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La maldición socialista de la alcaldía de Madrid
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La maldición socialista de la alcaldía de Madrid

Sánchez busca un revulsivo para recuperar la ciudad 33 años después de haberla perdido, pero las opciones son tan nulas como los deseos de los aspirantes

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/ Sergio Pérez)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/ Sergio Pérez)
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Ha reverdecido Pepu Hernández como analista baloncestístico en las transmisiones de Mediaset. Se lo han permitido los progresos de la selección en el Eurobasket. Y se ha desdibujado su breve y titubeante experiencia política. Pedro Sánchez lo ungió como candidato a la alcaldía de Madrid hace tres años, acaso sobrevalorando la popularidad o el prestigio del “coach” que nos convirtió en campeones del mundo en 2006.

No fue la primera opción Pepu. Más bien la última. Sánchez ofreció la silla caliente a toda suerte de candidatos, incluido el difunto Pérez Rubalcaba. Declinó la propuesta, claro. Y lo hizo porque resultaba imposible sobreponerse a las alternativas de Almeida, Villacís y Carmena. Ocurre lo mismo ahora. Ocurre que Sánchez ha puesto a funcionar la ruleta de la fortuna. O la ruleta rusa. Y ocurre que la quiniela ha colocado en situación de angustia a los hipotéticos candidatos. Empezando por Pilar Llop, protagonista de una fallida campaña de acercamiento ciudadano que enfatizaba el interés hacia la renovación del CGPJ: “A veces voy en metro, a veces voy en autobús, y escucho a la gente que habla de este tema”.

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Suena la ministra de Justicia como aspirante al matadero, pero ni la resurrección de Tierno Galván redimiría al PSOE de la maldición que define la trayectoria municipal. No hay un alcalde socialista desde los tiempos de Juan Barranco. Han pasado 33 años desde entonces. Y es posible que transcurran otros 33 antes de que se remedie el sortilegio que maldice la fortuna del partido, entre la endogamia y el desprestigio sanchista.

Es más, la hipótesis de que Martínez Almeida alcance la mayoría absoluta en los comicios de primavera serviría a los populares de augurio a la victoria en las generales. El PSOE solo puede aspirar a la tercera plaza en Madrid. Por eso nadie quiere postularse al cetro de Cibeles. Y por la misma razón el dedazo de Sánchez se ha convertido en un castigo para quien lo reciba.

Tiene sentido acordarse de 'Una noche en Casablanca'. Me refiero a la fabulosa película de los hermanos Marx. Y la peculiaridad de un argumento que permite evocar la maldición socialista de Madrid. Lo digo porque Groucho Marx —Ronald Kornblow— acepta ocupar el cargo de director de un hotel sin importarle que sus predecesores hayan sido asesinados.

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Le sucede lo mismo a los candidatos socialistas a la alcaldía. Sánchez necesita un voluntario a la inmolación, un mártir. Y busca con denuedo cualquier solución imaginativa. Margarita Robles ha logrado regatear la propuesta. E igual han debido hacer otros personajes ajenos a la política que han tenido en cuenta el escarmiento de Pepu: de Campeón en Tokio a cuarto clasificado en la carrera municipal. Y víctima sacrificial de Sánchez. Que lo reclutó porque no se encontraba un voluntario dispuesto a competir con Manuela Carmena. Y porque Pepu fue su entrenador en el Estudiantes, de tal manera que el bastón de alcalde podría representar un hermoso nexo sentimental entre el foro y la Moncloa.

La experiencia ha resultado fallida y premonitoria. No ya porque Pepu era el candidato inadecuado, sino porque él mismo se percató de la escasísima cualificación. Como candidato y como portavoz. Por eso dimitió del cargo hace ahora un año e hizo propia la metáfora de la precariedad que aparece en una escena de 'Una noche en Casablanca', precisamente cuando Chico Marx, cliente del hotel, reclamaba a Groucho que la botella que le ha traído estaba vacía. “Claro, es un champán seco”, responde Kornblow.

Ha reverdecido Pepu Hernández como analista baloncestístico en las transmisiones de Mediaset. Se lo han permitido los progresos de la selección en el Eurobasket. Y se ha desdibujado su breve y titubeante experiencia política. Pedro Sánchez lo ungió como candidato a la alcaldía de Madrid hace tres años, acaso sobrevalorando la popularidad o el prestigio del “coach” que nos convirtió en campeones del mundo en 2006.

Pedro Sánchez PSOE CGPJ Moncloa Pilar Llop
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