Al Grano
Por
Pacificador Rubalcaba y cultura de partido
El desembarco del Gobierno de Sánchez en el premio Rojana desactivó el malestar de la vieja guardia del PSOE
Versión libre del evento recordatorio de Alfredo Pérez Rubalcaba, el martes pasado en la Residencia de Estudiantes de Madrid: el desembarco del Gobierno de Pedro Sánchez convirtió la entrega del premio Rojana a Paca Sauquillo en un gran acto de simulación.
Una versión menos maliciosa y más positiva interpretaría el sosegado reencuentro de la nomenclatura sanchista con la vieja guardia del PSOE como una exigencia del patriotismo de partido en vísperas de unas decisivas elecciones generales.
Las dos valen. Veamos:
Era la tercera edición del premio que concede la Fundación Felipe González, con representación institucional no registrada en las dos ediciones anteriores. La ausencia del presidente del Gobierno y líder del PSOE, reclamado por un diario económico que estaba de aniversario, fue compensada por la presencia de cinco ministros (Bolaños, Marlaska, Ribera, Robles, Rodríguez), así como por la de los hombres de Sánchez en la sala de máquinas de la Moncloa (Óscar López y Antonio Hernando) y el Parlamento (Patxi López), que alternaron sin entrar en detalles con figuras de etapas anteriores (Felipe González, Almunia, Elena Valenciano, Guerrero, Eguiagaray, Lissavetzky…).
O sea, que el desembarco desactivó el malestar de la vieja guardia frente a un PSOE confuso y desorientado y se tuvo la fiesta en paz. Planeó la “cultura de partido”, invocada expresamente en sus discursos por Gregorio Martínez (Goyo, estrecho colaborador de Rubalcaba) y por Paca Sauquillo, en sus palabras de aceptación del premio. Tampoco hubo reproches en boca de Javier Lambán, sepultado por un enjambre de cámaras y micrófonos. Solo un sentido canto a la historia del PSOE como partido imbricado en la sociedad e imprescindible en el devenir del país.
Mirando al líder socialista aragonés, se comentó en los corrillos que el espíritu pacificador de Rubalcaba tuvo más capacidad de convocatoria que el Comité Federal del fin de semana. Y algún antiguo asesor de Felipe González dijo que veía “gris marengo” el color del PSOE de cara a las urnas de julio.
Pero desde la tribuna, el mencionado Gregorio Martínez arremetió contra quienes caen en la tentación de utilizar la figura de Alfredo Pérez Rubalcaba contra su propio partido, porque en vida él no lo hubiera tolerado jamás. Paca Sauquillo hizo un llamamiento al cierre de filas para que el PSOE vuelva a ganar las elecciones. Y Joan Manuel Serrat, que entregó el premio como premiado del año anterior, recomendó a los actuales dirigentes el uso de los vídeos de Rubalcaba antes de tomar decisiones.
Fue inevitable que la dinámica preelectoral se colase en las conversaciones al final del acto. Con repaso al minuto y resultado de la actualidad. Después de haber escuchado a Goyo y a Paca, afloraba una constante: más PSOE y menos Sánchez. Era una derivada en los comentarios sobre el protagonismo otorgado a la vicepresidenta Nadia Calviño, que ni es PSOE ni está en las listas del 23-J.
El emplazamiento del “nadie” del PP a medirse con la Nadia de Sánchez en materia económica es ocurrencia y decisión personal del presidente del Gobierno. Lo cual me remite casi sin querer a un reciente artículo de Manuel Cruz sobre el libro
Pregunta inocente: ¿estaría pensando en Pedro Sánchez?
Versión libre del evento recordatorio de Alfredo Pérez Rubalcaba, el martes pasado en la Residencia de Estudiantes de Madrid: el desembarco del Gobierno de Pedro Sánchez convirtió la entrega del premio Rojana a Paca Sauquillo en un gran acto de simulación.
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