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La izquierda entra en pánico: ¿y si Elon Musk compra Twitter?
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Juan Ramón Rallo

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La izquierda entra en pánico: ¿y si Elon Musk compra Twitter?

Al entender de parte de la izquierda, Musk socavará la democracia, pero no por las opiniones que vaya a acallar, sino por las que vaya a permitir que se expresen

Foto: Elon Musk. (Reuters/Patrick T. Fallon)
Elon Musk. (Reuters/Patrick T. Fallon)
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Elon Musk ha hecho una oferta para adquirir el 100% de las acciones de Twitter. Según él mismo ha manifestado, solo controlando la compañía y sacándola de cotización cabe esperar que su modelo de negocio cambie radicalmente de rumbo: pasar de una expansiva moderación de los contenidos a una moderación minimalista porque, al entender de Musk, una moderación excesiva atenta contra la imprescindible libertad de expresión en democracia. Si Twitter actúa a efectos prácticos como una 'plaza pública' en la que se debate sobre asuntos políticos, moderar determinadas opiniones dentro de esa plaza pública puede sesgar el rumbo de las democracias en la dirección determinada por el moderador: de ahí que Musk abogue por un enfoque de 'manos libres' en que solo aquellos comentarios claramente delictivos (como las amenazas) sean vetados.

Personalmente, he defendido el derecho de Twitter, como empresa privada, a fijar sus reglas internas de moderación, puesto que no es evidente cuáles funcionan mejor que otras y, por tanto, no queda otro remedio que experimentar con diversas opciones para descubrirlo: y quien posee un derecho prioritario a esa experimentación son los creadores y administradores de esa red social, esto es, el consejo de administración de Twitter y, en última instancia, sus accionistas. Sin embargo, y aun reconociéndole el derecho a marcar sus reglas internas de moderación, mi preferencia personal como usuario se inclina más hacia una red social como la que propugna Musk: de ahí que observe con simpatía sus planes para adquirir la compañía y modificar las reglas de moderación internas.

Foto: Elon Musk, fundador de Tesla. (Reuters/Hannibal Hanschke) Opinión
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Amplios sectores de la izquierda estadounidense, sin embargo, han criticado con dureza la posibilidad de que el hombre más rico del mundo acabe comprando Twitter: pero no, como había sido habitual entre la izquierda, porque teman que Musk vaya a adquirir un medio de comunicación para censurar aquellas opiniones que no resultan convenientes a sus intereses, sino porque temen que vaya a censurar (moderar) mucho menos que hasta ahora.

Así, por ejemplo, el exeditor del 'Chicago Tribune' Mark Jacob lamentó la oferta pública de adquisición de Musk instándole a que monte su propia plataforma en lugar de meter sus narices en Twitter: “Elon Musk son malas noticias. Debería crear su propia red social, por ejemplo Red Social Oligarca, y dejar Twitter en paz”. No queda demasiado claro por qué Jacob considera que reducir la moderación en Twitter convertirá esa red social en un reducto de oligarcas en lugar de ampliar la tipología de usuarios potenciales de la misma: más bien parecería ser al revés, a saber, que mayor moderación acabe convirtiendo esta red social en un reducto crecientemente elitista.

Foto: Foto: EPA/Alexander Becher Opinión
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Asimismo, Felix Salmon también dejó constancia de su desacuerdo señalando: “El hombre más rico del mundo (alguien a quien ya se suele comparar con Iron man de Marvel) se está comportando crecientemente como un supervillano de película, controlando recursos aparentemente ilimitados con los que financiar sus tropelías”. Nuevamente, no queda claro por qué reducir la moderación en Twitter constituye una tropelía tal que convierta a alguien en un villano: más bien, la intuición parece ser la opuesta, a saber, que ampliar el tipo de mensajes que pueden publicarse dentro de Twitter constituye una heroicidad que facilitará el debate sin cortapisas dentro de esta red social.

Pero acaso comprendamos mejor en qué sentido la izquierda estadounidense caracteriza a Musk como un villano si atendemos a la opinión del exsecretario de Trabajo de Bill Clinton Robert Reich: “¿Alguien más está preocupado de que otro oligarca controle otra fuente de información? A Trump no se le debe permitir volver nunca a Twitter”. Es decir, que el problema de que el hombre más rico del mundo compre Twitter no reside en aquellos a los que va a acallar, sino en aquellos a los que va a dejar hablar. Pero si Trump no puede volver a Twitter aun cuando sus propietarios estén de acuerdo con que regrese, ¿deberíamos impedirle a Trump expresarse desde cualquier medio o solo desde Twitter (y si es así, ¿por qué solo desde Twitter?).

Foto: EC

En ese mismo sentido —que la supervivencia de la democracia requiere de acallar ciertas expresiones— se expresa Max Boot: “Estoy aterrado por el impacto en la sociedad y en la política que tendría una adquisición de Twitter por parte de Elon Musk. Él parece creer que en las redes sociales todo vale. Pero para que sobreviva la democracia, necesitamos de más moderación [de comentarios], no menos”. Y también sostiene eso mismo, aunque de un modo más hiperbólico, Jeff Jarvis: “Hoy Twitter se parece a la última tarde en un club nocturno berlinés ante el crepúsculo de la República de Weimar”.

Que Musk amplíe las opciones de expresarse dentro de Twitter socava, al entender de parte de la izquierda, la democracia: no por las opiniones que vaya a acallar, sino por las que vaya a permitir que se expresen. En tal caso, ¿no resultaría entonces legítimo que la democracia se defienda de oligarcas como Musk regulando Twitter para restringir la libertad de expresión dentro de él? Porque ese es el mensaje que están enviando: si Musk no quiere moderar, el Estado moderará por él para expulsar a los indeseables de ese foro público.

Como ya he dicho, creo que Twitter y cualquier otra plataforma o medio de comunicación tienen derecho a autoorganizarse internamente, pero el llamamiento que están efectuando ciertos sectores de la izquierda ante la posibilidad de que Twitter se vuelva más laxo en la moderación de comentarios es uno y bien claro: la censura de aquellos que se salgan de los cánones de lo que ellos juzgan democráticamente admisible. Tan censura sería obligar a Twitter a cerrar ciertas cuentas como prohibir a un periódico que publique a ciertos articulistas.

Elon Musk ha hecho una oferta para adquirir el 100% de las acciones de Twitter. Según él mismo ha manifestado, solo controlando la compañía y sacándola de cotización cabe esperar que su modelo de negocio cambie radicalmente de rumbo: pasar de una expansiva moderación de los contenidos a una moderación minimalista porque, al entender de Musk, una moderación excesiva atenta contra la imprescindible libertad de expresión en democracia. Si Twitter actúa a efectos prácticos como una 'plaza pública' en la que se debate sobre asuntos políticos, moderar determinadas opiniones dentro de esa plaza pública puede sesgar el rumbo de las democracias en la dirección determinada por el moderador: de ahí que Musk abogue por un enfoque de 'manos libres' en que solo aquellos comentarios claramente delictivos (como las amenazas) sean vetados.

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