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El Gobierno vuelve a mentirnos con las pensiones
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Juan Ramón Rallo

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El Gobierno vuelve a mentirnos con las pensiones

El Gobierno no puede decirnos la verdad porque la verdad es dolorosa, los ciudadanos no quieren escucharla y nuestros gobernantes prefieren el poder antes que ser honestos

Foto: El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. (EFE/Fernando Alvarado)
El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. (EFE/Fernando Alvarado)
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El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, pretende reformar la Seguridad Social aplicando nuevos recortes para muchos ciudadanos, tanto en su calidad de cotizantes como de futuros pensionistas. Por un lado, Escrivá elevará las cotizaciones sociales de todos los trabajadores y destopará progresivamente la base máxima de cotización sin incrementar la pensión máxima en la misma proporción (un impuesto puro sobre el trabajo); por otro, alargará el periodo de cómputo de la base reguladora hasta 30 años, permitiendo que los cotizantes descarten los dos peores. En otras palabras, los trabajadores más cualificados pagarán mucho más en cotizaciones (perjudicados) y aquellos asalariados con carreras profesionales estables y ascendentes verán reducidas sus pensiones futuras (perjudicados). La propuesta de Escrivá destapa dos mentiras que nos ha estado relatando el ministro desde que tomó posesión del cargo (y, en cierto modo, incluso con anterioridad) pero que a nadie parecen escandalizar.

La primera mentira de Escrivá es que, según nos decía, el sistema de pensiones español resultaba perfectamente sostenible tan solo alargando la edad efectiva de jubilación y sin necesidad de adoptar nuevas medidas: si ello fuera así, ¿por qué Escrivá incrementa las cotizaciones sociales de todos los trabajadores? ¿Por qué destopa las bases máximas de cotización? ¿Por qué alarga el periodo de cómputo de la base reguladora hasta 30 años? Si todo lo anterior es innecesario, ¿para qué lo hace? Y si todo lo anterior es necesario, ¿en qué sentido cabía decir que el sistema era perfectamente sostenible meramente alargando la edad efectiva de jubilación? Se mire como se mire, el ministro nos mintió: y nos mintió para que su Gobierno pudiera colgarse la medalla de derogar irresponsablemente la reforma de las pensiones de 2013 tratando de comprar el voto de aquellos pensionistas a quienes se les revalorizaba la pensión según el IPC.

La segunda mentira de Escrivá es que, según nos decía, en ningún caso se iba a tocar el periodo de cómputo de la base reguladora: “El periodo de cálculo no es ni de lejos el elemento central de lo que estamos discutiendo (…) Se está desviando la atención con un tema que no ha existido y que no va a existir”, le espetó a Alsina. Meses más tarde, en una entrevista en RNE, el ministro culpó a Pablo Iglesias de haber creado una serpiente de verano —el presunto alargamiento del periodo de cálculo que estaba preparando el Gobierno—, la cual iba y venía en los medios de comunicación sin ningún fundamento porque ese no era un asunto relevante para el ministerio. Además, en todo momento Escrivá repitió que Bruselas no nos obligaba a acometer semejante reforma y que los periodistas estaban malinterpretando una cajita que se había incluido en el programa de reformas comprometido con la Comisión Europea en que se especificaba que se alargaría el periodo de cómputo de la base reguladora para algunas profesiones. Pues bien, siendo un asunto secundario que ni existía ni iba a existir, ¿qué sentido tiene que ahora sí exista cuando, para más inri, cuenta con una frontal oposición del socio de gobierno y pieza clave para permitir su aprobación parlamentaria? ¿Acaso sí era un asunto que existía e iba a seguir existiendo por no ser tan secundario o tan potestativo frente a Bruselas como nos decía Escrivá? Se mire como se mire, el ministro nos mintió.

En definitiva, el Gobierno, este, pero también todos los anteriores, sigue mintiendo a la población en materia de pensiones. No pueden decirnos la verdad porque la verdad es dolorosa, los ciudadanos no quieren escucharla y nuestros gobernantes prefieren mantenerse en el poder antes que ser honestos. Y lo peor de todo es que esta reforma-recorte rebozada entre embustes tampoco será suficiente para garantizar la sostenibilidad futura de nuestro sistema de pensiones, tal como nos aseguran ahora desde el Gobierno… con la misma sinceridad con la que aseguraban hace dos años que no serían necesarios más recortes. Escrivá toma medidas insuficientes con la única intención de tratar de engañar a Bruselas para que libere el dinero comprometido: pero el verdadero ajuste se lo deja como herencia envenenada a futuros gobiernos.

El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, pretende reformar la Seguridad Social aplicando nuevos recortes para muchos ciudadanos, tanto en su calidad de cotizantes como de futuros pensionistas. Por un lado, Escrivá elevará las cotizaciones sociales de todos los trabajadores y destopará progresivamente la base máxima de cotización sin incrementar la pensión máxima en la misma proporción (un impuesto puro sobre el trabajo); por otro, alargará el periodo de cómputo de la base reguladora hasta 30 años, permitiendo que los cotizantes descarten los dos peores. En otras palabras, los trabajadores más cualificados pagarán mucho más en cotizaciones (perjudicados) y aquellos asalariados con carreras profesionales estables y ascendentes verán reducidas sus pensiones futuras (perjudicados). La propuesta de Escrivá destapa dos mentiras que nos ha estado relatando el ministro desde que tomó posesión del cargo (y, en cierto modo, incluso con anterioridad) pero que a nadie parecen escandalizar.

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