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La emoción de la tribuna de invitados y el fin de fiesta en el Luna Rossa
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Ángeles Caballero

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La emoción de la tribuna de invitados y el fin de fiesta en el Luna Rossa

Fue bonito estar presente cuando algunos de ellos se movieron de su asiento para agarrar la mano de Víctor Díaz Cardiel, militante del PCE de 87 años que estuvo preso durante la dictadura por su militancia política

Foto: La vicepresidente segunda, Yolanda Díaz (c), junto al histórico líder comunista Víctor Díaz Cardiel (i), a las puertas del Congreso. (EFE/Emilio Naranjo)
La vicepresidente segunda, Yolanda Díaz (c), junto al histórico líder comunista Víctor Díaz Cardiel (i), a las puertas del Congreso. (EFE/Emilio Naranjo)
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La emoción estuvo este jueves presente en la tribuna de invitados, con parte de la grada llena de personas muy atentas a lo que ocurría con la Ley de Memoria Democrática. Fue solo un rato de otra jornada soporífera, pero fue bonito vivir cuando algunos de ellos se movieron de su asiento para agarrar la mano de Víctor Díaz Cardiel, militante del PCE de 87 años que estuvo preso durante la dictadura por su militancia política. Lo hicieron en el momento en que citó su nombre el diputado Enrique Santiago, que recordó cómo las víctimas del franquismo merecen la reparación, el reconocimiento al dolor que pasaron y que arrastran aún en este 2022 de criptomonedas, inteligencia artificial y muertos en cunetas aún sin identificar.

Se dieron la mano y había emoción en sus miradas. Como había rabia cuando intervino el diputado de Vox Francisco Javier Contreras y convirtió el debate en una exaltación del franquismo. Las dos mujeres que estaban encargadas de vigilar esa zona de la tribuna apretaron los puños, temiendo algún improperio y aspaviento de más. Afortunadamente, no pasó de un cruce de miradas. Y enseguida llegó el ministro Bolaños, que ejerció de Infurelax en el hemiciclo.

“La memoria es un derecho de la ciudadanía y sobre todo de las víctimas”, afirmó el ministro. De todas, matizó, señalando con el dedo. Y se dedicó a hacer pedagogía. O mejor dicho, leyó algunos extractos de la ley, que es algo que no hemos hecho casi ninguno. Un documento que “dice lo que dice y no lo que algunos dicen que dice”. Debió quedar satisfecho con la frase porque la repitió en al menos tres ocasiones. Se ha ido creciendo de una manera lenta pero segura. Tanto, que ha llegado un momento en el que, quizás al sentir lo tibio de la reacción de su grupo, los ha mirado desafiante y ha alzado la barbilla. “Más fuerte, joder, que me lo estoy currando”. Esto es lo que he interpretado yo, no lo que ha dicho. Y su grupo ha obedecido.

“Esto no es siempre así, ¿verdad?”. Mi vecina en la tribuna de prensa no es periodista, pero como la zona de invitados estaba repleta, se sentó al lado y, pasado el rato, tras compartir resoplidos y algún que otro gesto cómplice, lanzó la pregunta. No supe bien qué contestar porque solo vengo al Congreso de los Diputados cuando hay jarana. Investiduras que salen y otras que no, mociones de censura, aniversarios de cosas importantes y debates sobre el estado de la nación. Es una señora muy amable, de pelo corto y un pañuelo sobre los hombros con estampado de gatos de colores, lleva un par de muletas y tiene una ligera dificultad para andar. Creo que podríamos llegar a ser amigas, a juzgar por nuestra sincronización en las reacciones.

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Kiko Huesca)

Se llama Mª Ángeles Vega y su cojera se debe a la poliomielitis. Una enfermedad infecciosa que afectó a más de 20.000 personas entre los años 1950 y 1963, según los datos del Instituto de Salud Carlos III. Una pandemia durante la dictadura que ahora recibirá compensación moral después de que la ley haya sido aprobada por mayoría. “Para nosotros es muy emocionante que se nos reconozca, por eso estoy aquí. Nunca pensé que nos considerarían víctimas”, afirma. “Me tenía que haber traído a mi madre, que tiene 96 años y un hermano en una fosa”, añade.

A apenas dos metros de distancia está sentado Álvaro Monfort. Pertenece a la Asociación de Polio y Pospolio de Cataluña. También su pareja, Joanna Rodríguez, que lleva en esta lucha desde hace 22 años. “Le hemos entregado 350 folios a Bolaños. No queremos dinero, sino acceder a determinados servicios, como la ley de dependencia. Han pasado los años y seguimos con fatiga crónica, ronquidos y dolor. Mucho dolor”, afirma. También asegura que hay 47.000 personas en España con la valoración de discapacidad por culpa de esta enfermedad. El equivalente a la población de Mairena del Aljarafe (Sevilla). “Con la valoración hecha, pero puede que haya más”, matiza.

Ha sido un final de debate del que Pedro Sánchez y su Gobierno salieron contentos. Cuatro votaciones clave que le salieron bien y 15 propuestas presentadas por su partido que también.

Y eso que durante la mañana se vieron muchos pequeños detalles, pero muy reveladores. Se vio la mala educación de sus señorías. Amonestados en varias ocasiones por la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, pidiéndoles silencio. Con los diputados más pendientes de las pantallas de sus móviles y de comentar en voz baja sus cosas. Todo esto mientras los grupos hablaban de sus propuestas. Del más pequeño al más grande. Era desolador observar cómo hablaban a la nada, formada por unos cuantos asientos vacíos y otros tantos ocupados por gente que pasaba por completo de los discursos. A las 10 de la mañana, la bancada azul estaba vacía y lo reluciente de los asientos se veía desde el gallinero.

Pero el presidente se ha perdido este triste espectáculo.

Da igual. Este jueves, como mínimo, lo celebró en el Luna Rossa.

La emoción estuvo este jueves presente en la tribuna de invitados, con parte de la grada llena de personas muy atentas a lo que ocurría con la Ley de Memoria Democrática. Fue solo un rato de otra jornada soporífera, pero fue bonito vivir cuando algunos de ellos se movieron de su asiento para agarrar la mano de Víctor Díaz Cardiel, militante del PCE de 87 años que estuvo preso durante la dictadura por su militancia política. Lo hicieron en el momento en que citó su nombre el diputado Enrique Santiago, que recordó cómo las víctimas del franquismo merecen la reparación, el reconocimiento al dolor que pasaron y que arrastran aún en este 2022 de criptomonedas, inteligencia artificial y muertos en cunetas aún sin identificar.

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