Urkullu tiene el antídoto contra Bildu: dar a Sánchez el veneno de Rajoy

Urkullu fue más duro que el PSOE a la hora de condenar que Bildu haya incluido en sus listas a asesinos. El lendakari verbalizó algo que algunos llevamos denunciando desde hace años. A la izquierda abertzale le falta aún mucho para ser homologable a cualquier otro partido. Son una formación legal, los miembros de sus listas ya han pagado sus crímenes con la Justicia y se les vota. Todo esto es verdad, pero también lo es que el hecho de elegir como representantes a etarras es la mejor prueba de que están orgullosos del historial de terror de sus candidatos.

Nunca el calificativo de "bilduetarras" tuvo más sentido. ETA dejó de matar, pero no es cierto que haya desaparecido, ha mutado. Zapatero nos confirmó que el trato con los terroristas fue que dejasen las armas a cambio de entrar en "el juego político". Hubo derrota policial, sí, pero también contraprestación política. En el momento de máxima debilidad operativa, los etarras entendieron que era más rentable entregar las armas. Fue una gran noticia. Ni un muerto más. El Estado de derecho venció, pero ahora podemos perder. Están imponiendo su relato.

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Con Bildu se puede, pero no se debe pactar. Hay que exigirles que condenen el terrorismo, que en sus listas no haya pistoleros y que Otegi sea purgado. ¿Por qué no lo han hecho? Porque está en su ADN, porque Bildu nace de las cenizas de ETA. Ojalá diesen un paso al frente aquellos que consideran que otra izquierda abertzale es posible. No lo harán. Por eso son los otros partidos los que deben darlo.

Sánchez ha hecho de Bildu un actor fundamental para la gobernabilidad de España. Les ha envalentonado. Han presentado leyes clave como las de la Vivienda o la mal llamada Memoria Democrática. Error tras error a cambio de mantenerse en la Moncloa. Se les ha permitido recibir como a héroes a los que mancharon con la sangre de compañeros socialistas las calles del País Vasco. Pero hay una oportunidad de rectificar. No volver a hacerlo nunca más. El PSOE tiene en su mano devolver a Bildu al ostracismo. El "sanchismo" no lo permitirá.

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Nada queda de aquel PSOE que pactó con el PP. Nada queda de aquel Patxi López que lideró tantas esperanzas. Pronto se han olvidado los socialistas de aquellos concejales valientes que fueron repudiados en su pueblo por pactar con la derecha. Entonces llevaban la cabeza alta. Hoy muchos la agachan. No reconocen a su partido. El socialismo es hoy parte del problema, no de la solución.

Y aquí es dónde el PNV entra en juego. Si no es por convencimiento, que sea por táctica política. Bildu está amenazando su posición hegemónica con el dopaje de Sánchez. Ese presidente al que ellos auparon en una moción de censura que Rajoy confió en ganar hasta el último segundo. Le engañaron y no olvida ni perdona. No quiere oír hablar de que Feijóo restituya relaciones con los nacionalistas vascos, pero el PP lo debe hacer. Si quiere gobernar España, urge un proyecto para el País Vasco.

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Urkullu tiene una vez más la llave. Puede despojar a Sánchez de la mayoría con la que le aupó. El líder del PSOE aspira a mantenerse en la Moncloa reeditando el Frankenstein. Es hora de desmembrar al monstruo. La relación con el presidente es tensa e inexistente. El lendakari comparte mucho más con Feijóo en lo político y lo personal. Si algo le ha funcionado al PNV ha sido el pragmatismo.

El ala dura quiere seguir dando cuerda a Sánchez bajo la quimera de una patria, pero les traicionará. La derecha nacionalista sobra en su proyecto de país. Fueron un mero instrumento para llegar al poder. Ya hay otro socio vasco en el Congreso. Había que engordarle para que cada vez cuente más en la ecuación y se hizo. Si Otegi tiene que ser lendakari para que Sánchez siga como presidente, lo será. Ese día ETA habrá ganado.