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El japonés que vendió un piso y compró bonos del Estado
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Víctor Alvargonzález

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El japonés que vendió un piso y compró bonos del Estado

Todavía no tengo tan claro que la japonización en la que ya casi estamos sea temporal o estructural. En consecuencia la cartera “todo terreno” me parece, de momento, suficiente

Foto: Bandera de Japón. (EFE)
Bandera de Japón. (EFE)

Personalmente creo que estamos ante un año difícil y no ante el fin del mundo. Lo de que sería difícil lo advertí en mi primer artículo del año y en el siguiente les dije cómo pensaba que debería ser una cartera adecuada a un entorno tan volátil (“¿Qué es una cartera todo terreno?”). Y sigo pensando que la alternativa no es el cero por ciento que dará en breve un depósito bancario.

Pero supongamos que me equivoco. Que las autoridades chinas se quedan como Don Tancredo y China en lugar de crecer al 6% actual - dicen 6,8% pero yo creo que esa cifra está inflada - pasa a crecer al 2% (por ejemplo)

Supongamos también que, para estropear del todo el panorama, los políticos europeos –esos genios- siguen sin hacer nada para fomentar la demanda interna y el BCE se queda solo ante el peligro. Incapaz de detener el proceso de estancamiento económico por la vía monetaria –la única que controla-, Europa entra en deflación para no salir de ella en mucho tiempo. Por su parte, EEUU, que no es inmune a lo que pase en el resto del mundo, entra en recesión y listo: el mundo se “japoniza”. La economía global estancada y en deflación.

La “cartera todo terreno” que les propuse no lo haría mal en ese escenario. Incluye bonos soberanos y corporativos - de buena calidad crediticia -, beneficiarios ambos de una eventual “japonización”. Y lleva una sólida base de fondos de baja volatilidad que no nos harán ricos pero superarán el cero por ciento de los depósitos.

Pero en un supuesto de japonización hay una cartera que lo haría mejor: la que hizo un jubilado japonés hace, pongamos, cinco años.

No tenemos la bola de cristal, pero sabemos qué funcionó en Japón en los últimos cinco años, y lo que funcionó, funcionaría en una Europa “japonizada”

El razonamiento es muy sencillo: no tenemos la bola de cristal, pero sí una máquina del tiempo. Sabemos qué funcionó en Japón en los últimos cinco años, y lo que funcionó en Japón funcionaría en una Europa “japonizada”.

Cojamos el caso del Sr. Tanaka. Vendió un inmueble en Tokio porque la deflación había dejado por los suelos sus ingresos por alquiler. Estaban indiciados al IPC, que llevaba 15 años en negativo (ojo al dato los adictos al ladrillo). Como la mayoría de los jubilados japoneses invirtió el dinero en bonos del Estado. Para facilitar los cálculos digamos que lo invirtió todo en un bono con vencimiento a diez años con una rentabilidad del 1,40%, que es lo que daba el bono en Febrero de 2011.

Pasan cinco años y Yoshiro Tanaka está encantado. Los depósitos bancarios no dan nada o cobran por tener el dinero en el banco. Pero el sigue cobrando su cupón del 1,40%.

Y no acaba ahí la cosa. Como un bono similar al suyo emitido ahora da un cupón del anual del 0,01%, el suyo, que recordemos da un 1,40%, vale más. Si lo vendiera ahora en el mercado obtendría una plusvalía del 8% sobre el valor de compra.

Haciendo la “cuenta de la vieja” ve que ha ganado un 1,40% en concepto de intereses durante cinco años, es decir, un 7%, más una plusvalía del 8%, lo que suma un total del 15% en cinco años ¿no está mal, no?

Si España, que lleva más de un año en deflación, se “japoniza” - es decir que sigue así unos cuantos años más-, un 1,80% en un bono del Estado a diez años sería una estupenda inversión. Superaría el cero por ciento de los depósitos y a la bolsa, que estaría años bajando (como hizo el Nikkei)

Y España no va dejar de pagar principal e intereses. Los políticos, del color que sean, harán lo que siempre hacen: freír a impuestos al ciudadano, que pagará porque no puede emigrar a otro país y dejar aquí a su familia. El Estado los tiene “fidelizados”, como dicen los bancos de los clientes a los que tienen atrapados en un producto financiero.

Si fuéramos a la “japonización” europea – de la que por cierto ya hablaba yo precisamente allá por el año 2011 (“La japonetización de la economía occidental”) - este consejo – sentarse en un fondo de inversión de bonos europeos - sería el más sencillo que habría dado en mi vida. El problema es que todavía no tengo tan claro que la japonización en la que ya casi estamos sea temporal o estructural. En consecuencia la cartera 'todo terreno' me parece, de momento, suficiente.

Por cierto: el amigo del Sr. Tanaka, el Sr. Kabuki, invirtió en oro. Pero no está nada contento. Su asesor financiero debió de saltarse la clase en la que explicaron lo que era la deflación – como el Sr. Weidmann, del Bundesbank alemán– y no sabía que al oro lo que le va bien es la inflación, no la deflación. Pequeño matiz ortográfico que le ha hecho perder al Sr. Kabuki un 36%, que es lo que ha bajado el precio del oro en los últimos cinco años.

Que pasen un buen fin de semana.

P.D.: Mi más sincero agradecimiento a todos los asistentes a las Jornadas de Estrategia “2016, el año de la volatilidad”

Personalmente creo que estamos ante un año difícil y no ante el fin del mundo. Lo de que sería difícil lo advertí en mi primer artículo del año y en el siguiente les dije cómo pensaba que debería ser una cartera adecuada a un entorno tan volátil (“¿Qué es una cartera todo terreno?”). Y sigo pensando que la alternativa no es el cero por ciento que dará en breve un depósito bancario.

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