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¿Es un cuento la crisis de los cuarenta? Autoayuda urgente para cuarentones

Kieran Setiya publica 'En la mitad de la vida', un manual de autoayuda para cuarentones que no deja muy claro si en la mediana edad necesitamos tanto consuelo

Detalle de portada de 'En la mitad de la vida'

Hay muchas cosas que ya me he resignado a no entender, como el hecho de que a alguien que enseña filosofía y que escribe libros sobre filósofos y da clases y conferencias armadas con ideas de filósofos y que nunca ha acuñado una idea propia (y no digamos todo un sistema) se le considere, por contagio o pereza o desfachatez, filósofo también. Miren qué titular: “Se reúnen en Logroño 400 filósofos jóvenes españoles”. Lo leí hace muchos años, y si ya era difícil nombrar 400 filósofos de todos los tiempos y lugares, te tenías que reír ante la propuesta de que en España, y sólo menores de treinta años, pongamos, había nada menos que cuatrocientos Aristóteles. Supongo que se trataba de cuatrocientos doctorandos en la materia.

[La fórmula de la felicidad: ¿autocontrol o desparrame?]

El caso es que un tal Kieran Setiya ha escrito un libro de autoayuda aprovechando que es filósofo. Para eso hemos quedado. Se titula 'En la mitad de la vida' (Libros del asteroide) y trata de la “crisis de la mediana edad”, lo que en España hemos llamado siempre “crisis de los cuarenta”, en un ejemplo único de etiquetado propio, pues no hay día en que no descubra uno que cualquier cosa nombrada en España es nombrada a la traílla de una expresión previa en inglés (mi último desespero ha sido descubrir que el “capitalismo de amiguetes” se deriva de “crony capitalism”). La traducción de este libro, por cierto, corre a cargo del compañero Ramón González Ferriz.

Y de repente nada

Setiya empieza su “guía filosófica” con un abaratamiento conocido: oigan, que la filosofía puede ser útil, que no es un tostón, que yo se la hago divertida, que Platón tiene mucho que decir sobre Tinder. Es una humillación del pensamiento a la que estamos ya bastante acostumbrados. De hecho, el autor o filósofo no tiene empacho en calificar su propio libro como autoayuda, lo que no deja de ser coherente con el hecho de que se califique a sí mismo como filósofo. La ayuda que desea prestar tiene que ver con esa depresión singular que le cae a uno encima cuando cumple 40 años y ya ha puesto boca arriba todas las cartas que le tocaron en la vida. ¿Esto era todo?, nos preguntamos, ¿una pareja de sietes? ¿No valía yo más? ¿Sólo me queda rodar hacia la muerte y dejar un cadáver lo menos deslavazado posible? “Pienso con tristeza en todos los libros que he leído, todos los lugares que he visto, todo el conocimiento que he acumulado y que dejarán de ser. Toda la música, todos los cuadros, toda la cultura, tantos lugares: y de repente nada”, escribió Simone de Beauvoir, y cita Setiya.

'En la mitad de la vida' (Libros del Asteroide)

'En la mitad de la vida' está desbocadamente atiborrado de citas y autorías ajenas, exprimiendo una bibliografía amplia que incluye a Richard Ford, Virginia Woolf, todos los filósofos que quieran y hasta nuestra querida Rachel Cusk. Es lo mejor del libro, todos esos extractos y todas esas ganas que da el libro de leer otro libro que no sea precisamente éste. Lo más jugoso del discurso de Setiya está al comienzo de su ensayo, cuando se repasan los estudios científicos sobre la supuesta crisis de los cuarenta y se localizan varios que niegan que exista siquiera. “Un nuevo estudio descubre que la mediana edad es el mejor momento de la vida”, tituló en 1999 el New York Times. Veinte años después, es posible que la crisis de la mediana edad haya vuelto a ser certificada científicamente y vuelta a negar unas doscientas veces. El autor no es tan cándido como para no intuir lo que hay detrás de este vaivén autocompasivo: “#problemasdelprimermundo”, bromea.

Sábado, domingo

Es interesante -para charlarlo con amigos en la sobremesa- el 'experimento mental' ideado por Derek Parfit que leemos en el libro. “Te despiertas en el hospital sabiendo que tenías que someterte a una operación a vida o muerte, pero no estás seguro de si ya ha tenido lugar. (…) Puedes ser el paciente que fue operado ayer, en una intervención sin anestesia que duró cuatro dolorosas horas, o puede que esté previsto operarte ese día por la tarde, de nuevo sin anestesia, pero de manera menos molesta: sólo durará una hora”. En definitiva, ¿qué preferirías: cuatro horas horribles pero ya pasadas, o sólo una hora horrible pero aún por vivir? Se supone que de este acertijo hemos de extraer alguna noción fascinante.

El profesor Kieran Setiya y la edición original de su libro

Setiya se empeña en hacernos menos doloroso el pasado, y menos grave la idea de morirnos, mientras nuestro presente consiste nada menos que en leer su libro, cuando podíamos estar haciendo algo mejor. Leer libros de autoayuda es quizá lo más deprimente que puede hacerse en esta vida.

Tal vez por eso me he ido leyendo 'En la mitad de la vida' a la vez que 'Sábado, domingo' (Alfaguara), la nueva novela de Ray Loriga, que casualmente toma a un personaje en un momento de su adolescencia (sábado) y lo retoma veinticinco años después (domingo), con todo el baqueteo y desgaste vital imaginables. No es por barrer para casa, pero la novela de Loriga viene a ser lo mismo que el ensayo de Setiya, pero mucho menos evidente. La crisis de los cuarenta en formato narrativo nos sugiere que quizá tu pasado no fue tan interesante, ni tan dramático, y que no tienes cuentas pendientes con él. Quizá ni siquiera estuvo a tu altura.

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