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'Breaking Bad': 10 años de la metanfetamina que enganchó a la televisión
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Aloña Fernández Larrechi

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Aloña Fernández Larrechi
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'Breaking Bad': 10 años de la metanfetamina que enganchó a la televisión

Hoy se cumplen diez años del estreno de la serie protagonizada por Bryan Cranston y Aaron Paul ganadora de 16 premios Emmy y dos Globos de Oro

Foto: Imagen promocional de la tercera temporada de 'Breaking Bad'.
Imagen promocional de la tercera temporada de 'Breaking Bad'.

"Me llamo Walter Hartwell White. Vivo en Negra Arroyo Lane 308. Albuquerque, Nuevo México 87104. A las entidades policiales: no estoy admitiendo crimen alguno. Le estoy hablando a mi familia. Skyler eres el amor de mi vida. Espero que lo sepas. Walter Junior, tú eres mi chico. Habrá... Habrá... Habrá cosas que descubriréis sobre mí en los próximos días. Solo quiero que sepáis que por malas que parezcan, las hice con el corazón puesto en vosotros. Adiós."

Con esta pseudoconfesión, grabada con una cámara doméstica en medio del desierto, arrancaba una de las producciones más aplaudidas de la primera década del siglo XXI, 'Breaking Bad'. Cinco temporadas y sesenta y dos episodios en los que un profesor de química aburrido se convertía en el traficante de drogas más importante del sur de los Estados Unidos. Una transformación que ha servido de fuente de inspiración a diversas producciones posteriores y que llevó a Walter White a convertirse en uno de los roles más temidos de la pequeña pantalla de la mano de su versión más temida, Heisenberg.

Foto: Imagen promocional de la serie de David Chase, 'Los Soprano'.

Tal día como hoy, hace diez años, la cadena de cable estadounidense AMC estrenó 'Breaking Bad' con el aval que aportaba el nombre de su responsable, Vince Gilligan. Tras varias temporadas trabajando en 'Expediente X' Gilligan buscaba en 2008 un nuevo proyecto con el que regresar a la televisión. Y el desafío no parecía fácil.

Según cuenta Brett Martin en el libro titulado 'Hombres fuera de serie', la idea inicial de la producción nació en una conversación casual entre su creador y Thomas Schnauz, productor y guionista, responsable del spin-off posterior, 'Better Call Saul'. Mientras charlaban por teléfono, y bromeaban sobre la incierta situación laboral que atravesaban, Gilligan le comentó que quizá les convendría cambiar de profesión. Schnauz le contestó que deberían comprar una caravana "y convertirla en un laboratorio de metanfetaminas". En ese momento, según el relato de Martin, la imagen que se proyectó en la mente del director fue tan potente que colgó el teléfono y comenzó a tomar notas.

placeholder Imagen del primer episodio de 'Breaking Bad'.
Imagen del primer episodio de 'Breaking Bad'.

HBO dijo "gracias pero no"

​Con el boceto inicial de 'Breaking Bad' sobre el papel, Gilligan logró un acuerdo con Sony para producirla, pero debía ser él quien encontrase una cadena que la emitiese. Una misión más complicada de lo que parece para un hombre con un currículum como el suyo. En la cadena TNT los ejecutivos le dijeron que la idea les gustaba, pero que la presencia de la metanfetamina provocaría su despido. En HBO se limitaron a darle las gracias por presentarles el proyecto, mientras que el director ejecutivo de FX John Landgraf comentó tras ver el piloto que le recordaba a 'Weeds'. La serie de Showtime protagonizada por Mary Louise Parker, en la que un ama de casa trafica con marihuana y que Gilligan en ese momento no conocía. Sin embargo, FX compró los derechos de la serie, pero terminaron vendiéndolos a AMC, que por aquel entonces ya tenía 'Mad Men' en su parrilla y estaba metida de lleno en la ficción televisiva.

A pesar de que Vince Gilligan había ambientado su idea en la soleada California, los incentivos fiscales con los que contaban los rodajes en el estado de Nuevo México terminaron por llevar la producción allí y haciendo de Albuquerque una referencia obligada para los amantes de la ficción serializada. Pero este no fue el único cambio que Gilligan tuvo que hacer con respecto a su idea inicial. Según sus cálculos, Jesse Pinkman, el joven pasota y deslenguado al que daba vida Aaron Paul, debía morir en el noveno episodio de la primera temporada, entre otras razones porque la experiencia de Paul en televisión era, en ese momento, más bien escasa. Sin embargo, con el paso de los episodios resultaba cada vez más complicado prescindir de ese chico de compañías y vicios desaconsejables. Porque a pesar de todo eso, Pinkman se había convertido en un rol imprescindible en el viaje transformador del protagonista, Walter White.

placeholder Imagen del rodaje de una secuencia de 'Breaking Bad'. (AMC)
Imagen del rodaje de una secuencia de 'Breaking Bad'. (AMC)

El discreto comienzo

El 20 de enero de 2008 apenas un millón y medio de personas eligieron 'Breaking Bad' para disfrutar de un rato de ficción frente al televisor. Una cifra discreta, que apenas experimentó cambios hasta la tercera temporada. Pero AMC no consideró demasiado importante que la audiencia no se dejase llevar por la fiebre azul de su nueva producción, ya que los premios y la crítica estaban de su lado.

Cinco años, ocho meses y nueve días después, 'Breaking Bad' llegaba a su desenlace y diez millones de espectadores sufrieron con el final de la historia de Walter White. Por el camino, las redes sociales, el boca-oreja y la meteórica carrera que la producción mantuvo durante cinco temporadas en los galardones más prestigiosos de la televisión hicieron el resto.

