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La embajadora y el comodín del antisemitismo
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Antonio Casado

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La embajadora y el comodín del antisemitismo

Civiles y terroristas mueren amontonados en escandalosa desproporción. Y criticarlo no es ponerse al lado de Hamás

Foto: La embajadora de Israel, Rodica Radian-Gordon. (EFE/Zipi)
La embajadora de Israel, Rodica Radian-Gordon. (EFE/Zipi)
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Ante un grupo de periodistas españoles, momentos antes de su cita con Sánchez en la Moncloa, sostenía la embajadora de Israel en Madrid, Rodica Radian-Gordon, que Hamás está ganando la batalla mediática en España, donde los brotes “de antisemitismo” reaparecen incluso dentro del Gobierno.

No se refería precisamente a la parte socialista, con la que ha hecho las paces tras el “inamistoso” comunicado de la embajada contra los ministros “alineados con los terroristas de Hamás”, dice. Esa fue la acusación antes de que el ministro Albares diera por zanjado el incidente diplomático.

Foto: El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, este martes, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. (EFE/Kiko Huesca)

Con razón se quejó la embajadora de que el exvicepresidente del Gobierno y ahora líder fáctico de Podemos, Iglesias Turrión, banalizase irresponsablemente la amarga memoria del Holocausto al declarar que “Israel ha convertido la Franja de Gaza en un campo de exterminio”. Pero también me parece injusto que recurra al comodín del antisemitismo para explicar la facilidad con la que, según ella, estaría calando la propaganda de Hamás mientras cuestionamos el relato de Israel sobre lo ocurrido tras el ataque terrorista de Hamás a la indefensa población civil al sur de Israel.

Cinco familiares de israelíes secuestrados por Hamás han venido expresamente a España para explicar su calvario. Mañana, jueves, comparecerán en rueda de prensa en la sede de la comunidad judía de Madrid (Balmes 3). Estaremos allí para escucharlos y expresarles nuestra solidaridad. Es compatible con la compasión y la solidaridad debida a los palestinos de Gaza, condenados a toda clase de padecimientos. Los que impone desde dentro un grupo de visionarios que los utilizan de escudos humanos. Y los que impone desde fuera un opresivo régimen de ocupación que se prolonga desde hace 75 años.

Cinco familiares de israelíes secuestrados por Hamás vienen a Madrid a explicar su calvario ante la opinión pública española

No es verdad que, como dice la embajadora, Israel esté perdiendo la guerra mediática porque la propaganda de Hamás resulte más eficiente. Nadie pone en duda su legítimo derecho a protegerse, a sentirse seguro, a defenderse de sus enemigos y a desmontar las mentiras de Hamás. También debe entender a quienes, sin dejar de deplorar los ataques terroristas del 7 de octubre, censuramos el uso desproporcionado de la fuerza militar como respuesta, en estricta coincidencia con las alertas de la ONU porque se están triplicando los ataques por tierra y aire contra la Franja.

Los cazas israelíes bombardean sin oposición aérea. Aunque se trate de suprimir la capacidad operativa de Hamás, la cruel realidad es que civiles y presuntos terroristas mueren amontonados en escandalosa desproporción. Criticarlo no significa ponerse al lado de Hamás. Es apelar a la legalidad internacional, los derechos humanos y la contención en el uso de las armas. Y no ante la parte del conflicto que asesina en nombre de Alá.

Nos propone la embajadora de Israel que todos nos esforcemos en extender una cultura de la paz como antídoto de la ira antijudía que, según ella, se extiende por Europa. Amén. Pero ella debe entender también que, si criticamos la política de hechos consumados de Israel a lo largo de los años, o el sistemático incumplimiento de las resoluciones de la ONU, con la indolencia cómplice de Estados Unidos, no es por un insuperable y reaccionario ataque de antisemitismo.

Propone la embajadora extender una "cultura de la paz" como antídoto de la ira antijudía que, según ella, se extiende por Europa

Lo hacemos ante los nuestros. Ante la parte del conflicto que comparte nuestros valores. Son los mismos: democracia, libertad, laicismo, ley, humanismo. Nada que ver con esa patología residual que, mire usted, da lugar a una curiosa coincidencia antisemita de efecto retroactivo. La de Iglesias Turrión y el general Franco, por aquello de la "tradicional amistad de España con los pueblos árabes". Quién nos lo iba a decir.

Ante un grupo de periodistas españoles, momentos antes de su cita con Sánchez en la Moncloa, sostenía la embajadora de Israel en Madrid, Rodica Radian-Gordon, que Hamás está ganando la batalla mediática en España, donde los brotes “de antisemitismo” reaparecen incluso dentro del Gobierno.

Conflicto árabe-israelí
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