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Nueva industria 5.0: sostenible, eficiente, competitiva, digital e internacional
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Nueva industria 5.0: sostenible, eficiente, competitiva, digital e internacional

Las actividades industriales con mayor presencia en la región son la cerámica, la agroalimentaria, la química y la automoción. Juntos generan cerca de 95.000 puestos de trabajo

Foto: La fábrica de Ford en Almussafes, en la Comunidad Valenciana. (EFE/Kai Forsterling)
La fábrica de Ford en Almussafes, en la Comunidad Valenciana. (EFE/Kai Forsterling)

La actividad industrial es un rasgo diferencial de la economía valenciana. Centrando el análisis en la economía de mercado, sin considerar el sector público, mientras que en España la industria aporta el 24% del PIB nacional, en la Comunidad Valenciana este porcentaje aumenta hasta el 28%. Además, es donde se localiza el 12% del empleo industrial de España. La industria cerámica, la agroalimentaria, la química y la automoción son los sectores industriales con mayor presencia en la región y juntos generan cerca de 95.000 puestos de trabajo, lo que significa más de un tercio del empleo industrial valenciano.

Desde hace tiempo, se lleva realizando un esfuerzo por recuperar la actividad industrial como un pilar fundamental de la economía valenciana. La crisis provocada por la COVID-19 ha permitido constatar la importancia de la proximidad de las empresas de distintos sectores y también de las distintas tareas de la cadena de valor dentro de un mismo sector. El objetivo es que en la Comunidad se localicen aquellas tareas que aporten mayor valor añadido, es decir, que desarrollen actividades intensivas tanto en capital humano como tecnológico.

Foto: Operarios trabajan en la planta que Ford tiene en la localidad valenciana de Almussafes. (EFE/Manuel Bruque) Opinión

El éxito del desarrollo del parque empresarial Parc Sagunt localizado en el centro del Arco Mediterráneo y considerado como la puerta nacional de tráfico de mercancías del sur de Europa y España, el refuerzo de la cadena de valor en la industria de la automoción con la implantación de la gigafactoría de baterías del grupo Volskwagen, el impulso de actividades aeronáuticas e industriales complementarias alrededor del Aeropuerto de Castellón y la competitividad internacional de la industria agroalimentaria valenciana son solo algunos ejemplos de que, no es que exista una reindustrialización, sino que se está generando una nueva industria 5.0 en la Comunidad: sostenible, eficiente, competitiva, digital e internacional.

Sin embargo, también hay que señalar algunos puntos débiles de la economía valenciana que pueden ralentizar ese auge industrial y frente a los que hay que actuar. El principal problema que arrastra es su bajo nivel de productividad. Los sectores privados valencianos muestran un nivel de productividad del trabajo un 8% inferior a la media nacional. Además, este rasgo no afecta a un reducido número de ramas de actividad, sino que es compartido por la mayoría de sectores. De los 60 sectores en que se divide la economía valenciana, solo en catorce la productividad del trabajo supera la media nacional. Estas ramas más productivas aportan el 17% del VAB (valor añadido bruto) del sector privado valenciano. Por tanto, un hecho preocupante a destacar es que el 83% del VAB valenciano lo generan sectores con niveles de productividad inferiores a sus homólogos en España.

Se puede decir que la actividad empresarial valenciana está poco especializada en aquellos sectores que aportan un mayor valor añadido por trabajador, como por ejemplo las telecomunicaciones, la industria farmacéutica, la industria metalúrgica, las actividades audiovisuales o los servicios de consultorías. Solo en el caso de la industria química, un sector con una elevada productividad por ocupado, su peso en la economía valenciana (2,42%) supera al dato nacional (1,37%).

La economía valenciana debe tener como objetivo ser capaz de competir en el actual escenario globalizado, y para ello su tejido empresarial debe fortalecerse y ganar en productividad y sostenibilidad, tanto económica como medioambiental. Para ello aparecen distintos aspectos que deberán ser abordados en el corto plazo, entre otros: reducir los impactos que la actividad económica genera en el medio ambiente (transición ecológica), incorporar conocimiento en los procesos y en la toma de decisiones (capital humano) y promover la digitalización y la inversión en I+D+i en las empresas (capital tecnológico).

La cualificación de los recursos humanos que utilizan las empresas condiciona el desarrollo de las actividades más generadoras de valor en la economía actual. En la actualidad, del millón de personas que en la Comunidad Valenciana tiene estudios superiores (universitarios o FP Superior) el 92% está trabajando. Poner al frente de las empresas a profesionales capaces de definir una buena estrategia de desarrollo será fundamental para el futuro de la Comunitat.

Foto: Un estudio desvela cuáles son las mejores empresas para trabajar en España según los universitarios. (EFE / Biel Aliño)

Otro aspecto que se debe potenciar es la inversión empresarial en activos intangibles. Invertir en innovación, tanto de proceso como de producto, en el diseño de marca, en software y en la formación continua de los trabajadores permitirá seguir mejorando los niveles de competitividad de los sectores. En la actualidad, la inversión en I+D del sector empresarial en la Comunidad Valenciana se sitúa en el 0,57% del PIB, por debajo del 0,8% de la media nacional, y lejos del 1,8% del tejido empresarial vasco o del 1,1% de Madrid y Cataluña.

Para cerrar la brecha que nos separa de los niveles de productividad de España, conviene transformar poco a poco el tejido productivo valenciano, dirigiendo los recursos hacia aquellos sectores que alcanzan mayores niveles de productividad (telecomunicaciones, servicios de I+D, servicios audiovisuales, industria farmacéutica…). Además, es importante seguir reforzando aquellos sectores con elevados niveles de productividad, y cuya presencia también es mayor en la Comunidad. Es el caso de los sectores de la automoción, la cerámica, la industria química o la industria de fabricación de material y equipo eléctrico.

Foto: La conectividad es clave para acceder a las nuevas formas de producción. Opinión

Adicionalmente, todos los sectores de actividad relacionados con la sostenibilidad medioambiental (fabricación de otros medios de transporte y sectores vinculados a las energías renovables) y con la generación de conocimiento (diseño o tratamiento de big data) pueden tener un importante margen de crecimiento en los próximos años.

En definitiva, la política industrial debe seguir siendo una prioridad en la Comunidad Valenciana. La atracción de grandes empresas debe servir de arrastre para incorporar la I+D+i y la digitalización en las pymes valencianas, y el desarrollo de nuevas actividades industriales para renovar la industria tradicional y hacerla más productiva y competitiva. Todo ello sin olvidar que esta mayor competitividad tiene que ir ligada a una responsabilidad corporativa tanto en el ámbito medioambiental como en el social.

* Juan Pérez Ballester, técnico del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas

La actividad industrial es un rasgo diferencial de la economía valenciana. Centrando el análisis en la economía de mercado, sin considerar el sector público, mientras que en España la industria aporta el 24% del PIB nacional, en la Comunidad Valenciana este porcentaje aumenta hasta el 28%. Además, es donde se localiza el 12% del empleo industrial de España. La industria cerámica, la agroalimentaria, la química y la automoción son los sectores industriales con mayor presencia en la región y juntos generan cerca de 95.000 puestos de trabajo, lo que significa más de un tercio del empleo industrial valenciano.

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