Es noticia
Impunes y corruptos
  1. España
  2. Crónicas desde el frente viral
Pablo Pombo

Crónicas desde el frente viral

Por

Impunes y corruptos

La respuesta inmediata del sanchismo a la información que se está publicando encaja en la misma plantilla que la de Rubiales, reflejan la misma lógica de la impunidad

Foto: El expresidente de la RFEF Luis Rubiales a su salida de la Audiencia Nacional el pasado 6 de diciembre. (EFE/Sergio Pérez)
El expresidente de la RFEF Luis Rubiales a su salida de la Audiencia Nacional el pasado 6 de diciembre. (EFE/Sergio Pérez)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Escucho los audios de Rubiales que publicó nuestro medio ayer, y siento el aliento de la impunidad. La noticia ha saltado mientras sigue expandiéndose el escándalo de corrupción que rodea a Sánchez. Ya es coincidencia que ambos sean amigos y, todavía más, que ambas historias tomen tierra en República Dominicana.

Hay más similitudes. Me llaman la atención, por ejemplo, los personajes secundarios de ambas tramas. Tipos que se llaman "Nene" o "Koldo", talentos más propios del cine quinqui que del círculo de confianza de dirigentes con importantes responsabilidades.

También el lenguaje empleado: el vocabulario, el tono de amigotes inmaduros y descarados, ese desfase de pillos que quieren aparentar ser hombres de negocios. No deja de ser curioso, y a la vez triste, que los presuntos corruptos del presente hablen entre ellos como los corruptos del pasado.

Lo mismo cabe escribir de las relaciones que podrían haber establecido con el sexo de pago. Parece que no les bastó con practicarlo, tenía que darse a gran escala, compartiendo el exceso. Un exceso, quizá menos relacionado con el placer de la carne que con la satisfacción de sentirse, de confirmarse por un rato, omnipotente.

La respuesta del sanchismo a las informaciones encaja en la misma plantilla que la de Rubiales, refelejan la misma lógica de la impunidad

Sin aparente conflicto, además. Me pregunto si no se cuestionaban nada pagando con la VISA después de haber expresado su público y constante compromiso con la igualdad como un bien innegociable para nuestra sociedad.

Esa manera de proceder tan desenvuelta se aprecia de igual modo en su relación con lo que les significa España. La tajada al lado de la bandera. Patriotas que podrían haberse servido de su posición pública para llevar a cabo negocios privados. El deshonor.

Foto: Koldo García detrás de José Luis Ábalos en una imagen de archivo. (Agencias)
TE PUEDE INTERESAR
La paradoja de la corrupción en España: hay poca, pero hace mucho ruido
Carlos Rocha Gráficos: Marta Ley

No creo que todo el mundo valga para ser corrupto. Hace falta que falte la integridad y que sobre la codicia. También un sentido del oportunismo, una habilidad para la mentira y el engaño, cierta capacidad para intimidar y cierto gusto por el riesgo, desde luego, una clara predisposición al abuso de poder

En cualquier caso, sí que quiero destacar un rasgo común en el patrón de comportamiento de este tipo de delincuentes: siempre tejen redes de complicidad y colegueo. Se dan palmadas en la espalda de las marisquerías para ampliar el rango de acción y para dotarse de protección.

Entonces es cuando la corrupción se ramifica —rodeando, como parece empezar a verse, al entorno del presidente—, o se enquista —como ocurre con nuestro deporte desde la noche de los tiempos—.

Foto: Ilustración: EC Diseño.

Para que ese enquistamiento se produzca tienen que generarse ciclos de impunidad. Es lo que se dirime ahora, por eso este trance político resulta trascendental para nuestra democracia.

Primero, se cometen los delitos o las acciones indebidas.

Segundo, quienes las han perpetrado no sufren castigos ni consecuencias.

Tercero, cristaliza la percepción de impunidad.

Cuarto, se potencia la llamada para volver a intentarlo subiendo la apuesta, buscando otras vías y otros órganos, lo que sea, todo lo posible.

