En versión liberal
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La locura de poner el país en punto muerto
Sánchez y Feijóo no son los candidatos ideales para liderar el país en este momento de cambio económico tectónico. Pero cualquiera de ellos, apoyado por el otro, es mucha mejor opción que poner el país en punto muerto
Ahora que se han paralizado los viajes del Imserso a raíz de un recurso interpuesto por tres grupos turísticos, propongo que utilicemos parte de esa partida presupuestaria para organizarles un viaje a Sánchez y Feijóo. Un viaje al extranjero, a ver si así se enteran de una vez por todas de lo que está ocurriendo en otras partes del mundo.
Primera parada: Estados Unidos. A España los Estados Unidos nos quedan muy grandes. Pero aun así, es imprescindible tomar buena nota de lo que está pasando allí. A pesar de todos sus problemas y el complicadísimo panorama electoral para el año que viene, Estados Unidos está solo en una cosa, una sola: vencer a China en la carrera tecnológica y de inteligencia artificial. Y lo están logrando. Los cuatro grandes modelos de lenguaje de inteligencia artificial por los que pasarán todos los desarrollos de IA del mundo son de momento todos americanos. Y han establecido una distancia enorme también con China y los demás en tecnología verde, con subvenciones masivas. La fórmula americana: pisar el acelerador a tope y liberarse de todos los lastres. No pierden el tiempo en ninguna otra cosa: ni multilateralismo, ni conflictos, ni acuerdos comerciales, ni aliados, ni siquiera guerras. Saben que este es el momento para establecer quién liderará los próximos 100 años y están echando toda la carne en el asador. Ver la fuerza con la que están reaccionando es realmente impresionante.
Segunda parada: Francia. Un país económicamente venido a menos y liderado por un presidente en constantes dificultades, pero que, incluso con abucheos constantes en la calle, va a toda mecha. Está intentando que Francia tenga uno de los champions que puedan competir en inteligencia artificial con los cuatro grandes modelos de lenguaje americanos. No está mal posicionado, porque hay bastantes ingenieros y académicos franceses con experiencia directa en la creación de esos modelos que acaban de volver de Estados Unidos a Francia. Y en paralelo está pilotando con mano de hierro un plan novedoso —Francia Trabaja— para incrementar la productividad y atraer así a las tecnológicas.
Tercera parada: Alemania. Un país que aunque cubre con su credibilidad los excesos presupuestarios de muchos en Europa, le está viendo las orejas al lobo porque se está envejeciendo, ralentizando y desindustrializando. Y encima está en manos de una coalición tripartita con muchas disensiones internas. Pero están intentando ir a toda pastilla. En julio, anunciaron 20.000 millones de euros para apoyar la producción de chips. En agosto, 58.000 millones para energía verde. Y en septiembre, Olaf Scholz ha propuesto algo nuevo: un pacto entre el Gobierno federal, los Länder, las municipalidades y (¡ojo al dato!) la oposición, para reducir barreras burocráticas, porque sabe que eliminar esas barreras es crucial para la aplicabilidad de la tecnología y la inteligencia artificial.
Podríamos incluir muchas otras paradas: el Reino Unido, un país que ahora es un desastre, pero en el que el primer ministro, Sunak, se está revolviendo como una lagartija para posicionarse en inteligencia artificial con una cumbre mundial que organizará en noviembre. India, para que vean las plataformas públicas digitales que proveen identidades biométricas, interconexiones de pago y autentificación de documentos para 1.400 millones de personas que lanzó el año pasado Modi (que encima acaba de hacer una demostración de fuerza tecnológica con el aterrizaje en el polo sur de la Luna, para que nadie ponga en duda que India va a estar, sí o sí, en el podio de los grandes). Arabia Saudí y Emiratos, que están comprando miles de chips de Nvidia para poder meterse a tope a construir software de inteligencia artificial. O muchos otros países que, en la medida de sus posibilidades, están apretando todo lo que pueden. Todos saben que lo que está ocurriendo ahora mismo con la revolución tecnológica y de inteligencia artificial es equivalente a lo que ocurrió con la Revolución Industrial: los países que no logren engancharse con fuerza a esta fase desaparecerán por completo del nuevo mapa de poder mundial.
España no puede permitirse una legislatura en la que haya que destinar todos los recursos a mantener una coalición montada con alfileres
Las cosas como son: Sánchez y Feijóo no son los candidatos ideales para liderar el país en este momento de cambio económico tectónico. Los candidatos en otros países tampoco lo son: no hay más que mirar a Trump y Biden. Tanto a Sánchez como a Feijóo les faltan pensamiento original, visión y proyección internacional. Pero cualquiera de ellos, apoyado por el otro, es mucha mejor opción que poner el país en punto muerto con una precaria multicoalición que va a chupar toda la energía política del país simplemente para poder mantenerse en pie. No podemos perder tiempo mirándonos el ombligo. Cuando todos los demás están pisando a fondo el acelerador, España no puede permitirse una legislatura en la que haya que destinar todos los recursos a mantener una coalición montada con alfileres que encima resucite conflictos del pasado. Es una locura.
Si Feijóo y Sánchez no son capaces de acordar un Gobierno de gran coalición, que se repartan la legislatura por la mitad prestándose los votos. O que repitan las elecciones para buscar otro tipo de mayoría. Cualquier cosa, cualquiera, menos poner el país en este momento tan crucial en punto muerto.
Ahora que se han paralizado los viajes del Imserso a raíz de un recurso interpuesto por tres grupos turísticos, propongo que utilicemos parte de esa partida presupuestaria para organizarles un viaje a Sánchez y Feijóo. Un viaje al extranjero, a ver si así se enteran de una vez por todas de lo que está ocurriendo en otras partes del mundo.
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