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Ayuso sigue bajo sospecha en el PP
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Javier Caraballo

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Ayuso sigue bajo sospecha en el PP

Nadie se podía meter en una apuesta por Ayuso sin saber cuál ser el devenir judicial de los negocios de su hermano

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Mariscal)
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Mariscal)
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“Aquí nadie está seguro de que todo lo que ha pasado con el hermano, todos sus negocios, pueda defenderse judicialmente”. En la conversación, la frase surge casi al final, pero sintetiza bien el momento: Isabel Díaz Ayuso ha vencido en su batalla con Casado, pero no ha ganado la guerra. Podría decirse, incluso, que dentro del Partido Popular se considera que es ella misma, la presidenta de la Comunidad de Madrid, la única que puede pintar una línea roja en su entorno, la que puede limitarse su futuro si, como se temen, no se ha aclarado aún todo lo que rodea a los negocios de su hermano Tomás, aquel que fue señalado por Pablo Casado, el presidente caído. La nueva dirección 'de facto' del Partido Popular ya ha movilizado a los nuevos nombres que dirigirán el partido y, al repasarlos, muchos de ellos están de vuelta.

Es el caso de quien hace este análisis de lo ocurrido y del futuro inmediato del PP. Hombre o mujer, es de aquellos nombres propios que siempre se relacionan con el Partido Popular, aunque haya algunas etapas en las que se ha mantenido en un discreto segundo plano. Siempre se podía imaginar que estaba allí, en las reuniones en las que se cuecen las intrigas, se amasan las alianzas y se templan las venganzas. Pero incluso a este tipo de gente, que forma el esqueleto de los partidos políticos, le ha sorprendido la crisis de hace dos semanas, la que acabó con el liderazgo de Pablo Casado en 72 horas. Le quedan intactos los reflejos de cuando participaba en la confección de discursos y estrategias, un esquema mental escalonado con el que se explican las razones de la convulsión, las esperanzas en Núñez Feijóo y las reservas hacia Díaz Ayuso.

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Rodrigo Jiménez)

“Perdona que utilice el tópico de la ‘tormenta perfecta’, pero es que no hay mejor símil que ese. Lo que ha ocurrido, con la virulencia con que se ha desatado, y a la velocidad a la que ha ocurrido todo, solo puede explicarse así: tres circunstancias graves y las tres estallan al mismo tiempo”. Se detiene, sorbe café y detalla.

“La primera de todas es la que se ha vivido dentro del partido, el malestar que se ha ido acumulando en estos tres años contra Teodoro García Egea, por su forma de ejercer como secretario general. Ya sé que, ocasionalmente, por los congresos de esta o de aquella provincia o comunidad, saltaban las tensiones a los medios de comunicación, pero el malestar interno era mucho mayor y, sobre todo, muy extendido. Esto no lo reconocerá nadie, pero a muchos en el partido les faltó aplaudir con las orejas cuando Cayetana Álvarez de Toledo lo retrató en su libro y le dio un mamporro antológico: ‘Teodoro ejerce el poder de forma despótica, su único lenguaje son las pelotas y el peloteo, la Teodocracia’. ¿No era eso lo que dijo Cayetana? En fin, escrito está, porque yo tampoco voy a reconocer que he leído su libro… La cuestión es que, de la misma forma que había gente que culpaba en exclusiva a Teodoro, otras muchas pensaban, con toda la razón, que en un partido presidencialista como es el nuestro el secretario general no toma ninguna decisión trascendente sin el presidente. No hace falta haber estado en Génova para saber cómo funcionan las cosas…”.

