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¿Nadie supo ni sospechó nada sobre las andanzas de los protagonistas del caso Mediador?
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Jaime Pérez-Llombet

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¿Nadie supo ni sospechó nada sobre las andanzas de los protagonistas del caso Mediador?

Cómo ha sido posible que tantas cosas hayan pasado durante tantísimo tiempo sin que nadie se hiciera preguntas

Foto: Juan Bernardo Fuentes. (Europa Press/A. Pérez Meca)
Juan Bernardo Fuentes. (Europa Press/A. Pérez Meca)
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Qué menos que preguntarse cómo es posible que tantas cosas estuvieran pasando ante las narices de tantísima gente durante tanto tiempo, sin que al parecer nadie llegara a sospechar o comentar algo, sin que a nadie llamara la atención el tren de vida de quienes, parlamentario y director general, tío y sobrino, dirigentes ambos del PSOE, vivían muy por encima de sus posibilidades, sueldos e incompatibilidades hasta que la jueza titular del Juzgado de Instrucción 4 de Santa Cruz de Tenerife comenzara a tomar declaración a detenidos e implicados en el denominado caso Mediador, que investiga una presunta trama de extorsión a empresarios del sector primario en el archipiélago, resultando imputados algunos de los protagonistas por delitos de cohecho, blanqueo de capitales, falsificación, pertenencia a organización criminal y tráfico de influencias, investigaciones que se activaron a raíz de una denuncia falsa realizada por el exdirector insular de Deportes del Cabildo de Tenerife.

Ocurre, con quienes salen a la luz presuntamente involucrados en tramas corruptas, lo que tantas veces pasa cuando el vecino que saludaba afectuosamente, aquel que ayudaba a las abuelas con el carro del súper o aguantaba la puerta del ascensor, resultó ser un asesino múltiple. Nadie sospechaba nada. Nada hacía pensar. A todos les pilla por sorpresa. También en esta ocasión cala la impresión de que realidades paralelas conviven, durante espacios temporales que acumulan años, sin que las caras de la moneda lleguen a encontrarse o, en el caso de la trama de fraude en la gestión de subvenciones europeas, entre otras actividades investigadas, sin que teóricamente a nadie llamara la atención las andanzas de un exdiputado del PSOE, Bernardo Fuentes, un ex director general de Ganadería del Gobierno canario, sobrino del parlamentario e igualmente socialista, Taishet Fuentes, o, entre otros, de un general retirado de la Guardia Civil, Francisco Espinosa Navas.

Foto: Juan Bernardo Fuentes en una imagen de archivo. (EFE/Carlos de Saá)

Nadie sospechaba nada. O sí. Nada hacía pensar que estos u otros investigados protagonizaran una vida paralela. O sí. Puede que efectivamente llamaran la atención con su tren de vida, viajes, fiestas, con una agenda de reuniones que cumple con los elementos que construyen el relato de cualquier novela negra; sin embargo, nadie imaginó, o tal vez sí, que tío, sobrino y otros actores necesarios llevaban una eternidad protagonizando la crónica de festines, caspa, amantes, tarjetas y humo que ahora está saliendo a la luz, y haciéndolo, además, con el detalle que permiten los escáneres de los aeropuertos cuando radiografían el interior de las maletas, alumbrando las intimidades, mostrando a la opinión pública una realidad paralela que, al parecer, nadie detectó o sospechó. Cuesta imaginarlo. No resulta fácil creer que a un diputado y a un director general, con sueldos tasados e incompatibilidades reguladas, les sobrara el tiempo y el dinero que hacen falta para vivir muy por encima de sus posibilidades.

Cuanto más se conoce en las Islas el denominado caso Mediador, más veces se escucha, en voz alta o baja, la pregunta que sobrevuela la crónica que políticamente protagonizan dos destacados dirigentes del PSOE de Fuerteventura. Cómo ha sido posible que tantas cosas hayan pasado durante tantísimo tiempo sin que nadie se hiciera preguntas. Desde la Presidencia del Gobierno canario, se niega de forma tajante que les llegara siquiera un rumor sobre las peripecias del entonces director general de Ganadería —de saberlo, el cese habría sido fulminante y habríamos denunciado, recalcan— y en las filas del PSOE de Fuerteventura aguantan la respiración a la espera de que amaine un escándalo que, lejos de remitir, anuncia que la tormenta va a ir a más.

Foto: Fuente: iStock.

