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El intocable Simeone, el técnico mejor pagado y el que menos aporta al fútbol
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Kike Marín

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El intocable Simeone, el técnico mejor pagado y el que menos aporta al fútbol

El argentino no gana, lo único por lo que, según él, le pagan, pero es igualmente defendido, algo respetable desde la gestión empresarial del Atlético, pero no desde la futbolística

Foto: Simeone, durante los cuartos de final contra el Leipzig en Lisboa. (EFE)
Simeone, durante los cuartos de final contra el Leipzig en Lisboa. (EFE)

"Quien le discuta la alineación a Simeone, que se compre un equipo y las haga él". Conocida y respetable es la devoción que muchos aficionados del Atlético de Madrid sienten por el técnico argentino, su líder emocional e incluso espiritual. Pero que el presidente de su club, que en realidad no es suyo, porque es propiedad privada, responda como respondió Enrique Cerezo, les debería dar qué pensar. Cada uno se identifica y se siente representado por quien le da la gana, pero anteponer la figura del Cholo a la del propio Atleti es un grave error, al menos desde el punto de vista futbolístico.

Que el entrenador de una plantilla como la que tiene Simeone, da igual que fruto de otras tantas ventas, con jugadores como Joao Felix (126 millones), Morata (65), Diego Costa (66), Lemar (70) o Vitolo (36) calentando el banquillo del Estadio Da Luz en los cuartos de final de la Champions, diga tras perder ante el Leipzig en otro partido rácano que "es todo lo que podíamos hacer" resulta cuanto menos una desfachatez. Si a eso le unimos que es el técnico del mundo que más cobra, poco más se puede decir. Bueno, sí, que nos encontramos ante una paradoja solo entendible desde el punto de vista puramente empresarial.

Foto: João Félix, tras el pitido final. (Efe)

Para Miguel Ángel Gil, consejero delegado del club madrileño, "Diego es sinónimo de compromiso y resultados y ambos son necesarios para alcanzar la estabilidad suficiente que nos está permitiendo crecer y consolidarnos a nivel social, económico y deportivo". En ese aspecto, nada que rebatirle a quien realmente gestiona el Atlético de Madrid y lo hace todo lo mejor que puede, pues no en vano también es su mayor accionista y le va el negocio en ello. El problema es que el Atleti es, o al menos siempre lo había sido, un sentimiento, y difícilmente los colchoneros han podido identificarse esta temporada con un equipo al que solo puede verse por obligación o devoción, pero nunca por puro disfrute futbolístico.

Según una información del diario 'L'Equipe', Simeone gana 3,6 millones de euros brutos al mes. Un salario que le sitúa por encima de grandes estrellas como Neymar, con 3 millones en el PSG, y tan solo por detrás de Messi y Cristiano Ronaldo, en el FC Barcelona y la Juventus, respectivamente. El segundo entrenador que más cobra es Pep Guardiola, del Manchester City, con 1,94 millones brutos al mes, mientras José Mourinho (Tottenham) y Jurgen Klopp (Liverpool), comparten la tercera plaza con 1,46. Zidane, del Real Madrid, aparece en la quinta plaza, con 1,4 millones mensuales.

Por tercer año consecutivo, Simeone no ha logrado llevar al Atlético más allá de los cuartos de final de la Champions, una barrera a la que ni siquiera llegó en las dos ediciones anteriores, pues en la 2018-2019 cayó en octavos ante la Juve y en la 2017-2018 no pasó de la fase de grupos. "No pudimos jugar como queríamos", dijo el argentino tras caer en Lisboa, para a continuación apelar a lo de siempre, el aspecto emocional y físico más que el puramente futbolístico, y buscar una explicación en la "larga y dura temporada que ha vivido el Atlético", aunque esta ha sido igual de larga y dura para todos.

De hecho, el Cholo cayó en una contradicción cuando dijo que "parecía que el partido se encaminaba a una prórroga que nos daba más opciones, pero llegó su gol casi al final y ya fue imposible". "En todo momento han sido mejores", reconoció sin tapujos el capitán rojiblanco, Koke, aunque en seguida se aferró al discurso 'cholista' para decir que "estaban más rápidos, más intensos y no nos ha dado para igualar la intensidad de ellos". Sí, la famosa intensidad que nunca se sabe muy bien en qué consiste cuando hablamos de futbolistas profesionales.

La excepción fue una vez más Saúl, quien fue autocrítico con el equipo, empezando por él mismo, y apeló a cuestiones tácticas. "Los jugadores como yo debemos leer el partido y entender lo que está pasando para cambiarlo en el campo. Nos hicieron recular y cuando perdíamos el balón teníamos muchos metros por delante y se nos hacía difícil generar peligro. No supimos entender su juego y eso nos penalizó". ¿Acaso todo esto no lo vio Simeone? No, su única respuesta fue sacar a Joao Felix para intentar remontar el gol alemán, algo que el joven portugués intentó, pero no le dio tiempo y estuvo muy solo.