Foto: Alberto Núñez Feijóo.(EFE/Brais Lorenzo) Opinión

“Lo segundo que ocurre es que, ya sea por nervios, ya sea por inexperiencia o por soberbia, que de todo hay en un partido político como bien sabemos, los dos, Pablo Casado y Teodoro García Egea, acaban picando el anzuelo que les habían lanzado. Pasarán los años y este hombre, me refiero a Pablo, no terminará de explicarse cómo pudo comportarse así y cómo lo tiró todo por la borda de esa manera. Con una sola frase, cavó su tumba política, con Carlos Herrera como marmolista de la lápida. Me refiero a esa frase terrible de que ‘cuando morían en España 700 personas, le dio a su hermano un contrato para que recibiera 300.000 euros por vender mascarillas’. Hasta ahí llegó Pablo, porque la gente en este partido, toda la gente, se llevó las manos a la cabeza. En qué partido estamos para que el presidente acuse de esta manera a la presidenta de Madrid… ¡Ni los más salvajes de la oposición se habían atrevido y van ellos y pican el anzuelo! Y digo bien: anzuelo. Me explico. Con los datos que tenemos encima de la mesa, parece que no hay problema, pero hay que verlo. Aquí nadie está seguro de que todo lo que ha pasado con el hermano, todos sus negocios, pueda defenderse judicialmente. Quiero decir que no tenemos garantías de que este asunto no acabe afectándole a Isabel, incluso si ella no acaba en ningún sumario judicial, pero sí su hermano. Si eso sucede, le complicaría mucho la existencia. Pero mucho, mucho… Y para aclararlo todo, me temo que tendremos que esperar todavía. Es verdad que de todo esto se lleva hablando mucho tiempo, pero todo lo que conocemos son pesquisas de sobremesa. Yo, por ejemplo, he oído toda clase de cifras, que si 50.000, que si 300.000, que si 400.000… Cuando vamos a conocer la cifra exacta, y no te quepa la menor duda, es cuando la investigación judicial avance y se crucen los datos que, hasta ahora, han estado bajo secreto en la Agencia Tributaria. Es verdad que el Gobierno podría tener acceso a la información fiscal, pero nadie se atreve porque meterse en un ordenador siempre puede dejar huella y hacerlo supone cometer un delito. Por eso digo que, hasta ahora, todo es rumorología, pero cuando la Fiscalía pida los datos, se acabó la especulación”.

Foto: El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Brais Lorenzo)

“La tercera fase de todo este lío se deriva de lo anterior y explica que Alberto Núñez Feijóo, también en dos días, haya hecho las maletas, preparado el equipo con cuatro telefonazos y pactado la salida con Casado. Entenderás que, con lo que acabo de decirte, es obvio que Isabel estaba invalidada en esta fase para aspirar a nada más... Nadie se podía meter en una apuesta por Ayuso sin saber cuál será el devenir judicial de los negocios de su hermano. Habrás observado, además, que, aunque este asunto estaba polarizado entre los dos, Casado y ella, nadie, absolutamente nadie, ha cuestionado ni sugerido que le suceda en la presidencia del partido. Lo de Alberto ha sido como un zapatazo en la mesa, un ‘se acabó este lío’, que todo el mundo ha entendido. Desde la semana pasada se está organizando el congreso, también en tiempo récord. Que hay mucho que recomponer y muy poco tiempo que perder. La suerte de todo esto es que, como se produjo de la manera que se produjo, ahora hasta casi parece una mala pesadilla. Yo me paro ahí; para lo demás, el refranero: no hay mal que por bien no venga”.

“Aquí nadie está seguro de que todo lo que ha pasado con el hermano, todos sus negocios, pueda defenderse judicialmente”. En la conversación, la frase surge casi al final, pero sintetiza bien el momento: Isabel Díaz Ayuso ha vencido en su batalla con Casado, pero no ha ganado la guerra. Podría decirse, incluso, que dentro del Partido Popular se considera que es ella misma, la presidenta de la Comunidad de Madrid, la única que puede pintar una línea roja en su entorno, la que puede limitarse su futuro si, como se temen, no se ha aclarado aún todo lo que rodea a los negocios de su hermano Tomás, aquel que fue señalado por Pablo Casado, el presidente caído. La nueva dirección 'de facto' del Partido Popular ya ha movilizado a los nuevos nombres que dirigirán el partido y, al repasarlos, muchos de ellos están de vuelta.

Isabel Díaz Ayuso Partido Popular (PP)
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