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No hay nada interesante que decir sobre el libro que has escrito
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Alberto Olmos

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No hay nada interesante que decir sobre el libro que has escrito

Los procesos de escritura carecen de las apasionantes vicisitudes que acompañan, por ejemplo, a la producción de una película

Foto: El director Rodrigo Cortés en la Feria del Libro de Madrid de 2023 enseñando sus libros (aunque no hablando de ellos). (Europa Press/Isabel Infantes)
El director Rodrigo Cortés en la Feria del Libro de Madrid de 2023 enseñando sus libros (aunque no hablando de ellos). (Europa Press/Isabel Infantes)

Como Rodrigo Cortés acaba de publicar un libro, Jordi Wild le ha invitado a su canal de YouTube para hablar sólo sobre películas. La charla se alargó durante más de cinco horas, y ni una sola vez hablaron del libro. Esto me parece muy edificante. Las secciones de Cultura están llenas de escritores que hablan sobre los libros que han escrito, algo que debemos condenar y, en la medida de lo posible, destruir. No hay nada interesante que decir sobre el libro que has escrito. Todos los escritores de hoy se han sentado en una silla y han tecleado setenta mil palabras hasta acabar su libro, y quizá no resulta fundamental que nos lo cuenten. Sin embargo, la prensa mantiene la cortesía de dar un espacio a los escritores para que nos digan de qué color era la silla, si escriben de noche o de día, si les gusta subrayar con fosforito las frases que les han quedado bien o si les ha molestado el ruido de algún camión de la basura. Yo creo que las secciones de Cultura no acaban de entender el periodismo.

"Me senté y escribí un libro" no es noticia.

Para hacer una película, coges aviones, visitas a Robert de Niro, tienes peleas, sufres, vas, vienes, se cae un escenario, se cae el mundo entero. Es un milagro hacer una película. Es absolutamente fascinante todo lo que cuenta Cortés en sus cinco horas con Jordi Wild.

Escribir un libro consiste básicamente en hundir miles de veces las teclas de tu Mac, normalmente después de recibir una beca o siendo rico de familia o contando con una novia munificente. Luego tomas MDMA y le lloras al terapeuta. Así se escribe el 90% de la literatura española actual.

Antes, los escritores trabajaban y escribían de noche, o encarcelados, o tenían el detalle de suicidarse alguna vez

Antes, los escritores trabajaban y escribían de noche, con mucho sufrimiento o mucho desvelo (Faulkner, Bukowski), o encarcelados (Genet, Sade), o tenían el detalle de suicidarse alguna vez (Woolf, Foster Wallace), lo que compensaba a los periódicos por las majaderías que les habían hecho publicar. "Escribo de pie, escribo sentado, empiezo mis novelas cada 23 de octubre, escribo a mano, luego lo paso a máquina". Es que es muy fuerte.

Jordi Wild será todo lo que ustedes quieran, pero no lleva gente a su programa para hablar de tonterías, como escribir. El 22 de mayo, tuiteó: "Oigan, Planeta y Penguin, ¿podéis dejar de mandarme decenas de libros cada mes a casa para ver si suena la flauta y traigo al escritor al podcast? Me tenéis hasta los cojones con los paquetes".

Jordi no quiere recibir libros gratis, porque aparejan tentaciones peligrosas. La primera, leérselos; la segunda, entrevistar al autor. "¿Cómo ha sido el proceso de escritura de tu libro?" "Pues me senté en una silla y tecleé." "Vaya, nunca lo hubiera imaginado. Me dejas de piedra."

La entrevista de Wild a Cortés alcanza ya las 800.000 visualizaciones. Hay que reconocer que Rodrigo Cortés estuvo muy hábil no hablando del libro que había ido a promocionar. Por supuesto, no habrá conseguido vender ni un solo ejemplar de su obra. Pero no todo es vender, amigos; lo más importante es no ser un coñazo.

Cuentos telúricos

A diferencia de Jordi Wild, yo sí he leído Cuentos telúricos, porque a cada uno se nos paga en función de nuestras perversiones. El volumen es el tercer libro de Cortés con Random House, donde le publican porque es director de cine y guapo y hace podcast muy escuchados. Que escriba muy bien no creo que lo hayan tenido en cuenta.

Escribe muy bien. Me gustan más estos cuentos que su novela anterior, quizá porque el cuento hace más llevadero el tono acentuadamente fabuloso que le gusta al autor. "Fabuloso" viene de "fábula", y por ahí todo seguido nos precipitamos enseguida en la infancia y en las narraciones encantadoras e imaginativas y llenas de poéticas menestrales y de oralidad. O sea, por aclararlo: un cuento se llama Gente serpiente, donde un personaje es el señor Silla, y donde se dice: "La respuesta fue rápida, pero estaba llena de agujeros", y se afirma: "Y diles, Ángel querida, recuerda, por favor, decirles, diles, por favor, que los aborrezco". Con esto creo que ya he explicado lo que quería decir.

Le publican porque es director de cine y guapo y hace podcast muy escuchados. Que escriba muy bien no creo que lo hayan tenido en cuenta

Este tono, como de niño dentro del adulto, y estos temas (cortazarianos, realistas mágicos, etc.) me gustan enormemente, porque aplican una gran creatividad al idioma. Cortés, como sus autores tutelares (Cunqueiro, el Ferlosio de Alfanhuí; un poco de Cela), no se permite escribir una frase sencilla salvo que sea bellísimamente sencilla. Entonces lo que hace es darle vueltas a la sintaxis hasta que encuentra una forma sencilla, pero nueva, de decir algo. "El señor Silla no necesitaba hablar con nadie que acabara de ponerse cómodo".

placeholder 'Cuentos telúricos' de Rodrigo Cortés. (Random House)
'Cuentos telúricos' de Rodrigo Cortés. (Random House)

Es raro, o singular, que el autor, cuando hace cine, haga cine muy emocionante y vivaz y terrible (un hombre enterrado vivo, Buried; mentalistas estafadores, Luces rojas) y, al escribir, le dé por esta intimidad de las campanillas del lenguaje, la vida privada de las cosas antiguas. Ya con Jordi Wild afirmaba que si una película "va mal" es un desastre, casi una condenación, mientras que los libros pueden ir muy mal tan ricamente, porque hasta puede parecer que has escrito una obra maestra.

No me extrañaría que estos cuentos se hubieran escrito precisamente entre un día y otro de hacer cine, es decir, en un periodo creativo de entreguerras.

Como Rodrigo Cortés acaba de publicar un libro, Jordi Wild le ha invitado a su canal de YouTube para hablar sólo sobre películas. La charla se alargó durante más de cinco horas, y ni una sola vez hablaron del libro. Esto me parece muy edificante. Las secciones de Cultura están llenas de escritores que hablan sobre los libros que han escrito, algo que debemos condenar y, en la medida de lo posible, destruir. No hay nada interesante que decir sobre el libro que has escrito. Todos los escritores de hoy se han sentado en una silla y han tecleado setenta mil palabras hasta acabar su libro, y quizá no resulta fundamental que nos lo cuenten. Sin embargo, la prensa mantiene la cortesía de dar un espacio a los escritores para que nos digan de qué color era la silla, si escriben de noche o de día, si les gusta subrayar con fosforito las frases que les han quedado bien o si les ha molestado el ruido de algún camión de la basura. Yo creo que las secciones de Cultura no acaban de entender el periodismo.

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