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El cambio de ciclo político que puede activarse en siete días
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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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El cambio de ciclo político que puede activarse en siete días

Hasta la fecha, solo hay dos partidos que han sido capaces de mandar en la conversación nacional: Bildu y Podemos. Otegi sabe lo que hace y Pablo Iglesias sabe cómo provocar

Foto: El presidente del Gobierno en un acto de partido en Valencia. (EFE/Kai Forsterling)
El presidente del Gobierno en un acto de partido en Valencia. (EFE/Kai Forsterling)
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Puede que las encuestas se equivoquen, claro. Y puede que salten sorpresas porque vivimos en la era de la incertidumbre, claro. Pero, si la inercia no se altera, lo más probable es que el próximo domingo 28 de mayo se encienda el principal indicador de cambio en el ciclo político que existe en nuestro país.

Antes de que eso ocurra, sabremos quién ha ganado una campaña electoral más bien fea y alejada de los deseos, demandas y dificultades ciudadanas. Queda el tramo definitivo todavía, cierto. Aunque, por el momento, los ganadores de la competición son evidentes: Bildu y Podemos.

Foto: Pablo Iglesias y Ione Belarra. (EFE/Mariscal)

Veremos qué tienen reservados los demás, si es que guardan algo. Pero, hasta la fecha, solo hay dos partidos que han sido capaces de mandar en la conversación nacional: Bildu y Podemos. Otegui sabe lo que hace y Pablo Iglesias sabe cómo provocar. Seguramente, el desempeño de los primeros tenga más réditos que el de los segundos desde el minuto uno del recuento.

Después del conteo, quizá ya entrada la madrugada, sabremos quién ha ganado los distintos gobiernos autonómicos. Ahora mismo, la distancia entre bloques parece tan ajustada que en más de un lugar resulta sencillamente inapreciable para las encuestas. Yo no me atrevo a descartar que haya regiones que terminen inclinando la balanza hacia un lado u otro en función de unos cuantos centenares de sufragios.

Sí que puede darse por garantizado que, como esta carrera hacia las urnas está teniendo una lectura predominantemente nacional, habrá también una lectura nacional de los resultados electorales municipales y autonómicos. Prepárese, querido lector, porque habrá lucha en el terreno de la comunicación y será dura.

Foto: Acto público de podemos-izquierda unida-alianza verde. (EFE / Sergio Pérez)

La cuestión es que se discutirá sobre lo que no podrá debatirse porque antes de las once de la noche el próximo domingo ya se habrá fijado el partido ganador de las únicas elecciones que se celebran en toda España, las municipales. Con la información disponible y las reservas necesarias, puede predecirse que el Partido Popular superará al PSOE con un margen no muy alejado de los tres puntos.

Esa posible distancia resultará clara y a la vez engañosa con vistas a las posteriores generales, ya que Sumar no compite en mayo y Podemos no puede presentar candidaturas en la mayoría de los más de ocho mil municipios que contiene nuestro país. Por lo tanto, puede darse por hecho que Moncloa hará todo lo posible para que no se tenga en cuenta este hecho.

Y buscarán también la manera de mantener el estado anímico de las bases socialistas recurriendo a lo que sea, aunque haya que buscar por debajo de las piedras. Si Barcelona cae para el PSC no querrán que se hable de otra cosa, si Sevilla aguanta o si el PP no termina conquistando Valencia, exactamente igual. Y lo mismo con los gobiernos autonómicos que ahora penden de un hilo. El discurso ya está redactado, dejando en blanco la razón para la esperanza a la que agarrarse.

Foto: Bertín Osborne, con Ana Isabel Jiménez, alcaldesa socialista de Alcalá de Guadaíra, en la presentación de la candidatura de la regidora. (Cedida)

A poco que mantengan, inyectarán euforia en la opinión pública, la impresión de que hay partido para después, aunque la historia electoral de nuestro país demuestre una y otra vez justamente lo contrario. Sucede que los números tienen el mal hábito de no desvanecerse, que las decisiones de voto de los ciudadanos no responden al capricho, que existe algo que podríamos llamar "la teoría de Julia".

Julia es una mujer de 55 años que vive en un barrio corriente de Alicante, clase media en dificultades, casada. En 2019 votó a Ximo Puig y también a Sánchez. Sin embargo, el próximo 28 de mayo votará al PP. Supongamos que los socialistas logran aguantar el gobierno autonómico valenciano mediante un pacto a múltiples bandas. ¿Qué motivo tiene Julia para dejar de votar al PP y optar por Sánchez una vez que está convencida y que ya rompió con el PSOE? Conviene tener presente que los motivos que hay detrás de la decisión de voto pesan. Y también es aconsejable no olvidarse del pasado. La fuerza de la gravedad existe.

Porque sucede, desde el mismo nacimiento de nuestra democracia, que todos los cambios políticos de nuestro país tienen su origen en las ciudades. Es una constante histórica que explica el surgimiento de los partidos más recientes —Podemos y Vox tienen su cuna en Madrid, Ciudadanos en Barcelona— y que también permite perfilar los ciclos de auge y decadencia de los partidos clásicos. Ocurrió con Felipe y con Aznar. Pasó con Zapatero y con Rajoy. Y pronto veremos que puede llegar a suceder también con Sánchez y con Feijóo. Vamos a pintarlo…

Foto: Alberto Núñez Feijóo y Juanma Moreno, en el mitin de este sábado en Sevilla. (EFE/José Manuel Vidal)

Municipales 1995: declive de Felipe. Aznar gana las generales.

Municipales de 1999: auge de Aznar. Mayoría absoluta del PP.

Municipales de 2003: declive de Aznar. Victoria del PSOE en 2004.

Municipales de 2007: auge de Zapatero. Victoria mayor en 2008.

Municipales de 2011: declive de Zapatero. Mayoría absoluta de Rajoy.

Municipales de 2015: declive de Rajoy. Victoria débil del PP.

Municipales de 2019: auge de Sánchez. Victoria del PSOE.

El espejo de nuestro siglo lo refleja con toda precisión: en todos los casos, las elecciones generales se han celebrado poco después de las municipales y siempre el resultado de las locales ha anticipado y acelerado la tendencia de las generales… Es el indicador más fiable de cambio en el ciclo político con el que contamos los españoles.

Puede haber acontecimientos excepcionales hasta diciembre, claro. Pero cuesta discutir que todo lo que logre mantener el PSOE será a pesar de Pedro Sánchez, es más, incluso por plantarle cara a todo lo que el sanchismo significa, tal y como estamos viendo con la mayoría absoluta que parece estar forjando Emiliano García-Page. Si las urnas municipales del próximo domingo confirman los pronósticos, se activará el cambio de ciclo y se activará una inercia verdaderamente difícil de revertir. Las consecuencias para el porvenir del PSOE pueden ser horribles, tanto, tantísimo, que tiene bastante sentido plantearse si el Partido Socialista no haría bien en cambiar de candidato antes de que sea demasiado tarde.

Puede que las encuestas se equivoquen, claro. Y puede que salten sorpresas porque vivimos en la era de la incertidumbre, claro. Pero, si la inercia no se altera, lo más probable es que el próximo domingo 28 de mayo se encienda el principal indicador de cambio en el ciclo político que existe en nuestro país.

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