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Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

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Netanyahu puede volver a equivocarse

El proyecto político entero del Primer Ministro israelí se ha venido abajo. Es un hecho que tendría poca trascendencia después de lo ocurrido, si no fuese porque sigue en el poder teniendo que decidir cómo afronta todas las crisis abiertas

Foto: El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. (Reuters/Jacquelyn Martin)
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. (Reuters/Jacquelyn Martin)
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Pareja israelí frente al espejo, arreglándose. Es por la noche y están a punto de salir. Chica pregunta a chico si llamó para pedir niñera. Él asiente. Suena el timbre. Abren la puerta y sorpresa. Es Netanyahu, el primer ministro. Boquiabiertos, los padres no dan crédito.

"¿Va Usted a cuidar de nuestros hijos?".

Foto: Fuerzas antidisturbios rodean una manifestación vetada a favor de Palestina en la plaza de la República de París. (EFE/Teresa Suárez)

Respuesta del primer ministro: "O lo hago yo o tendrán que hacerlo los otros partidos".

Netanyahu directo a pantalla: "En estas elecciones, tú eliges quién cuida de nuestros hijos".

Así de contundente fue su anuncio electoral en 2015. Así funcionaba el relato que, desgraciadamente, se ha roto de la peor manera posible. Sin embargo, no es la única fractura sobre un liderazgo que se ha hecho trizas.

El relato de Netanyahu no es lo único quebrado, en realidad es lo de menos. Lo relevante son las muertes y es el dolor, claro. Pero también la crisis humanitaria ya iniciada.

El proyecto político entero del primer ministro israelí se ha venido abajo. Es un hecho que tendría poca trascendencia después de lo ocurrido, si no fuese porque sigue en el poder teniendo que decidir cómo afronta todas las crisis abiertas.

Veremos si el gobierno de unidad nacional recién articulado basta para sostenerle

Debe asegurar la integridad territorial del país, gestionar el rescate de sus conciudadanos secuestrados, y afrontar la lucha contra el terrorismo que podría desencadenar un conflicto bélico regional. Todo eso y más ante una sociedad completamente traumatizada, sin que él pueda mostrar ya un gramo de autoridad política ni moral.

Veremos si el gobierno de unidad nacional recién articulado basta para sostenerle. Y también si su concepción de la política y su forma de ejercer el poder siguen teniendo recorrido en aquel país.

Tiendo a pensar que su estilo no tardará demasiado en sobrevivirle. Este tipo de liderazgos tóxicos, tan personalistas y dispuestos a jugar más allá de los límites nada más que por el pobre afán de perpetuarse, generan un daño en el sistema y en la cultura política muy difícil de subsanar.

Lo constatado es que la garantía de la seguridad que vendía el primer ministro ha quedado reducida a añicos

Por lo tanto, es probable que el fracaso de Netanyahu termine provocando una triste y peligrosa paradoja: la probable decisión popular de redoblar la apuesta irracional en detrimento de la racionalidad. Más extremismo y no menos.

Eso está por verse, lo constatado es que la garantía de la seguridad que vendía el primer ministro ha quedado reducida a añicos. En un territorio en el que el sentimiento de amenaza resulta constante, poder ofrecer esa certeza implicaba un tesoro político que ha desaparecido.

La certeza de la completa seguridad se ha desvanecido porque tanto el aura de inteligencia y fortaleza del líder, como la fantasía de la infalibilidad de los servicios secretos, han sido espantosamente sustituidos por una realidad peor a la peor pesadilla de cualquier padre.

Foto: Una manifestación en solidaridad con los palestinos. (EFE/Jalal Morchidi)

Una vez que la confianza ha sido tan brutalmente aniquilada, solo queda lo que antes no gustaba, pero se permitía a cambio de poder dormir con un mínimo de tranquilidad. ¿Quién puede dormir hoy en Israel?

Queda la polarización, queda el extremismo, quedan los ataques a la justicia, queda la manipulación, queda todo lo que los presuntos "hombres fuertes" intentan ocultar, cada uno a su modo: el olvido de la política, la sumisión de toda la acción del gobierno a la conservación del poder. Y, por encima de todo, el fracaso.

Si algo define a los "hombres fuertes", tan frecuentes en nuestro tiempo, no es la fortaleza de sus convicciones, ni la fuerza de sus resultados, es simplemente el hecho de creerse más fuertes que la democracia.

Me repugnan las declaraciones de los líderes que dicen ubicarse en la izquierda y usan expresiones ambiguas para referirse a lo ocurrido

Hay certeza también en la sed de venganza, engañosa. Un sentimiento de determinación ciega, una falsa sensación de invencibilidad. Estados Unidos cometió el error de cabalgar sobre esa ceguera. Fue un error. Y Netanyahu puede repetirlo.

Me siento cerca de Israel. Es un país al que quiero y admiro. Considero que debe ser apoyado. Estoy más que lejos de ser equidistante: tienen algo más que derecho a defenderse, tienen la obligación de hacerlo.

Me repugnan las declaraciones de los líderes que dicen ubicarse en la izquierda y usan expresiones ambiguas para referirse a lo ocurrido. No son progresistas, son progres de pacotilla que están legitimando a los terroristas al confundir a Hamás con toda la población palestina a la que tienen sometida.

Foto: Ataque israelí contra el puerto de Gaza. (EFE/EPA/Mohammed Saber) Opinión
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No todos los palestinos apoyan el integrismo y la violencia de Hamás, prueba de ellos está en que allí no han vuelto a celebrarse elecciones desde 2006.

Sin embargo, todos los habitantes de Gaza corren el peligro de convertirse en carne de cañón después de que los dirigentes de Hamás hayan huido a otras naciones para salvar su culo.

El día en que estos progres de pacotilla dejen de juguetear con el antisemitismo y de romantizar el terrorismo y el fanatismo, estarán preparados para asumir que el fundamentalismo islámico es incompatible con la democracia y enemigo directo de la igualdad entre hombres y mujeres.

Foto: Jóvenes celebran la llegada de vuelos al aeropuerto Ben-Gurión. (Fermín Torrano)

Dicho esto, también siento la necesidad de expresar que no todos los israelís son iguales, que llevamos meses y meses viendo a los ciudadanos manifestándose para oponerse al deterioro democrático que implica la política de Netanyahu.

La estrategia de arrinconamiento y hostigamiento de las posiciones moderadas internas, la ampliación de los asentamientos, y la falsa promesa de que Hamás estaba bajo control, ha fracasado de la peor manera posible.

El logro de normalizar las relaciones diplomáticas y económicas con los países árabes, siendo positivo, no puede servir ni para ocultar ni para enterrar al problema palestino.

La democracia israelí y la comunidad internacional tendrán que asumir que Netanyahu no es parte de la solución sino del problema

Tras los ataques, el derecho y la obligación a defenderse no implica disponer de una autorización para ejercer terrorismo de estado, ni de una autorización para desencadenar una crisis humanitaria que solo envenenará la situación.

En algún momento, tanto la democracia israelí como la comunidad internacional, tendrán que asumir que Netanyahu no es parte de la solución sino del problema. Puede que ahora sea demasiado pronto. Pero no debería ocurrir cuando sea demasiado tarde para todos.

Pareja israelí frente al espejo, arreglándose. Es por la noche y están a punto de salir. Chica pregunta a chico si llamó para pedir niñera. Él asiente. Suena el timbre. Abren la puerta y sorpresa. Es Netanyahu, el primer ministro. Boquiabiertos, los padres no dan crédito.

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