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Antonio Casado

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Marianismo en formato libro

Hoy se presenta en sociedad el libro de Rajoy 'Política para adultos'. Una lúcida reflexión sobre el aquí y ahora. El alegato de un expresidente contra la infantilización de la política nacional

Foto: El expresidente del Gobierno Mariano Rajoy. (EFE/Mariscal)
El expresidente del Gobierno Mariano Rajoy. (EFE/Mariscal)

Nunca hubo poesía en las políticas de Mariano Rajoy (Santiago de Compostela, marzo de 1955). No le hizo ninguna falta. “Lo mío es la prosa”, dijo al entonces editor del 'Finantial Times', Lionel Barber, cuando todo el mundo cantaba el inminente rescate de España (principios de 2013).

Lo último que podía esperar un gobernante angustiado por el desempleo, la prima de riesgo, el desbocado déficit público, la pobreza, la situación de las pensiones, etc., era aquella pregunta del brillante periodista británico: “¿Qué lugar ocupa la poesía en sus ambiciones políticas?”.

La poesía no resuelve los problemas reales de los ciudadanos. Y las simplezas del populismo, tampoco. Hablar de “capitalismo de amiguetes”, “derechita cobarde”, “puertas giratorias”, “la casta”, “feminazis”, “la democracia está por encima de la ley”, incendia los ánimos y alimenta la trifulca partidista, pero aleja al político de las verdaderas preocupaciones de la gente.

La infantilización como anomalía de la década 2011-2021, sobre el papel pautado de las redes, las tertulias mediáticas y el 'chisgarabiseo'

Marianismo químicamente puro, que vuelve en formato libro. Hoy se presenta en sociedad 'Política para adultos' (Plaza Janés). No es de memorias, como lo fue ' Una España mejor' (noviembre de 2019), sino una lúcida reflexión sobre el aquí y ahora. La resultante es un alegato del expresidente del Gobierno (2012-2018) contra la infantilización de la política nacional.

La infantilización como anomalía de la década 2011-2021, sobre el papel pautado de las redes sociales, las tertulias mediáticas y el incesante 'chisgarabiseo' de voces y ecos. De Donald Trump a Iglesias Turrión. De Tsipras a Abascal. Los síntomas del trastorno son diversos: populismo, polarización, demagogia. Tan diversos como los valores lastimados: el sentido común, la verdad, el respeto a la palabra dada, la ley y las instituciones.

Rajoy diseña un mapa ideológico compatible con el pensar y el sentir de la inmensa mayoría de los españoles. ¿Quién no lo firmaría como catálogo de exigencias básicas a quienes nos gobiernan o aspiran a gobernarnos?

"Soy un derechista de provincias", dice en distancia corta. "Pero con Rubalcaba pacté la renovación del CGPJ en 15 minutos", añade

Pero la marca es la marca. Y la presentación del libro (Real Casino de Madrid, 19:00), con masiva asistencia de exministros y dirigentes del PP, con Pablo Casado a la cabeza, entrará en los circuitos mediáticos como reafirmación de la derecha, que viene crecida en las encuestas al uso.

El expresidente lo asume. Con matizaciones. “Soy un derechista de provincias”, le oigo decir en distancia corta. “Pero con Rubalcaba yo pacté la renovación del CGPJ en 15 minutos”, añade. Así alude a la necesidad de preservar espacios compartidos entre dirigentes políticos, sin renunciar a la pugna por lo que los distingue.

Foto: Mariano Rajoy y Felipe González en La Toja. (EFE)

Esa es la clave de su pensamiento. Contra los alquimistas de la política y a favor de la aburrida estabilidad mediante la forja de consensos en asuntos de cimiento común en los dos pilares centrales del sistema, el derecho y el izquierdo. Por ejemplo: el Estado de derecho, la soberanía nacional, la integridad territorial. Asuntos tan serios que no caben en un tuit.

Enfrente, el adanismo de quienes llegan a la política sin ver más allá del próximo cuarto de hora. “Una forma adolescente, por no decir infantil, de relacionarse con la realidad”, leo. Efectivamente, bastó en cuarto de hora para que Iglesias y Rivera, nuestros dos apóstoles de la 'nueva política', se perdieran en la polvareda. En el caso de Iglesias, el “no nos representan” duro hasta que “los que presumían de ser los auténticos representantes del pueblo pasaron a comportarse no igual que sus predecesores, sino bastante peor”.

Nunca hubo poesía en las políticas de Mariano Rajoy (Santiago de Compostela, marzo de 1955). No le hizo ninguna falta. “Lo mío es la prosa”, dijo al entonces editor del 'Finantial Times', Lionel Barber, cuando todo el mundo cantaba el inminente rescate de España (principios de 2013).

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