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Un señor del Ibex (por fin) levanta la voz al Gobierno
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José Antonio Zarzalejos

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Un señor del Ibex (por fin) levanta la voz al Gobierno

Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, se ha enfrentado con solidez argumental a las políticas fiscales demagógicas del Gobierno en un ejercicio de compromiso socioeconómico. Hace falta que otros gestores del Ibex 35 le secunden

Foto: El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz. (Europa Press/Diego Radamés)
El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz. (Europa Press/Diego Radamés)
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Josu Jon Imaz, actual consejero delegado de Repsol desde 2014, es un gestor de larga trayectoria. Tras representar a su partido (PNV) en el Parlamento Europeo (1994-1999), desempeñó la cartera de Industria, Comercio y Turismo en el Gobierno vasco (1999-2004) y concluyó su carrera política en la presidencia del EBB del PNV entre 2004 y 2008. Abandonó ese cargo renunciando a la reelección con un mensaje a los nacionalistas y al conjunto de la sociedad vasca que tituló Apostar por el futuro. Fue aquel un texto inédito que llamaba a la moderación, la integración y el entendimiento entre los vascos. Fuese mayor o menor su éxito en conseguirlos, él lo intentó como nadie lo ha hecho en el PNV y por esa razón, entre otras, es una personalidad apreciada y respetada con generalidad en el País Vasco.

Después, su proyección nacional como gestor empresarial, equipado con una gran formación académica, experiencia y una particular bonhomía, le ha convertido en un referente de la clase empresarial española en la que la escasez de ellos permite al actual Gobierno (mucho más que a otros anteriores) impulsar políticas como la que Josu Jon Imaz denunció con solidez argumental en el artículo que publicó el pasado martes en El Correo y La Vanguardia. Imaz lo tituló con rotundidad: Industria o populismo, señalando así el dilema al que se enfrenta el empresariado industrial -también el financiero- si no se hace valer ante un Ejecutivo que vapulea la seguridad jurídica, base y fundamento para la certeza de las inversiones y la planificación a largo plazo de los proyectos industriales.

Imaz plantea el dilema de 'Industria o populismo' y se lamenta de que la demagogia fiscal del Gobierno busque el apoyo de Sumar

No hay recuerdo de que un consejero delegado de una empresa del Ibex 35 (Repsol se capitaliza en bolsa en más de 14.000 millones de euros) haya enfrentado públicamente al Gobierno con el daño que causan algunas de sus políticas y, singularmente, la fiscal. A propósito del mal llamado ‘impuesto’ temporal a las energéticas (en realidad un gravamen patrimonial de carácter no tributario previsto en el artículo 31.3 de la Constitución) y a la pretensión gubernamental de prorrogarlo y/o convertirlo en un impuesto indefinido compatible con el de sociedades, Josu Jon Imaz denuncia que esta exacción responde ‘simplemente al populismo y la demagogia al grito de que paguen las empresas para favorecer a los que lo pasan mal’. Advierte el consejero delegado de Repsol que este gravamen implica un ‘dislate’ porque establece una ‘doble imposición’ (cierto, porque grava los ingresos y el de sociedades lo hace a los resultados) que tumbarán luego los tribunales con grave daño para los ciudadanos.

Las advertencias de Imaz son claras: pérdida de competitividad, ralentización del sector energético español, desvío de inversiones y pérdidas de empleo. Y todo, dice el gestor, ‘para que Sumar siga sosteniendo un Gobierno’. Hace falta tener entereza para formular nítidamente un diagnóstico crítico del Gobierno que es tan compartido por el empresariado como omitido públicamente por ese estamento, incluso en sus foros profesionales. Para recordar: la ‘enhorabuena’ del presidente del BBVA a Pedro Sánchez en junio pasado por la ‘buena marcha de la economía. Vivir para ver, por mucha opa hostil al Sabadell que explicase la obsequiosidad de Carlos Torres.

