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La productividad, vía prioritaria para que los valencianos no seamos más pobres que la media
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La productividad, vía prioritaria para que los valencianos no seamos más pobres que la media

El mercado de trabajo valenciano se ha mostrado más dinámico que la media nacional en estos tres años y medio, con un mayor aumento de la ocupación

Foto: Una fábrica de Valencia. (EFE/Kai Forsterling)
Una fábrica de Valencia. (EFE/Kai Forsterling)

En junio de 2022 arrancó el V Congreso de la Economía Valenciana. Tras dos anteriores jornadas en Alicante y Valencia, el Congreso se ha clausurado en Castellón. En el de Alicante, el foco se puso en la evolución de la economía valenciana en los últimos 40 años, coincidiendo con la aprobación en 1982 del Estatuto de Autonomía. En Valencia el centro de atención fue analizar la situación más reciente y los retos a los que se enfrenta la economía valenciana. En esta tercera jornada de Castellón, se ha hecho balance de la evolución desde el estallido de la crisis de la COVID-19, llevando el análisis hasta los datos más recientes de junio de 2023.

Este periodo analizado está marcado por el impacto de dos crisis: la de la pandemia y la de la guerra de Ucrania-Rusia. En esta tribuna presento a modo de conclusión los principales mensajes que allí yo mismo lancé en mi intervención, para que la sociedad en su conjunto y sus dirigentes sean conscientes de los muchos retos que la Comunidad Valenciana tiene por delante. La región ha recuperado en el primer trimestre de 2023 el PIB real de antes de la pandemia, siendo el nivel de junio de 2023 un 0,3% superior al de 2019. Es un crecimiento que solo supera en dos décimas el de la economía española.

Si ponemos en relación ese PIB con la población, tenemos una mala noticia para los valencianos, ya que el PIB per cápita en junio de 2023 es casi un 14,8% inferior al de España, habiéndose ampliado esa diferencia casi dos puntos porcentuales desde 2019. Esa mayor brecha no se debe como hemos visto a un menor crecimiento del PIB, sino a un incremento de la población. En cualquier caso, no por ello deja de ser preocupante esta divergencia con el bienestar medio de un ciudadano español, ya que lo que refleja es que atraemos población a la que no podemos dar empleo o a la que remuneramos con salarios por debajo de la media.

El mercado de trabajo valenciano se ha mostrado más dinámico que la media nacional en estos tres años y medio, con un mayor aumento de la ocupación. De esta forma, la tasa de paro ha convergido a la media nacional del 11,8% en el tercer trimestre de 2023. De este resultado se infiere otro mensaje preocupante y es que, si el PIB crece a un ritmo parecido al de España y el empleo valenciano crece más, eso implica que nos alejamos de la productividad media nacional.

Foto: Fábrica de Seat en Martorell (Barcelona). (Reuters/Albert Gea)

Aunque las exportaciones de bienes vienen creciendo con fuerza en los últimos años, las valencianas lo han hecho con menor intensidad en comparación con la media nacional, lo que implica que la economía valenciana ha perdido cuota en el total de exportaciones de España. Y aunque ha aumentado más en la Comunidad Valenciana el número de empresas exportadoras, ello no significa, como hemos visto, un mayor aumento de las exportaciones. Un rasgo muy positivo a destacar es la capacidad que ha mostrado la economía valenciana para atraer inversión directa extranjera. Ya lo hizo con intensidad en 2022, y más aún en el primer semestre de 2023. De esta forma, la región cada vez pesa más en el total de estas inversiones.

Por el contrario, un rasgo preocupante en la evolución reciente de la economía valenciana es que tiene unos costes laborales por unidad de valor añadido (indicador de competitividad) que a mediados de 2023 son un 2% superiores a la media nacional (menos competitivos), cuando en 2019 era un 1% inferiores. El motivo que explica esta pérdida de competitividad es que se ha ampliado la brecha que tenemos en productividad por ocupado, que se ha ampliado del 6,9% en 2019 al 10,1% en junio de 2023. Con esta pérdida relativa de productividad es lógico que nos distanciemos en PIB por habitante.

placeholder Una fábrica con naranjas. (EFE/Rafa Alcaide)
Una fábrica con naranjas. (EFE/Rafa Alcaide)

El reto de la productividad era y sigue siendo uno de los más importantes a afrontar, ya que si no cerramos la brecha no será posible converger al PIB por habitante, no ya de las regiones más prósperas, sino a la media nacional. Seguimos demasiados años anclados en la posición 12 del ranking de las comunidades, y, si incluimos a las ciudades autónomas, pasamos a la posición 13, ya que nos ha superado en PIB per cápita Ceuta. El problema de la baja productividad es doble: estamos especializados en ramas de actividad que aportan menor valor añadido por trabajador (menos productivas) y en la gran mayoría de los sectores productivos logramos niveles de productividad que están por debajo de la media nacional.

Casi el 85% del valor añadido que genera el sector privado valenciano lo aportan sectores menos productivos que sus homólogos nacionales. La Comunidad Valenciana tiene un reto muy importe que afrontar y que es un lastre para apoyar las políticas de desarrollo regional que necesita: su elevado déficit y endeudamiento público. En 2022 el déficit público valenciano fue el mayor de las regiones españolas, y nuestra deuda pública como porcentaje del PIB también es la mayor de España, casi duplicando la media (43,5% vs 23,2%). Hay que repetir hasta la saciedad que sin una reforma del injusto sistema de financiación autonómico se pone muy cuesta arriba garantizar el estado del bienestar y apoyar al mismo tiempo al tejido productivo.

El objetivo para los próximos años debe ser reducir la brecha que nos separa de la renta por habitante de España, lo que exige disminuir la diferencia de más del 10% que nos aleja en términos de productividad. Aumentar el esfuerzo inversor en los determinantes de la productividad (activos TIC, I+D, intangibles) y elevar el peso de los sectores que aportan más valor añadido por trabajador (estrechamente vinculados a la economía del conocimiento) son las vías para converger a las regiones más ricas y productivas. Los datos demuestran que el esfuerzo inversor que hace la Comunidad Valenciana en los determinantes señalados se sitúa por debajo de la media nacional.

En resumen, para tomar decisiones acertadas, es necesario ser conscientes de la realidad de la economía valenciana que aporta datos objetivos como los manejados. Y a partir de este diagnóstico que identifica nuestras debilidades (y también fortalezas), diseñar un plan de acción cuyo objetivo fundamental debe ser aumentar la productividad como vía para cerrar la amplia brecha de casi 15 puntos que separa la renta por habitante de un valenciano de la media nacional. Y deben ser conscientes tanto las empresas como nuestros dirigentes, poniendo el foco en ambos casos en la productividad.

*Joaquín Maudos es catedrático de economía de la Universidad de Valencia y director adjunto del Ivie

En junio de 2022 arrancó el V Congreso de la Economía Valenciana. Tras dos anteriores jornadas en Alicante y Valencia, el Congreso se ha clausurado en Castellón. En el de Alicante, el foco se puso en la evolución de la economía valenciana en los últimos 40 años, coincidiendo con la aprobación en 1982 del Estatuto de Autonomía. En Valencia el centro de atención fue analizar la situación más reciente y los retos a los que se enfrenta la economía valenciana. En esta tercera jornada de Castellón, se ha hecho balance de la evolución desde el estallido de la crisis de la COVID-19, llevando el análisis hasta los datos más recientes de junio de 2023.

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