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Iván Redondo y el ocaso del Madrid de los 'galácticos'
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Ángel Alonso Giménez

Los tártaros

Por
Ángel A. Giménez

Iván Redondo y el ocaso del Madrid de los 'galácticos'

El gabinete del presidente del Gobierno es numeroso y está lleno de personal cualificado, pero choca ese nivel de preparación con la presentación de planes que adolecen de lagunas técnicas y de contenido concreto

Foto: El secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver (i), y el jefe del Gabinete de la Presidencia, Iván Redondo. (EFE)
El secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver (i), y el jefe del Gabinete de la Presidencia, Iván Redondo. (EFE)
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A Pedro Sánchez le gusta trabajar con los mejores y a su jefe de gabinete, Iván Redondo, también. Moncloa se ha convertido en un especie de centro de alto rendimiento con el objetivo de colocar España en la cumbre mundial del prestigio. La oficina económica analiza cada día la mejor manera de conseguir la recuperación, el Departamento de Unión Europea planifica meticulosamente cada paso de Sánchez entre la élite de las capitales continentales y el área de prospectiva explora las vías por las que llegar al futuro antes de que el futuro llegue al presidente.

Escritores, analistas de datos, expertos demoscópicos, economistas, juristas, politólogos, periodistas... Un sinfín de cargos y asesores escrutan a diario, sin descanso, lo que ha ocurrido, lo que ocurre y lo que puede ocurrir, y así, Sánchez, en su mesa, encuentra papeles y fichas que lee y relee. Que el jefe del Ejecutivo es un trabajador incansable lo reconocen sus más allegados; que su círculo de confianza sigue el ritmo es más que sabido. Moncloa es un laboratorio de ideas y estrategias en el que la luz no se apaga nunca.

Foto: El director de Gabinete de Presidencia, Iván Redondo. (Jorge Álvaro Manzano)

Sin embargo, "el plan más ambicioso" de la historia democrática de España, en palabras de Sánchez, el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que canalizará 140.000 millones provenientes de la UE durante los próximos años, es un compendio de lenguaje farragoso, medidas abstractas, objetivos rimbombantes, fichas densas y numerosas inconcreciones. Un documento de más de 200 folios, un PDF de 4 MB, que ni los partidos políticos aliados de la coalición ni la comisión parlamentaria sobre la UE han recibido. El presidente compareció este miércoles en el Congreso con la ventaja de tener un texto vastísimo que la oposición desconocía. Bien que se lo afearon. No importó mucho. El jefe del Gobierno gusta de trabajar con los mejores, pero planes así redactados irremediablemente provocan la siguiente pregunta: ¿lo están haciendo bien?

El ocaso del Madrid de 'los galácticos'

El Real Madrid de la primera época de Florentino Pérez tuvo una etapa dorada a raíz de los fichajes de Luis Figo, Zinédine Zidane y Ronaldo. Vicente del Bosque era el responsable de organizar la preparación y rendimiento de un listado de futbolistas en el que, además de los citados, brillaban Iker Casillas, Roberto Carlos, Fernando Hierro, Steve McManaman, Raúl o Morientes. Un equipazo. Dos momentos auguraron la demolición.

Foto: Miguel Kindelán, responsable de GP Bullhound en España y Portugal. (EC)

El primero se produjo después de la victoria del Madrid en la Liga 2002-03, en la última jornada. Los blancos celebraron el título en Cibeles, y después en el Mesón Txistu. Entrada la madrugada, Florentino Pérez y Fernando Hiero tuvieron un encontronazo porque el capitán afeó al presidente la gestión mediática de los fichajes. Desde hacía semanas, el cuerpo técnico y la plantilla debían afrontar preguntas y rumores sobre la llegada del futbolista más famoso del planeta en aquel entonces: David Beckham. Desde el primero al último jugador, tuvieron que conjurarse para no caer en la vorágine exterior y concentrarse en busca de la conquista de la Liga. Pérez había decidido que Del Bosque no seguiría, tampoco Hierro.

Para mantener el rumbo de éxito, el empresario contrató a un entrenador con fama de metódico y obsesivo, el portugués Carlos Queiroz. Su viaje en el Real Madrid comenzó a estropearse cuando la directiva decidió vender a Claude Makelele. El francés era un medio centro defensivo fundamental, no solo por la cantidad de balones que robaba, sino por la enormidad de campo que abarcaba gracias a su despliegue físico. La plantilla entera, incluido Queiroz, intentó que el futbolista no se marchara, sabedores de que las estrellas, sin él, pese a su estilo tosco, se debilitarían. Makelele, sin embargo, se marchó. Aquella temporada resultó un desastre para el Madrid y el preparador fue destituido. Estaban algunos de los mejores jugadores del mundo, pero deambulaban por el terreno de juego sin orden. La inversión multimillonaria se tambaleó. Beckham, también.