Al consejero delegado de Repsol tendrían que secundarle otros gestores de las empresas del Ibex 35 en un ejercicio de compromiso con el país

Lo cierto es que Repsol ya ha desviado a Portugal determinadas inversiones y ha congelado otras previstas en Cataluña hasta que el Ejecutivo se decante por la sensatez y las correctas técnicas fiscales. A Imaz deberían hacerle coro otras voces de un Ibex 35 conformista, dócil, en ocasiones escapista e inseguro sobre sus propias posibilidades de incidir decisivamente, como legítima fuerza social, sobre las políticas económicas, fiscales y laborales más erráticas y heterodoxas de este Gobierno. En el que se inserta una extrema izquierda antiempresarial, hostil a la meritocracia y el emprendimiento, interventora y con un modelo de gasto público insostenible para lo que incurre en prácticas claramente confiscatorias, por ejemplo, con estas exacciones, inicialmente temporales y al margen del sistema tributario.

Al final, los empresarios, en los términos expresados por Josu Jon Imaz, han de ser conscientes de que está en juego un modelo social de auténtico progreso que no es el que implementan las políticas gubernamentales en el área fiscal y laboral. Hasta el gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, recentísimo exministro entusiasta de Sánchez, se ha pronunciado: “Sería deseable cambiar el diseño del impuesto a la banca y hacerlo neutral”. Bienvenido al club, aunque sea con retraso.

El aviso de Josu Jon Imaz reverbera el recuerdo de la marcha de Ferrovial en abril de 2023 a los Países Bajos y conecta con los criterios menos burocratizados de algunas asociaciones y entidades mercantiles, como el Instituto de Empresa Familiar que el pasado martes recibió un mensaje muy explícito del Rey en su XXVII Congreso, y como el Círculo de Empresarios que acaba de publicar su encuesta sobre las inquietudes de sus socios que ratifican el diagnóstico de Josu Jon Imaz.

Foto: El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz. (Europa Press/Diego Radamés)

Antonio Garamendi también tiene que estar atento. La CEOE tuvo en su momento una crisis de credibilidad, reputación y eficacia que motivó la constitución en 2011 del llamado Consejo Empresarial para la Competitividad , a modo de think tank, un eufemismo para activar una representación empresarial potente integrada por las diecisiete mayores empresas y el Instituto de Empresa Familiar. El fallecido César Alierta, presidente de Telefónica, definió la función del nuevo ente como “un ejercicio de responsabilidad social empresarial”. El Consejo desarrolló sus objetivos durante el Gobierno del PP bajo la presidencia de Mariano Rajoy.

El sistema empresarial es reverente con el poder político, aunque está legitimado para colaborar en la buena marcha de las políticas económicas

El Consejo se disolvió en 2017 y regresó a la normalidad el funcionamiento de la patronal. Las circunstancias podrían estar aconsejando que las compañías del Ibex, asumiendo su responsabilidad, colaboren a que las variables esenciales de la economía española se preserven de los males contra los que ha alzado la voz Josu Jon Imaz abriendo así un espacio para el protagonismo necesario del entero sistema empresarial español, demasiado reverente con el poder político y, en ocasiones, poco comprometido con la marcha sociopolítica renqueante del país.

Josu Jon Imaz, actual consejero delegado de Repsol desde 2014, es un gestor de larga trayectoria. Tras representar a su partido (PNV) en el Parlamento Europeo (1994-1999), desempeñó la cartera de Industria, Comercio y Turismo en el Gobierno vasco (1999-2004) y concluyó su carrera política en la presidencia del EBB del PNV entre 2004 y 2008. Abandonó ese cargo renunciando a la reelección con un mensaje a los nacionalistas y al conjunto de la sociedad vasca que tituló Apostar por el futuro. Fue aquel un texto inédito que llamaba a la moderación, la integración y el entendimiento entre los vascos. Fuese mayor o menor su éxito en conseguirlos, él lo intentó como nadie lo ha hecho en el PNV y por esa razón, entre otras, es una personalidad apreciada y respetada con generalidad en el País Vasco.

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