Actriz. Un galardón al que estaban nominadas Lee Remick, Geraldine Page, Katharine Hepburn y Bette Davis, junto a Anne Bancroft, la ganadora.º

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