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El desafío de Ayuso a Casado con las cenas y el diputado (oculto) con covid
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Pilar Gómez

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El desafío de Ayuso a Casado con las cenas y el diputado (oculto) con covid

Todos estamos hastiados y si queremos evitar otro confinamiento hay que tomar medidas de prevención. Madrid debe seguir siendo tierra de 'tabernarios', pero no de antisistemas

Foto: Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Juanjo Martín)
Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Juanjo Martín)
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Y se armó el Belén. Las cenas de Navidad han sido la última escenificación del duro pulso que mantienen Génova y la Puerta del Sol. Lejos de que el espíritu navideño rebaje el enfrentamiento, las cosas van a peor, si es que pueden ir. Ayuso está enfadada porque se han suspendido los 'bolos' de los pueblos en los que, seguro, sería aclamada por mayoría como la presidenta legítima del PP de Madrid. En esto último no le falta razón, pero en lo de que hay una estrategia genovesa para privarla de su baño de masas, sí. Es una realidad que los contagios por coronavirus están al alza y que todas las grandes empresas e instituciones han prescindido de grandes celebraciones. En las últimas 24 horas se han registrado 482 casos de coronavirus en la Comunidad de Madrid y, como en el resto de España, habrá más en los próximos días, cuando los estragos del macropuente de diciembre se empiecen a hacer notar.

Foto: Isabel Diaz Ayuso, junto a Pablo Montesinos. (EFE/Fernando Villar)

Los expertos aconsejan responsabilidad individual y colectiva para hacer frente a los coletazos de delta cuando ya estamos en pánico por la variante ómicron. Las autoridades no van a atreverse a llevar a cabo grandes restricciones, pero el sentido común nos pide contención. La sentencia del Tribunal Constitucional sobre el estado de alarma ha dejado aún más desarmados a los presidentes autonómicos que, en estos días, pelean con sus tribunales de Justicia para ir implantando el pasaporte covid como primera barrera de contención. La lideresa no está dispuesta a soltar la bandera que la llevó a arrasar el 4-M. Madrid va a seguir siendo la meca de los 'tabernarios', pero debe ser compatible con la salud pública. Las grandes causas se truncan por pequeños errores. No se puede acabar en un discurso antisistema. Y empecinarse en las cenas de Navidad multitudinarias podría verse como tal. Culpar a Casado de todo lo que ocurre, también. El votante no lo entiende. En Génova, insisten en que el enemigo está en Moncloa. El riesgo del presidente del PP es que Ayuso le coloque como su 'alter ego' también en este tema.

placeholder Comida de Navidad del PP en 2019. (EFE/Fernando Alvarado)
Comida de Navidad del PP en 2019. (EFE/Fernando Alvarado)

Un diputado infectado

Nadie está inmunizado contra el coronavirus y eso que las vacunas han sido un éxito. Incluso el 'paraíso' del PP de Madrid es franqueable por la pandemia. El diputado del Grupo Popular Eduardo Raboso está en cuarentena por coronavirus. La Asamblea de Madrid aún no lo ha hecho público, pero tendrá que tomar medidas. El pasado jueves acudió al pleno y habrá que hacer una obligada cuarentena al menos entre las señorías que comparten bancada con el también portavoz de Sanidad en el Senado.

El PP debería pensar en las cenas reducidas. Es hora de sentarse Casado, Ayuso, García Egea y Almeida. Los especialistas permiten hasta 10 comensales si se ventila bien, así que no estaría de más que acudiese el jefe de gabinete de la presidenta, Miguel Ángel Rodríguez. Como en todos los encuentros navideños, tendrán que hablar con claridad, aun a riesgo de que se enfade el cuñado o se levante el padre de la novia, al que no le gusta el novio que ha elegido: “No es de los nuestros y quiere romper la familia”. Le acusarán de todos los males que han hecho que la relación antaño idílica sea hoy irreconocible. Pero todas las hijas se independizan y las pupilas políticas más. La reunión debería acabar con un gesto de conciliación por ambas partes, porque al fin y al cabo lo importante es que la familia (el PP) esté unida y eso es lo que señalan las últimas encuestas que se han publicado.

Y se armó el Belén. Las cenas de Navidad han sido la última escenificación del duro pulso que mantienen Génova y la Puerta del Sol. Lejos de que el espíritu navideño rebaje el enfrentamiento, las cosas van a peor, si es que pueden ir. Ayuso está enfadada porque se han suspendido los 'bolos' de los pueblos en los que, seguro, sería aclamada por mayoría como la presidenta legítima del PP de Madrid. En esto último no le falta razón, pero en lo de que hay una estrategia genovesa para privarla de su baño de masas, sí. Es una realidad que los contagios por coronavirus están al alza y que todas las grandes empresas e instituciones han prescindido de grandes celebraciones. En las últimas 24 horas se han registrado 482 casos de coronavirus en la Comunidad de Madrid y, como en el resto de España, habrá más en los próximos días, cuando los estragos del macropuente de diciembre se empiecen a hacer notar.

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