Ni Fuerteventura es Manhattan ni los socialistas de la Isla igualan a la población de Nueva York, donde seguramente resulta más fácil pasar desapercibido cuando se lleva una doble o triple vida. Es por eso que se pone tan cuesta arriba aceptar que los protagonistas de la trama que ha provocado un terremoto con réplicas en la política del archipiélago —con eco en el conjunto del país— fueran tan discretos como para no hacer el ruido que suele acompañar a según qué comportamientos, más aún cuando tales actividades se resumían en vender humo que necesariamente algunos quisieron comprarles o, según va aflorando en la investigación, favores o amenazas que requerían el concurso de unos o la angustia de otros, sin que nadie, absolutamente nadie, contara nada a nadie, o sí.

El caso del ex director general Taishet Fuentes roza lo cómico, si no fuera porque el episodio que protagonizó meses atrás ahora se ha revelado como la punta de un iceberg de sombras con escasas luces. Fuentes, el sobrino que de alguna forma heredó el puesto de su tío —al que ayer detuvieron mientras registraban su domicilio, dando así existencia a una mala suerte de sucesión que merodea lo monárquico— se vio obligado a abandonar el Gobierno a raíz de unas declaraciones políticamente incorrectas que incendiaron a los ganaderos, sector que en las Islas atraviesa una crisis tan profunda que se tienen serias dudas sobre si sobrevivirá a las dificultades estructurales que viene arrastrando hace años, lo que incrementa si cabe la repulsa que está generando en la opinión pública lo que se va conociendo de una trama que facilitaba o entorpecía subvenciones y, en lo que supuestamente consolidaron como otra línea de actuación, acogotaba o dejaba morir sanciones a empresas y empresarios del sector. Nadie supo nada mientras fue alto cargo del Gobierno regional y al parecer tampoco después de haber cesado, porque Fuentes, el sobrino, fue elegido meses después como candidato del PSOE a la alcaldía de Antigua, municipio de Fuerteventura, y no dejó de serlo hasta que estalló el escándalo que ahora lo sitúa en el ojo del huracán.

Foto: El exresponsable de Finanzas del PSPV-PSOE Pepe Cataluña a su llegada a la Ciudad de la Justicia de Valencia. (EFE/Manuel Bruque) Opinión
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Según episodios que van poco a poco saliendo a la luz, y a la espera de que la investigación y la consiguiente sentencia dictaminen, los actores principales de la trama engañaron a empresas de drones y fotovoltaicas. Vendieron humo, y se lo compraron; sin embargo, nadie dijo, ni nadie sospechó nada. El ex director general Taishet Fuentes apartó al funcionario que supervisaba las inspecciones a las ganaderías, pero nadie dijo, ni nadie sospechó nada. Celebraban más allá de lo imaginable, gastaban cantidades reñidas con sus sueldos, almorzaban o cenaban con amistades de difícil encaje, pero nadie nunca dijo nada, ni a nadie parece haberle llamado la atención.

Una trama con algunos tintes que resucitan el país que creíamos haber dejado atrás, con los investigados gastándose el dinero que recaudaban generando unas expectativas de premio y castigo que en la inmensa mayoría de los casos quedaban en nada, ha pillado por sorpresa —o no tanto— a quienes sí se confiesan conocedores de la vida loca de los protagonistas, pero, según se dice en la Isla, nadie vio venir que detrás hubiera una trama organizada, ni siquiera Domingo Fuentes, padre de Taishet Fuentes y director insular de la Administración del Estado en Fuerteventura.

Qué menos que preguntarse cómo es posible que tantas cosas estuvieran pasando ante las narices de tantísima gente durante tanto tiempo, sin que al parecer nadie llegara a sospechar o comentar algo, sin que a nadie llamara la atención el tren de vida de quienes, parlamentario y director general, tío y sobrino, dirigentes ambos del PSOE, vivían muy por encima de sus posibilidades, sueldos e incompatibilidades hasta que la jueza titular del Juzgado de Instrucción 4 de Santa Cruz de Tenerife comenzara a tomar declaración a detenidos e implicados en el denominado caso Mediador, que investiga una presunta trama de extorsión a empresarios del sector primario en el archipiélago, resultando imputados algunos de los protagonistas por delitos de cohecho, blanqueo de capitales, falsificación, pertenencia a organización criminal y tráfico de influencias, investigaciones que se activaron a raíz de una denuncia falsa realizada por el exdirector insular de Deportes del Cabildo de Tenerife.

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