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Al Grano
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¿A quién creer en el cerco judicial sobre Sánchez?
Hace más de 30 años Fernando Savater dejó escrito que apelar a la ética como antídoto de la corrupción es querer apagar un fuego con agua bendita. Confiemos en el trabajo de la Guardia Civil y los jueces
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En su declaración de ayer en el Tribunal Supremo, Koldo García arropó a su antiguo jefe, el exministro Ábalos, sintonizando con el superministro Bolaños y la ministra portavoz, Pilar Alegría, que desmintieron todo lo que había declarado el comisionista Aldama porque “una cosa es colaborar con la Justicia y otra difamar”. Por ejemplo, que no hay nada de nada respecto a la parte de los tres o cuatro millones de las “mordidas” que supuestamente acabó en Ferraz para la financiación del partido.
Imposible no ruborizarse si además se denuncia una connivencia del PP con la Justicia para tumbar a Sánchez. Ningún pudor, aunque se desborde el sentido común hasta límites insospechados, como hace la vicepresidenta, María Jesús Montero, cuando relaciona el cerco judicial a Sánchez con la atávica tendencia de la derecha a creer que “el poder le pertenece”, “por razones de cuna, estatus y por riqueza”.
¿A quién creer? ¿Cómo abrirse paso entre las ruinas de la confianza en la clase gobernante?
Hace más de 30 años Fernando Savater dejó escrito que apelar a la ética como antídoto de la corrupción es apagar un fuego con agua bendita. Aparquemos, pues, las partituras morales. Mejor centrarse en la aplicación de las leyes mediante las acciones policiales y judiciales como resortes contra la falta de vergüenza de un Gobierno cuya única preocupación es buscar coartadas para justificar sus decisiones y encubrir sus deslices.
Si solo el 10% del relato de Aldama fuera cierto, lo de "Gobierno para rato" no pasaría de ser la fallida bengala de un náufrago
Frente a los informes de la Guardia Civil y los autos judiciales, rivalizan dos narrativas radicalmente contrapuestas:
Por un lado, el compadreo descrito por el corruptor Aldama, que con Ábalos y don Koldo compartía comisiones, señoritas y ascensor del ministro (cuando Ábalos era titular de Transportes, se entiende). Pero también compartía reuniones y noches electorales con los dirigentes de Ferraz. Sus denuncias incluyen mordidas, nidos de amor, pago en especie, financiación ilegal del PSOE. Si fuera cierto siquiera un 10% de lo que cuenta, lo de “Gobierno para rato” como grito motivante no pasaría de ser la fallida bengala de un náufrago.
Y por otro, la réplica de los señalados (Ábalos, Koldo, Torres…), oficializada en rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, como la gran mentira de un difamador. En la Moncloa y en Ferraz se habla de Víctor de Aldama como un impostor que maneja papeluchos, pruebas falsas, otro pequeño Nicolás, un desaforado fabricante de “inventadas (Sánchez dixit), injurias y calumnias (palabra de Bolaños), miente más que habla, etc.
Entre una versión y la otra el sentido común aconseja seguir el rastro policial y judicial de quien ya ha asumido su condición de “nexo corruptor” y las consecuencias que ello pueda acarrearle. Si Víctor de Aldama aparece como “corruptor” de una trama es porque otros, a quienes viene señalando, se dejaron corromper en su condición oficial de servidores públicos en distintos niveles de responsabilidad.
Tan simple como eso. Por muy corruptor que sea Aldama, su versión cuenta con el “yo sí te creo” de la opinión pública, o de una gran parte de esta. También tiene a su favor la “exposición motivada” del juez Martínez Arrieta (Audiencia Nacional), cuyo auto del 23 de octubre apreciaba “indicios suficientes” de varios supuestos delictivos: prevaricación, organización criminal, cohecho y tráfico de influencias. Más cercano en el tiempo, cuenta Aldama con el parecer del fiscal anticorrupción asignado al procedimiento por el que se investiga al exministro, que ayer mismo calificaba de “convincente” la declaración de Aldama ante el juez del Supremo, Leopoldo Puente.
Que cada uno decida a qué carta quedarse.
En su declaración de ayer en el Tribunal Supremo, Koldo García arropó a su antiguo jefe, el exministro Ábalos, sintonizando con el superministro Bolaños y la ministra portavoz, Pilar Alegría, que desmintieron todo lo que había declarado el comisionista Aldama porque “una cosa es colaborar con la Justicia y otra difamar”. Por ejemplo, que no hay nada de nada respecto a la parte de los tres o cuatro millones de las “mordidas” que supuestamente acabó en Ferraz para la financiación del partido.