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Las malas críticas de Mónica García a Smith y Hayek
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Juan Ramón Rallo

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Las malas críticas de Mónica García a Smith y Hayek

Si quiere criticarse el liberalismo en sus distintas variantes, hágase con un mínimo de rigor del que, por ahora, la lideresa de Más Madrid ha carecido

Foto: La líder de Más Madrid, Mónica García. (EFE)
La líder de Más Madrid, Mónica García. (EFE)

En su discurso de réplica a Isabel Díaz Ayuso, la nueva líder de la oposición madrileña, Mónica García, pretendió articular, con más voluntad que acierto, una diatriba contra el pensamiento liberal. En concreto, lo que dijo García fue lo siguiente:

"Pero sus mensajes, señora Ayuso, no por exitosos son novedosos. Mire, me atrevería a decir que vienen de la factoría más caduca y retrógrada de la historia. El 'a Madrid se viene a hacer lo que le da a uno la gana' es la traducción cañí del 'laissez faire' defendido por Adam Smith y Hayek hace nada menos que dos siglos".

De entrada, la candidata de Más Madrid comete un error clamoroso al ubicar a Adam Smith y a Hayek en el siglo XIX (¿allá por 1821?). Como es bien sabido, Adam Smith fue un pensador del siglo XVIII (vivió entre 1723 y 1790, y publicó su obra más conocida en 1776), mientras que Hayek fue un pensador esencialmente del siglo XX (nació en 1899 y murió en 1992). Es decir, que el fallecimiento del segundo se produjo más de dos siglos después que el del primero.

Foto: Ilustración: El Herrero.

Ubicar a ambos autores dentro del mismo periodo histórico no solo constituye una equivocación por el desconocimiento que manifiesta acerca de los dos intelectuales a los que se está criticando, sino también porque le impide a uno comprender el contexto ideológico dentro del que desarrollaron su pensamiento. Y no comprender ese contexto ideológico —cuáles eran las preguntas a las que cada uno de ellos intentaba dar respuesta y quiénes eran sus 'enemigos' intelectuales— te inhabilita para calificar el liberalismo como “la factoría más caduca y retrógrada de la historia”. ¿De verdad le parece a Mónica García que el liberalismo de Smith y Hayek es más retrógrado que aquellas ideologías que pretendían combatir?

Por ejemplo, Smith edificó su obra económica contra el mercantilismo. ¿Y qué era el mercantilismo? Algo similar a lo que hoy llamaríamos 'capitalismo de amiguetes': la instrumentalización del absolutismo estatal para redefinir los derechos de propiedad y otorgar privilegios a aquellos individuos y corporaciones que, cabildeo mediante, contaban con mejores conexiones políticas. ¿A Mónica García le parece que los gremios, los monopolios privados o los aranceles dirigidos a proteger a los grandes terratenientes locales son más progresistas que el liberalismo de Smith?

Foto: Imagen de Mohamed Hassan en Pixabay. Opinión
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O, por ejemplo, Hayek desarrolló su obra política contra el comunismo, contra el fascismo y contra aquellas democracias que importaran la estructura de control propia del comunismo o del fascismo. En 'Camino de servidumbre', verbigracia, Hayek nos alerta de que la derrota de la Alemania nazi no nos inmuniza frente al riesgo de que importemos los métodos de control de la economía que predicaban los nazis y que, en última instancia, implicaban un control potencial total de la sociedad (en contra de lecturas desnortadas del libro de Hayek, este no alertaba de que el estado de bienestar nos fuera a conducir necesariamente al totalitarismo). ¿A Mónica García le parece que el comunismo estalinista, el fascismo o asimilados institucionales son más progresistas que el liberalismo de Hayek?

Y es que, por último, también existe un muy importante error conceptual sobre cuál es el tipo de liberalismo que promovieron Smith y Hayek. Mónica García vincula a ambos autores con el 'laissez faire', pero ninguno de los dos encaja adecuadamente con esta descripción. Por un lado, el pensamiento político de Smith es bastante más ecléctico de lo que muchísimas personas tienden a imaginar. Por resumirlo en las palabras del gran economista Jacob Viner:

"Adam Smith no era un defensor doctrinario del 'laissez faire'. A su juicio, había muchas tareas que podían ser desempeñadas por el Gobierno; y estaba dispuesto a incrementarlas todavía más si se mejoraban los estándares de capacidad, honestidad y espíritu público de los gobernantes (…) [Es verdad que] Smith no tenía mucha confianza en la competencia y buena fe del Estado, pero porque sabía quiénes lo controlaban y a qué intereses servía (…) No obstante, era consciente de que, en ausencia de mejores instrumentos, el Estado era necesario para desempeñar tareas que los individuos no querían o no podían ejecutar. Smith no era de los que opinaban que el 'laissez faire' siempre era bueno o siempre era malo: esto dependía de las circunstancias y él siempre trató de considerar todas las circunstancias tan bien como fue capaz".

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A su vez, Hayek repudió frontalmente el 'laissez faire' en diversas ocasiones a lo largo de 'Camino de servidumbre'. Por ejemplo:

"Probablemente, nada haya hecho tanto daño a la causa liberal como la machacona insistencia de algunos liberales en ciertas reglas imprecisas como los principios del 'laissez faire'.

(…)

Es importante no confundir la crítica a este tipo de planificación estatal con la actitud dogmática del 'laissez faire'. El argumento liberal de que debemos hacer el mejor uso posible de las fuerzas de la competencia para coordinar los esfuerzos humanos no es un argumento a favor de dejar las cosas como están.

(…)

El término 'laissez faire' es una descripción muy ambigua y confusa de los principios en los que se fundamenta una política liberal".

Dejando de lado mis discrepancias personales con Smith y Hayek en esta materia (como el nombre de esta columna indica, yo sí defiendo el 'laissez faire'), lo que está claro es que ambos autores podrían encajar políticamente en lo que acaso hoy denominaríamos socioliberalismo (otra cuestión es que sus teorías sociales y económicas puedan compatibilizarse con la defensa del liberalismo libertario). Así que, una de dos: o Mónica García está diciéndonos que el socioliberalismo es más retrógrado que cualquier otra ideología incluyendo el liberalismo libertario o Mónica García vincula a ambos autores con una ideología que desde luego no era la suya. En cualquier caso, si quiere criticarse el liberalismo en sus distintas variantes, hágase con un mínimo de rigor del que, por ahora, la lideresa de Más Madrid ha carecido.

En su discurso de réplica a Isabel Díaz Ayuso, la nueva líder de la oposición madrileña, Mónica García, pretendió articular, con más voluntad que acierto, una diatriba contra el pensamiento liberal. En concreto, lo que dijo García fue lo siguiente:

Adam Smith Liberalismo Más Madrid
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