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¿Por qué hay paro en España si los inmigrantes encuentran trabajo?
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Javier Caraballo

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¿Por qué hay paro en España si los inmigrantes encuentran trabajo?

De todas las preocupaciones que dejó el profesor Ramón Tamames en el Congreso de los Diputados, esa pregunta destacaba sobre todas las demás, porque parece que nadie quiere enfrentarse a esa contradicción

Foto: Ramón Tamames. (Reuters/Juan Medina)
Ramón Tamames. (Reuters/Juan Medina)
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Lo dijo y la pregunta quedó flotando, como una enorme pompa de jabón, por encima de las cabezas de todos ellos, hasta que, al final, explotó, plof, y se solucionó el problema sin tener que contestarla. Pero los taquígrafos la habían anotado y ahí se quedará para la historia, una pregunta con respuesta en blanco: “¿Por qué en España existen tres millones y medio de parados y todos los hispanoamericanos que vienen encuentran trabajo al día siguiente?”. De todas las preocupaciones que dejó el profesor Ramón Tamames en el Congreso de los Diputados —ya no insistiremos más en el desastre político que ha supuesto la moción de censura—, esa pregunta destacaba sobre todas las demás, porque parece que nadie quiere enfrentarse a esa contradicción.

Como un tabú, un problema que hay que esquivar, un debate que es preciso evitar para no correr el riesgo de tropezarse con explicaciones que puedan ser incómodas para un dirigente político. Mejor seguir conviviendo con esa realidad que, sean cuales sean los motivos, como veremos ahora, encierra necesariamente una contradicción: algo falla en la estructura social, económica y formativa de un país que tiene la tasa de paro mayor de la Unión Europea y en el que, al mismo tiempo, la imposibilidad de disponer de mano de obra se ha convertido una de las principales preocupaciones de las empresas. Imaginemos la situación con dos líneas que transcurren en paralelo, por un lado, la de la cifra de parados y, por otro, la de los huecos de los empleos sin cubrir. Y jamás se aproximan, sino que se distancian cada vez más. Es absurdo. Y el profesor Tamames hizo bien en plantearlo, porque la forma en la que todos los portavoces esquivaron la pregunta en el Congreso de los Diputados nos hace ver que estamos ante un problema real que se rehúye.

Foto: Dos turistas, en una terraza de la playa en Tarifa. (EFE/A. Carrasco Ragel)

La pregunta en sí misma, por cierto, lo primero que rebate con su planteamiento es cualquier reacción racista frente a la inmigración, como tantas veces vemos en discursos populistas de extrema derecha. El fomento del racismo es una de las armas tradicionales de esos incendiarios, cuando trasladan a la sociedad que si existe un problema de paro es porque los inmigrantes vienen de fuera y les quitan a los de aquí el trabajo que les pertenece. Esa lógica grotesca, y perversa, queda desmentida con la pregunta de Tamames porque, en efecto, no es que los inmigrantes, en este caso hispanoamericanos, le birlen el trabajo a nadie, sino que aceptan trabajos que están vacantes.

Pensemos, por ejemplo, en la hostelería de Madrid, donde la presencia de personal de los países sudamericanos es abrumadora. O reparemos en lo que, cada año, ocurre en la campaña de los frutos rojos en la provincia de Huelva, que son cosechas que no podrían recogerse si no fuera por la mano de obra marroquí, fundamentalmente, pero también de inmigrantes subsaharianos y de la Europa del Este. En otros puntos de España ocurre exactamente igual, singularmente en Cataluña. En la pregunta de Tamames, por lo tanto, ya podemos encontrar una respuesta a la segunda parte de la duda. ¿Por qué todos los hispanoamericanos que vienen encuentran trabajo al día siguiente? Pues porque aceptan empleos vacantes que los españoles no ocupan.

Foto: Un repartidor, delante de una oficina de empleo. (EFE/Mariscal)

Hemos citado la hostelería y la agricultura, pero la falta de mano de obra se extiende a otros muchos sectores. La lista llega a ser descomunal, según los datos de la Encuesta de actividad empresarial del Banco de España. Cada mes, y la encuesta se realiza cada trimestre, aumentan las empresas con problemas para contratar mano de obra, de forma que ya se ha convertido en el tercer problema que más preocupa a los empresarios, solo por detrás de la crisis de los precios de la energía y de la incertidumbre por la política económica. Hasta el 35% de las empresas españolas admite que está afectado por la escasez de mano de obra. Y son muchos los sectores, desde el comercio, el transporte o la construcción hasta la informática, la ingeniería y la propia sanidad pública.

Es decir, que en el país de los tres millones de parados, en el país con el doble de tasa de desempleo que la media de la Unión Europea; aquí, en España, faltan informáticos, ingenieros, médicos, enfermeros, matemáticos, programadores, teleoperadores, camareros, jornaleros, cocineros, dependientes, transportistas, albañiles, fontaneros, pintores, carpinteros, electricistas, peones… En esa lista enorme es donde debemos insertar la primera parte de la pregunta, a la que no se encuentra respuesta: “¿Por qué en España existen tres millones y medio de parados?”.

Foto: Entrevista al catedrático Ramón Mahía Casado. (Isabel Blanco)
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Se decía al principio que la constatación de que la clase política evita enfrentarse y contestar esta contradicción, al menos aparente, es probable que tenga que ver con la posibilidad de que algunas respuestas sean incómodas para la sociedad. En el país de la campaña electoral permanente, la inmensa mayoría de los dirigentes políticos la eluden porque ninguno de ellos va a propiciar una polémica social que pueda dañarlo electoralmente. La simplicidad de los debates, por ejemplo, sobre el modelo educativo, la formación profesional, es con seguridad una de las agravantes, porque no tiene contacto con la realidad, sino que prima la confrontación política. Cada debate de educación en España acaba siempre reducido a agrias polémicas sobre la educación sexual o la religiosa, penes y curas, como se dijo aquí alguna vez de forma abrupta, mientras que se ignoran los problemas laborales de la juventud española, con casi un 30% de los jóvenes menores de 25 años en paro. En muchas provincias, esa cifra asciende casi al 50%; España tiene 10 de las 20 áreas metropolitanas con más desempleo juvenil de toda Europa.

Es evidente, por tanto, que estamos ante uno de los problemas estructurales más graves, con proyecciones temerarias hacia el futuro. Y que una pregunta, tan simple, tan necesaria, no se puede quedar flotando en el hemiciclo del Congreso de los Diputados, como una pompa de jabón. Así que, otra vez más: ¿por qué hay paro en España si los inmigrantes encuentran trabajo?

Lo dijo y la pregunta quedó flotando, como una enorme pompa de jabón, por encima de las cabezas de todos ellos, hasta que, al final, explotó, plof, y se solucionó el problema sin tener que contestarla. Pero los taquígrafos la habían anotado y ahí se quedará para la historia, una pregunta con respuesta en blanco: “¿Por qué en España existen tres millones y medio de parados y todos los hispanoamericanos que vienen encuentran trabajo al día siguiente?”. De todas las preocupaciones que dejó el profesor Ramón Tamames en el Congreso de los Diputados —ya no insistiremos más en el desastre político que ha supuesto la moción de censura—, esa pregunta destacaba sobre todas las demás, porque parece que nadie quiere enfrentarse a esa contradicción.

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