Pero quizá el mayor mérito a la hora de sumar adictos a la ficción de Gilligan fue de Netflix, que poco antes del estreno de la última entrega de la serie incluyó las primeras temporadas de 'Breaking Bad' en su catálogo. Y cuando arrancó la última tanda de episodios seis millones de estadounidenses, el doble que en la última medición, estaban interesados por descubrir como acabaría la serie de la que ya hablaba todo el mundo.

placeholder El elenco de la serie tras los premios Emmy de 2013.
El elenco de la serie tras los premios Emmy de 2013.

Cranston era el adecuado

Tan importantes como Heisenberg y Pinkman, los protagonistas principales de 'Breaking Bad' fueron el temible Tuco, su sucesor aún más peligroso, Gus Fring, o el veterano Mike Ehrmantraut, hombres a los que los protagonistas tuvieron que enfrentarse en su intenso ascenso a la cumbre del tráfico de drogas. Pero el propietario de Los Pollos Hermanos, o el propio Saúl Goodman, que terminó "ganándose" una serie propia, fueron tan relevantes en el devenir de White como su mujer Skyler, su cuñado y oficial de la DEA Hank o la mujer de este, Marie. Personas que no estaban dispuestas a dejarse llevar por la fiebre acaparadora del protagonista principal, que mientras producía kilos y kilos de la droga azul, se justificaba apelando a su mortal historial médico y su necesidad de "proveer" a su familia el dinero suficiente como para llevar una buena vida cuando él ya no estuviese.

Sin embargo, cuesta imaginarse a otro actor en la piel de un personaje tan complejo como el profesor de química metido a traficante que no sea Bryan Cranston, aunque nombres como Steve Zahn o Matthew Broderick estuvieron sobre la mesa. Y Vince Gilligan lo sabía. Cuenta el propio Cranston en su biografía 'Secuencias de una vida' (B de Books) que el director "se acordaba de mí y, por algún motivo, creía que yo sería adecuado para encarnar al personaje principal de esa serie". Tras leer el guión, el intérprete descartó otras ofertas con la esperanza de que el deseo de Gilligan se hiciese realidad. O por lo menos tuviese la oportunidad de hacer una audición para el personaje que, desde el primer momento, le había enamorado.

"Yo veía al personaje, a ese hombre, con suma claridad. Sabía como se movía. Agobiado. Tenía los hombros cargados, como los de un hombre de edad mucho mayor. Me imaginaba a un hombre que, en gran medida, se comportaba como mi padre" explica Cranston. Pero Gilligan fue mucho más tajante en su primer encuentro, cuando todavía no habían confirmado quién interpretaría el papel de White y "con su afable acento de Virginia" le explicó al actor que quería que "este personaje deje de ser un Mr. Chips y se convierta en un Scarface". La idea era tan revolucionaria en aquel momento que el guionista no tardó en añadir a su contundente sentencia un discreto "si me dejan".

placeholder Secuencia de 'Breaking Bad'.
Secuencia de 'Breaking Bad'.

Recuerdos de Albuquerque

Afortunadamente Gilligan hizo todo lo que quiso y más con la primera serie a la que él había dado vida y forma, y millones de espectadores en todo el mundo caímos rendidos a los pies de 'Breaking Bad'. La serie que nos enseñó que los desiertos de Nuevo México pueden ser los escenarios más bellos y poéticos del mundo, que las caravanas no sirven únicamente para viajar y las tortugas pueden ser utilizadas con fines macabros. La historia en la que los malos y los buenos se desdibujan, porque como en la vida real, a los personajes de ficción también les cuesta seguir un único camino sin desviarse ni renunciar a sus principios.

Con 'Breaking Bad' descubrimos el lado mortífero de la estevia, la importancia de los desayunos el día de tu cumpleaños o el inédito atractivo de los monos amarillos y de los tanques impolutos, llenos de un líquido azul intenso. Aprendimos una sorprendente e innovadora forma de deshacerse de los cadáveres más inoportunos, a ver los accidentes aéreos de una manera "más rosada" y a pensar en las pizzas como esos objetos que, en un arrebato de locura, uno puede lanzar al tejado como si nada. A cantar el corrido mexicano 'Negro y Azul', que fue más allá que el "cold opening" de un episodio y se convirtió en un himno oscuro y profético a pesar de su alegre rasgueo de guitarra.

"Alguien tiene que proteger a esta familia del hombre que protege a esta familia" o "no estoy en peligro, Skyler. Yo soy el peligro" son dos de las muchas líneas de diálogo que los seguidores de 'Breaking Bad' llevamos en el corazón desde que, hace cinco años, la serie nos dejó huérfanos. Pero más que apenarnos por su desaparición de la parrilla televisiva, y de la actualidad, nos queda el consuelo de poder volver siempre, porque el streaming y AMC España es lo que tienen, a los fríos laboratorios en los que Walter y Jesse fabricaron la droga que, durante cinco temporadas, enganchó a la televisión. Porque hasta cuando una molesta mosca se colaba en su lugar de trabajo, 'Breaking Bad' era lo mejor que podía pasar en la pequeña pantalla.

"Me llamo Walter Hartwell White. Vivo en Negra Arroyo Lane 308. Albuquerque, Nuevo México 87104. A las entidades policiales: no estoy admitiendo crimen alguno. Le estoy hablando a mi familia. Skyler eres el amor de mi vida. Espero que lo sepas. Walter Junior, tú eres mi chico. Habrá... Habrá... Habrá cosas que descubriréis sobre mí en los próximos días. Solo quiero que sepáis que por malas que parezcan, las hice con el corazón puesto en vosotros. Adiós."

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