Y quinto, retroalimentación. Y, con la retroalimentación, el enquistamiento: la instalación definitiva de una forma de gobernar irremediablemente ligada a la corrupción, convertida ya en su razón de ser. Eso, al menos todavía, es lo que todavía estamos los españoles a tiempo de extirpar.

Foto: Imagen: EC Diseño.

La percepción de impunidad altera el comportamiento del presunto corrupto. Se crece al verse impune tal y como se transparenta en los dos casos que hoy comentamos. Y tras esa transformación, cuando llega la información, se aplica una misma reacción.

La respuesta inmediata del sanchismo a la información que se está publicando encaja en la misma plantilla que la de Rubiales, refelejan la misma lógica de la impunidad. Lo estamos viendo…

La arrogancia, la actitud de superioridad, de considerarse por encima de las reglas y normas que nos recogen a todos, se agudiza.

La visión egocéntrica de la realidad se dispara. Por eso se aplica el victimismo desde primer minuto, es un ejercicio de manipulación emocional en el que los sentimientos se utilizan para ocultar las razones.

Foto: Peluquería controlada por los investigados en el caso Koldo.

La falta de transparencia y el ocultamiento de la información relevante tanto en las decisiones como en las acciones se impone con absoluta contundencia. Máximo hermetismo.

La negación de la responsabilidad, por los propios errores o por los que hayan cometido los miembros de su equipo, se aplica tratando de amedrentar a quien informa, evitando cualquier explicación ante las preguntas que estén abiertas, y buscando el traslado de la culpa hacia los adversarios.

Aquí se han vertido insultos y amenazas por toneladas. Pero ninguna aclaración, ninguna disculpa, y ninguna dimisión.

El hecho de que la plantilla de la primera reacción del sanchismo a la presunta corrupción encaje con la mostrada por Rubiales puede tener algún valor explicativo y predictivo.

Se han vertido insultos y amenazas por toneladas. Pero ninguna aclaración y ninguna dimisión

Nos sirve para comprender por qué ambos han buscado un choque tan frontal. Son parecidos, están acostumbrados a verse intocables e invulnerables. Han procesado el surgimiento de la verdad como un reto a su grandiosidad. Y ese es un reto que ninguna personalidad narcisista puede tolerar.

Por lo tanto, ya pueden ir desengañándose quienes consideren que ahora estamos "en el pico de la curva" de la polarización, y que la temperatura irá descendiendo tras el pasar de la Semana Santa. Solo estamos empezando: quien se considera por encima de los límites no va a contener la navaja por mucho que pueda dañar al país.

Y por otro lado, ya de cara al futuro, puede merecer la pena resaltar la cantidad de errores no forzados de Rubiales en cuanto sintió que su imagen pública colapsaba. Sánchez ya ha cometido algunos y creo que cometerá más.

Y cuanto más se equivoque, más pisará el pedal del acelerador en su huida hacia delante, y más arrastrará a quienes tiene cerca, están limpios, y quieren defender al partido. No dudará en sacrificarlos a todos.

Escucharemos el "¡No voy a dimitir!, ¡No voy a dimitir!, ¡No voy a dimitir!" del presidente de la Federación en boca del presidente del Gobierno, con la diferencia de que este no dimitirá. Dinamitará al PSOE pero no dimitirá. Y tampoco llamará a urnas. Sin embargo, la verdad terminará por abrirse camino. Lo hará porque quien cuenta lo que ocurre no debe tener miedo.

Escucho los audios de Rubiales que publicó nuestro medio ayer, y siento el aliento de la impunidad. La noticia ha saltado mientras sigue expandiéndose el escándalo de corrupción que rodea a Sánchez. Ya es coincidencia que ambos sean amigos y, todavía más, que ambas historias tomen tierra en República Dominicana.

Caso Koldo García Luis Rubiales Pedro Sánchez
El redactor recomienda