Cabe recordar que el ideario del Cholo es muy simple e incluso presume de él: "Me canso de escuchar que hay que jugar bien, pero cuando llega una final del mundo todos quieren ganar... No importa cómo la gane. Tengo que jugar como el equipo me permita ganar. Tengo que intentar ganar porque si no te echan". Pero, no, el Cholo no ha ganado nada esta temporada y no le van a echar. Es más, ni siquiera está cuestionado ni se permite que se le cuestione. Es intocable. Todo lo contrario de lo que sucede, por ejemplo, con Pep Guardiola, a quien parece estar prohibido defender cuando no gana. El Manchester City también cayó contra pronóstico, pero al menos jugó para intentar ganar y no para intentar no perder, como hizo el Atlético de Simeone.

placeholder Pep Guardiola, durante los cuartos de final contra el Olympique de Lyon en Lisboa. (EFE)
Pep Guardiola, durante los cuartos de final contra el Olympique de Lyon en Lisboa. (EFE)

Las claves de Angeliño

En el rival y verdugo de los rojiblancos juega un español, de nombre completamente desconocido, José Ángel Esmoris Tasende, pues todos le llaman Angeliño. Este gallego de 23 años está cedido en el Leipzig por el Manchester City, donde ha tenido la oportunidad de entrenar y aprender de Guardiola. En una interesantísima entrevista con Ladislao Moñino en 'El País', el lateral izquierdo confiesa que "percibo que hay algo que me hace sentir en el campo más seguro con la pelota en las soluciones a la hora del último pase. Son conceptos que hemos entrenado y ahora me salen natural. Elijo mejor a quién dársela o en qué momento. Es ir hacia alguien y no pasarla hasta que los tengas al lado, son conceptos básicos de Pep que me han ayudado mucho". Esta es la diferencia entre un entrenador que entrena para jugar y otro que pregona que solo le importa ganar...

Angeliño comenta sobre Nagelsmann, su actual técnico, "lo increíblemente parecido que es a Guardiola a la hora de entrenar. Siempre suelen tener la clave de los partidos y preparan algo específico que funcione contra el rival. Ser dominadores desde el balón y disfrutar de él es el punto fuerte del Leipzig. En la mayoría de los partidos de la Bundesliga y de la Champions hemos sido dominantes y eso se disfruta. Nagelsmann da confianza al jugador. A mí, que venía de jugar poco en el City, me la dio desde el primer día. Aquí me permitieron expresarme, no te limitan, te dejan hacer lo que quieras, pero siempre hay que tener el balón e intentar encontrar la mejor solución. Creemos en la idea de nuestro entrenador, nos gusta la forma en la que jugamos y disfrutamos".

Por cierto, decir, como dijo Cerezo, que el Atlético de Madrid "ha hecho una muy buena temporada porque nos hemos clasificado para la Champions, hemos quedado entre los tres primeros y hemos llegado a cuartos de final de la Champions" es una falacia. El equipo rojiblanco no ha logrado menos, pero tampoco más, de lo esperado y exigible en cuanto a resultados, mientras que de su fútbol, poco se puede decir. Y este es el fiel reflejo del acomodamiento, además del victimismo, que le impide crecer futbolísticamente y en el que se ha instalado el equipo rojiblanco.

Foto: Rodri, durante un partido con el Atlético de Madrid. (EFE) Opinión

Si sus incondicionales aficionados se conforman con ello, nada que objetar, pero es innegable que con esos futbolistas, por precio y calidad, se debe y se puede aspirar a más y, sobre todo, a hacerlo mejor. Sin poner en duda el "ganar, ganar, ganar y volver a ganar" que decía Luis Aragonés, sino con el objetivo de jugar a ganar y no jugar a no perder, la gran diferencia entre el fútbol de técnicos como Nagelsmann, Guardiola, Zidane o Lopetegui, y excelentes motivadores como Simeone, pero a quienes el fútbol nunca les deberá nada mientras paradójicamente gane más que ninguno.

Ya lo dijo Idan Ofer, el israelí que invirtió 50 millones de euros para hacerse con el 15% del club rojiblanco: "El Atlético de Madrid es lo mejor que puedes encontrar con propiedad privada". Y eso es lo que efectivamente es, una propiedad privada, de ahí que Cerezo diga que el que quiere un Atleti sin Simeone, que se compre un equipo y hagan las alineaciones. Aunque olvídense de cobrar lo que cobra el Cholo y de permitirse tener en el banquillo a un futbolista que costó 126 millones y solo jugó media hora. Eso sí, casualmente la mejor media hora de su equipo. Una pena que para su entrenador el talento esté siempre bajo sospecha y la figura sea él.

"Quien le discuta la alineación a Simeone, que se compre un equipo y las haga él". Conocida y respetable es la devoción que muchos aficionados del Atlético de Madrid sienten por el técnico argentino, su líder emocional e incluso espiritual. Pero que el presidente de su club, que en realidad no es suyo, porque es propiedad privada, responda como respondió Enrique Cerezo, les debería dar qué pensar. Cada uno se identifica y se siente representado por quien le da la gana, pero anteponer la figura del Cholo a la del propio Atleti es un grave error, al menos desde el punto de vista futbolístico.

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