Lo que C. Tangana y Terminator te pueden enseñar sobre la arquitectura de la periferia

Cuando C. Tangana decidió estirar su beef con Los Chikos del Maíz [beef: enfrentamiento entre dos artistas, para los no iniciados como un servidor], eligió la Plaza de Castilla como escenario. Allí, se encaramó al monumento de José Calvo-Sotelo y grabó el tema Los chikos de Madriz, con el que despachó a los raperos mientras se comía un cubo de palomitas. De fondo, la pétrea estatua con formas poligonales de Calvo-Sotelo, el gran hito de tinte brutalista en forma de quilla o proa de barco que se alza tras esta y el doble muro curvo de granito con altorrelieves en caliza que completa el conjunto con el que el franquismo homenajeó al político gallego.

Este es solo un ejemplo de que la arquitectura ajena al centro histórico también puede protagonizar películas, series o videoclips si conseguimos caminar Madrid mirando hacia arriba, más allá del icónico luminoso de Schweppes del Edificio Carrión, por el que Santiago Segura se descolgó en la taquillera El Día de la Bestia.

De hecho, con C. Tangana a todo volumen nos trasladamos a Vallecas. Los pabellones circulares del Ecobulevard del Ensanche aparece en numerosas tomas del videoclip Tiempo. Aquí podemos buscar la sombra bajo las intrincadas estructuras de material metálico reciclado, tejido a modo de malla. Estas sostienen vegetación real que regula y protege térmicamente el interior, creando así tres refugios climáticos urbanos, tres espacios de juego y encuentro que son humidificados por atomizadores de agua alimentados por paneles fotovoltaicos. El sistema, según sus autores, debería ser desmontado por completo cuando el entorno quede naturalmente vegetado, como explicó Belinda Tato, miembro del equipo de Ecosistema Urbano, en el podcast del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM).

Con Tangana viajamos también al barrio de Vinateros (Moratalaz). El ganador de cuatro Grammy convirtió el imponente hormigón visto de la iglesia parroquial de Santa Ana y la Esperanza en un protagonista más del tema Demasiadas mujeres. Este templo creado en 1966 al albur del desarrollismo y la dignificación urbanística de la zona es la gran obra sacra -o, al menos, la más personal, pues la dedicó a su hija fallecida- del arquitecto Miguel Fisac.

El video permite admirar el singular talento de Fisac, que diseñó el templo como un juego de volúmenes, materiales y luces. El ágora semicircular permite que los fieles arropen y participen de la liturgia, en concordancia con el aperturista Concilio Vaticano II. La ceremonia se celebra bajo el lucernario que se abre al volar las vigas huecas o de hueso desde la pared posterior a las bancadas hacia el presbiterio, pero sin llegar a tocarlo. En el imponente muro curvo del mismo se abren tres singulares áreas cóncavas dedicadas al atril, el altar y el sagrario.

Y si la conexión entre El Madrileño y la arquitectura todavía nos pareciese casual, aún podríamos visitar la Casa Carvajal en Somosaguas (Pozuelo). El sueño racionalista de Javier Carvajal, con hormigón, vegetación integrada y fuentes de inspiración árabe, acogió el rodaje -bajo extrema vigilancia de los propietarios- de Comerte entera. Cabe mencionar que el director Carlos Saura ya había rodado aquí en 1969 su película La madriguera, como recoge el archivo de la Fundación Docomomo para la protección de la arquitectura moderna.

Terminator en Ciudad Lineal

Como no solo de grandes obras vive Hollywood, visitamos ahora la funcional arquitectura residencial del distrito de Ciudad Lineal. La productora de Terminator 6: destino oscuro eligió el barrio de Pueblo Nuevo -tras pasar por Lavapiés, donde Linda Hamilton ejerció su celebrado papel de Sarah Connor- como ejemplo de la arquitectura de esta zona periférica, caracterizada por su pasado industrial y por la emigración. Sus edificios de 4-5 alturas en ladrillo visto con terrazas voladas de barandilla metálica y bajos comerciales se apiñan sobre viales de un solo carril de circulación. Esta configuración es la que permitió transformar un manojo de calles en un pueblo mexicano. Y hasta aquí podemos contar para no hacer spoiler…

Infravalorar esta arquitectura sería un error. Entre las calles de Alcalá, García Noblejas y Largo Caballero encontramos decenas de promociones de viviendas protegidas destinadas a cubrir la necesidad de casas higiénicas, concepto heredado del siglo XIX. Sus destinatarios fueron las clases bajas que llegaron en masa en los años 60 y 70 del siglo XX, atraídas por el empleo fabril. Hablamos de edificios como los de Antonio Labrada, que configuraron manzanas enteras de bloques con una escalera, dos o en corredor. Las antiguas celosías de vidrio que Labrada diseñó y el ladrillo visto que confería a las construcciones su personalidad han sido sustituidos o cubiertos progresivamente con morteros coloreados o SATE, según la Guía de Arquitectura del COAM.

El escolasticado de Carabanchel

A estas alturas, los seriéfilos ya sabrán que la banda de el Profesor ni se acercó a la Fábrica de Moneda y Timbre o al Banco de España, pues los fabulosos atracos de La casa de papel se escenificaron, en realidad, en la sede del Centro Superior de Investigaciones Científicas -cuyo edificio central fue proyectado por Miguel Fisac- y en los Nuevos Ministerios.

Menos conocido es que la serie 30 monedas, con Eduard Fernández, Megan Montaner y Miguel Ángel Silvestre, tuvo entre sus escenarios el Instituto del Patrimonio Cultural de España (Ciudad Universitaria), cuya espléndida biblioteca circular recorrimos en Caminemos Madrid. Del mismo modo, ha pasado desapercibido que una de las muchas fincas de recreo que albergaron los carabancheles sirvió como telón de fondo a otra serie, Las chicas del cable.

Volvamos, pues, al extrarradio, en el límite sureste de la ciudad. Si los vigilantes de los pabellones que flanquean la entrada nos dejan, nos asomaremos a la verja de hierro para contemplar el antiguo Escolasticado de los Padres Marianistas, transformado después en el actual Colegio Amorós. Paseando por la exedra o subiendo por la escalera principal de doble ramal con balaustrada observaríamos a las protagonistas de la serie, que recrea la vida de las primeras empleadas de la compañía telefónica en el Madrid de comienzos del s. XX.

De estilo barroco clasicista, este antiguo palacete del siglo XVIII llama la atención por su planta cuadrada rematada en cuatro torreones y por su fachada con pórtico, sobre el que aparece el escudo condal de Campo de Alange. Mención aparte merece la capilla neoclásica posterior. Este oratorio, de planta de cruz griega y cúpula nervada, terminó unido al edificio principal tras la magnífica ampliación del complejo original de Ramón Durán, finalizada por el arquitecto Luis Moya Blanco en 1944. Palacio y finca llegaron a ser propiedad de la reina María Luisa de Parma, esposa de Carlos IV, y de la hija del valido y ministro preferido del monarca, Manuel Godoy, como recogió el doctor en Historia Fernando Escribano en la revista Madrid Histórico.

Concluimos aquí el paseo por esa arquitectura menos conocida, de la que sobran ejemplos y faltan muchas páginas por escribir. Te invitamos a seguir descubriéndolas con nosotros en próximas entregas de este blog. Prometemos no decepcionar.