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Espadas y la mosca de la fruta
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Fernando Matres

El Zaguán

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Espadas y la mosca de la fruta

Numerosos síntomas avisaban de que el líder del PSOE andaluz desconocía el camino para recuperar la confianza de los ciudadanos, pero la alerta en Ferraz no ha sonado hasta ahora

Foto: En primer plano, la ministra Montero, en segundo, Juan Espadas. (Europa Press/Fernando Sánchez)
En primer plano, la ministra Montero, en segundo, Juan Espadas. (Europa Press/Fernando Sánchez)
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Si una mosca de la fruta pierde la cabeza, puede seguir viva durante 24 horas, como si nada hubiera pasado, gracias a su sistema circulatorio abierto y su corazón abdominal. Es un fenómeno natural curioso, como el de las colas de algunos reptiles que continúan moviéndose pese a estar desprendidas de sus cuerpos, aunque mucho más llamativo por razones obvias. En Estados Unidos, se denomina “pato cojo” al cargo público que está en el tramo final de su mandato, sabe que no va a ser reelegido e incluso ya se conoce a su sucesor. Convendrán conmigo en que es mucho más sutil que te llamen “pato cojo” a “mosca de la fruta decapitada”, aunque ambas metáforas parecen encajar a la perfección con el momento actual de Juan Espadas.

Ya no es solo que el PSOE andaluz encadene cuatro derrotas electorales de manera consecutiva, sino que no se cansa de batir récords negativos: el PP ha ganado unas elecciones europeas por primera vez en su historia, un fortín socialista como la provincia de Sevilla también ha caído, los populares vencen en las ocho capitales…

La ruptura de una hegemonía que duró 40 años dejó paso a una consolidación de Juanma Moreno, para convertirse en un cambio de tendencia que está mutando en un giro sociológico que, a día de hoy, hace difícil contemplar al PSOE andaluz como una alternativa seria de gobierno. Y Andalucía es la comunidad que más diputados aporta al Congreso, con 61, por lo que resulta una plaza indispensable para poder pensar en llegar a la Moncloa.

A la frialdad de las cifras hay que añadirle “las sensaciones”, ese ente abstracto que igual vaticina que nada va a cambiar por sí solo cuando vuelvan a abrirse las urnas que anima a un ciclista a atacar en el ascenso al Tourmalet. Espadas jamás ha ofrecido hasta el momento la certeza de tener controlada la situación, más bien de desconocer cuál es el camino para recuperar la confianza de tantos andaluces que no hace tanto tiempo elegían siempre las mismas siglas en las papeletas.

Foto: El secretario del PSOE-A, Juan Espadas, en un debate en el Senado junto al presidente autonómico, Juanma Moreno. (Europa Press/Fernando Sánchez)

Había muchos síntomas que vaticinaban este desenlace, pero las alertas no han saltado en Ferraz hasta hace poco. Aunque tampoco habrá movimientos inminentes, porque la prioridad ahora es revolver el sudoku catalán y que afloje el vendaval sobre la denuncia a Begoña Gómez. Pero, como ocurre en el fútbol, la ratificación del entrenador es siempre el paso previo a su destitución. Y ya circulan nombres para sustituirlo en los pasillos, unos con más fuerza y tirón, como el de María Jesús Montero, y otros más para iniciados, como el diputado de Jaén Juanfran Serrano o la alcaldesa de San Fernando, Patricia Cavada.

Sinceramente, no surgen motivos que refuercen la continuidad de Espadas. En primer lugar, porque los resultados están ahí. En segundo, porque no parece capaz de ofrecer un argumento que le respalde, una estrategia que motive, una capacidad de conexión con los andaluces, algún hecho para la esperanza. Lejos de la autocrítica, se aferra a los bandazos por si en alguno de ellos suena la flauta y a que los números dicen que el PSOE obtuvo un respaldo superior en dos puntos a la media nacional en las pasadas europeas. O sea…

placeholder Espadas saluda a Moreno. (Europa Press / J. Olmo)
Espadas saluda a Moreno. (Europa Press / J. Olmo)

Suena a un odioso “yo ya lo dije”, aunque carece de mérito alguno, porque bastaba con ser un atento observador de la realidad política andaluza para ver numerosas “red flags”, por decirlo de un modo actual, que indicaban que ahí no era. Incluso en alguna ocasión, entre bromas y veras, hubo quien reprochó cierta supuesta tendencia a destacar solo aspectos negativos de la figura del exalcalde de Sevilla. Pero… cómo no hacerlo.

Hace justo dos años, un día después de que Juanma Moreno consiguiera la mayoría absoluta, escribí en este mismo Zaguán: “Pero Espadas no lo vio, o no quiso verlo, porque sus primeras palabras después de que la catástrofe se confirmara demostraron que parece no haber entendido nada. Sólo le faltó decir que el que recuenta los votos le tiene manía.

Foto: Sánchez y Espadas en el acto de cierre de campaña de los socialistas. (EFE/Julio Muñoz) Opinión
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Aquel artículo acababa con una reflexión que sigue siendo igual de válida: “Entre las luchas internas, un candidato designado por Pedro Sánchez para destronar a Susana Díaz y no para ganar votos, y una campaña dirigida desde la Moncloa y no desde San Vicente, han olvidado que las calles no hay que tomarlas el día después de las elecciones para movilizarse si no gusta el resultado, sino cada día durante los cuatro años antes. Andalucía avanza, rezaba el lema de Juanma Moreno. El PSOE parece volver a la casilla de salida”.

El 6 de enero de 2023, también este mismo rincón señalaba que “Espadas parece perdido en una tierra de nadie, sin encontrar su sitio, arrinconado entre la imagen moderada de Juanma Moreno, que le roba espacio en el centro, y los distintos matices de la izquierda fragmentada, que le restan protagonismo entre los votantes más progresistas. Además, ha vinculado su futuro al de Pedro Sánchez de manera inexorable”.

Foto: Pedro Sánchez junto a Juan Espadas, la exalcaldesa de Jerez Mamen Sánchez y Juan Carlos Ruiz Boiz, líder del PSOE de Cádiz. (EFE/Román Ríos)
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Una más. El 31 de agosto pasado, el artículo titulado Bienvenidos a Morenoland indicaba que Espadas “debe decidir qué quiere ser de mayor. Apostar por una estrategia unívoca. Fijar un objetivo y trazar un recorrido. Cambiar el gesto permanente de acabar de perder el autobús. Creerse, de una vez por todas, que es una alternativa de gobierno y no solo el líder de una presunta oposición”.

Sobre aviso no hay engaño. Cuando el relevo se produzca, habrá a quien le parezca justo o injusto, pero desde luego no debería sorprender.

Si una mosca de la fruta pierde la cabeza, puede seguir viva durante 24 horas, como si nada hubiera pasado, gracias a su sistema circulatorio abierto y su corazón abdominal. Es un fenómeno natural curioso, como el de las colas de algunos reptiles que continúan moviéndose pese a estar desprendidas de sus cuerpos, aunque mucho más llamativo por razones obvias. En Estados Unidos, se denomina “pato cojo” al cargo público que está en el tramo final de su mandato, sabe que no va a ser reelegido e incluso ya se conoce a su sucesor. Convendrán conmigo en que es mucho más sutil que te llamen “pato cojo” a “mosca de la fruta decapitada”, aunque ambas metáforas parecen encajar a la perfección con el momento actual de Juan Espadas.

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