Foto: Pedro Sánchez (i) y su jefe de gabinete en Moncloa, Iván Redondo. (EFE) Opinión

El enorme gabinete de Redondo

Tres personas dirigen Moncloa: Iván Redondo, Paco Salazar y Félix Bolaños. Son muy buenos, y no lo dice quien escribe, sino varias personas que trabajan con ellos y dirigentes del Partido Socialista. Redondo es un estratega electoral y consultor político que, en palabras de un colega, estudia y estudia su entorno hasta dar con la tecla adecuada. "No es brillante; sí es un trabajador incansable e insaciable, y eso es tremendamente positivo para marcar un rumbo", cuenta sobre él esta fuente. A él se deben muchos aciertos, aunque también desaciertos. Sin dejar de lado que quien toma las decisiones es el presidente, su asesoría da una orientación fundamental.

De todos los que rodean al presidente, el jefe de gabinete es el único que no para de aumentar poder. El presidente, tras formar la coalición, le entregó una esfera de control monumental. Hace dos días, Alejandro Mata escribió en este medio que, por si fuera poco el volumen de organización que ya dirige, su gabinete ha contratado una herramienta que le permitirá supervisar qué hace cada ministerio, cuánto tiempo emplea en hacerlo y hasta qué desviación sobre los plazos pudiera acumular. Es extraña esta tentativa cuando existen numerosos organismos de coordinación en el Gobierno: las reuniones de jefes de gabinete, las reuniones de directores de Comunicación, las comisiones de secretarios y subsecretarios, las comisiones interministeriales, la comisión delegada de asuntos económicos y, por supuesto, el Consejo de Ministros, que se guía por los índices verde, rojo y negro en función del nivel de madurez y redacción de las propuestas legislativas.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su entrevista con El Confidencial, en abril de 2019 en el Salón Tàpies de la Moncloa. Al fondo, el director de su Gabinete, Iván Redondo. (Jorge Álvaro Manzano)

Un día antes, Marta Ley desmenuzó en El Confidencial la masa salarial del gabinete del presidente, cuyo gasto se ha incrementado en medio millón por la incorporación de más altos cargos. Más de 30 trabajan a la sombra del presidente, sin contar con los asesores, quienes, en correspondencia con la cualificación de los jefes y jefas, también muestran currículos más que solventes.

Moncloa, por tanto, es un centro de alto rendimiento dedicado a entender la España del presente y, sobre todo, la España del futuro.

Planes estrella, propaganda estelar

Dirigentes próximos a Sánchez destacan a menudo que es el líder político en estos momentos mejor valorado porque, de modo indeleble, transmite las tres cualidades esenciales: liderazgo, proyecto y equipo. Nadie discute al presidente, a quien paradójicamente el poder ha ido ocultando algunos defectos, entre ellos la inseguridad que sí caracterizó su primera vida: aquella secretaría general del PSOE de la que le echaron a patadas. Quizá tenga que ver en ello la estructura de poder que ha creado alrededor. Un jefe de gabinete poderosísimo con mil atribuciones que, de paso, traza un círculo de protección al presidente. Como dice un antiguo dirigente socialista: un sistema más presidencialista que el sistema más presidencialista, pero sin estar en un país presidencialista.

Sánchez habla ahora de vacunas y recuperación porque sabe que en ambos vectores descansa el futuro. Cree, o le han dicho, que en medio del bullicio de furia actual sus palabras resuenan mejor. El presidente quizá deba detenerse un segundo y pensar esto: anunció un plan de vacunación sin contenido y ahora anuncia un plan de recuperación sin mucho contenido. ¿Qué está pasando?

Foto: El Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en visita al Instituto Cervantes en Senegal, el viernes. (EFE)

"Propaganda", le dijeron este miércoles en el Congreso prácticamente todos los portavoces de la oposición, los aliados y los que le desprecian. Han sido ya cinco o seis las ocasiones en las que Sánchez ha desgranado el plan, sin que se supiera mucho más a medida que se sumaban los actos. La UE exige concreción y la tendrá a medias. En lo sustancial, el modelo laboral, el de pensiones y el fiscal, se va a dar de bruces con la autonomía política que demanda Sánchez, tal y como señalan este mismo jueves Iván Gil y Víctor Romero.

Así que ni tan ambicioso es el plan, ni tan detallado, y además lo enuncia el presidente en plena época electoral, contexto que al líder del PSOE se le da de maravilla. Pero nuevamente surgen las preguntas: dos ruedas de prensa en dos martes consecutivos tras dos consejos de ministros consecutivos... ¿Está intentando ir al duelo directo con Isabel Díaz Ayuso? Puede que sea un gran error; en su gabinete seguro que hay asesores que le están explicando y orientando. El 4 de mayo, por la noche, se verá si tenían razón.

El gabinete de Sánchez es numeroso, quizá demasiado, y su jefe de gabinete acumula mucho poder, y cuanto más poder, más necesidad de control. El talento es esencial, pero su organización también. Lo primero es indudable, lo segundo está en tela de juicio. Redondo corre el riesgo de ser como Queiroz en 2003.

A Pedro Sánchez le gusta trabajar con los mejores y a su jefe de gabinete, Iván Redondo, también. Moncloa se ha convertido en un especie de centro de alto rendimiento con el objetivo de colocar España en la cumbre mundial del prestigio. La oficina económica analiza cada día la mejor manera de conseguir la recuperación, el Departamento de Unión Europea planifica meticulosamente cada paso de Sánchez entre la élite de las capitales continentales y el área de prospectiva explora las vías por las que llegar al futuro antes de que el futuro llegue al presidente.

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