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La Moncloa avisa: "El partido comienza en enero"
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Esteban Hernández

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La Moncloa avisa: "El partido comienza en enero"

Hace apenas seis meses, las previsiones eran muy negativas para el futuro del Gobierno. Ahora, los socialistas creen que han logrado empatar el marcador electoral y que vienen mejores tiempos

Foto: Calviño y Sánchez, en el Senado. (EFE/Kiko Huesca)
Calviño y Sánchez, en el Senado. (EFE/Kiko Huesca)
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La hoja de ruta electoral del Partido Socialista será distinta a partir de enero. El objetivo que habían trazado hasta Navidad era recuperarse del golpe en las encuestas que supuso la llegada de Feijóo a la presidencia del PP. La irrupción de un nuevo líder, con un perfil más moderado, con el partido pacificado y con experiencia en la gestión, hizo pensar a los populares que era posible frenar electoralmente a Vox y, al mismo tiempo, ganar electores centristas descontentos. El efecto efervescente de Feijóo dio la sensación, y esa idea intentaron transmitir repetidamente desde Génova, de que la legislatura de Sánchez había llegado a su fin, y que las futuras elecciones generales, fueran cuando fuesen, solo tenían un vencedor posible.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Reuters/Violeta Santos Moura)
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Eliminar esa idea del discurso era prioritario para la Moncloa, en la medida en que, de arraigar, llevaría a Sánchez a un final de mandato tremendamente difícil. El fantasma de Zapatero y de sus últimos meses era sacado a colación por los populares en cuanto había ocasión. Corrieron toda clase de especulaciones sobre el presidente, incluida la elección de un candidato socialista diferente para las generales, la búsqueda de un retiro institucional en Europa para él o tantas otras cosas.

Una nueva foto

Pocos meses después, la foto es muy diferente. El PP está por encima del PSOE en las encuestas, pero por muy poco, y nadie da por sentado que cuando lleguen las elecciones generales el bloque de izquierdas no pueda repetir mandato. Sánchez logró evitar que la espuma de la efervescencia del PP le apagase, en parte porque el líder popular no ha ratificado las expectativas, y en parte porque la presión socialista sobre el candidato popular hizo mella. El objetivo era presentar a Feijóo como mucho menos sólido de lo que aparentaba, y consiguió su propósito. Con el marcador empatado, la perspectiva socialista es distinta: como avisan desde la Moncloa, “el partido comienza en enero”.

Ahora no ocurre así, y el teórico descontento con los socialistas por Cataluña no va necesariamente a parar al Partido Popular

La ruptura de las negociaciones sobre la renovación del CGPJ y el regreso a una división clara entre bloques, que ha tenido en esta semana su momento de tensión mayor, podría marcar un momento electoral distinto, pero ninguno de los partidos lo cree. Estas peleas raramente desgastan por sí mismas a los bloques, ya que ratifican las posiciones previamente tomadas, elevan el volumen y encrespan a los ya politizados, pero generan poco trasvase de votos.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, escucha a Pedro Sánchez en el Senado. (EFE/Fernando Alvarado)

Tampoco Cataluña y las reformas de la malversación y la sedición tendrán grandes efectos en las encuestas. El teórico desgaste para el PSOE que estas iniciativas legislativas podría acarrearle tampoco parece estar sucediendo. En parte porque los socialistas están sólidos en Cataluña, mientras el PP tiene todavía mucho que recorrer en esas tierras para contar con un porcentaje mínimamente relevante de voto; en parte porque, como creen en la Moncloa, las disputas territoriales están generando nuevos efectos. En los últimos años, una mayor cercanía o tolerancia con los nacionalistas provocaba un aumento de voto de los socialistas en los territorios periféricos, pero también veían cómo disminuía su aceptación en el resto de España, y ahí estaba el PP para aprovechar el desgaste. Ahora no ocurre así, y el teórico descontento con los socialistas por ese motivo puede ir a parar a distintos partidos o incluso a la abstención, y no necesariamente al PP.

La baza económica

El segundo tiempo del partido comienza, efectivamente, en enero, y tendrá una clave económica muy decidida, en la que el Gobierno está dispuesto a echar el resto. Si en el verano pasado las previsiones para España eran bastante oscuras, hoy las perspectivas parecen mucho más sosegadas. Los organismos internacionales apuntan que 2023 será bastante menos duro de lo que se esperaba e incluso hay quienes creen que España, a finales de año (el momento teórico previsto para las generales) puede estar viviendo cierta recuperación. El PSOE, en las próximas fechas, tratará de impulsar medidas económicas para ayudar a los ciudadanos para hacer frente a la crisis, de modo que, junto con las ya tomadas, cuenten con un importante activo para el momento de las generales. Obviamente, 2023 se presenta muy incierto, también en lo económico, y dependiendo de cómo cuadren las cuentas en los hogares, el humor social será muy distinto. El Gobierno sabe que la baza de las ayudas puede jugar a su favor, y que la tiene en la mano.

Además de recordar que llegan a Navidad cerca del PP, lo que desean señalar es que, en el partido que comienza en enero, se ven con ventaja

Quizá por ello, las elecciones municipales y autonómicas tratarán de jugarse, por parte del PP, en clave de plebiscito contra el Gobierno. Pero como quienes eligen al alcalde son los vecinos, que diría Rajoy, es probable que esa intención no sea demasiado efectiva. Son comicios en los que prima el voto pragmático y en que a menudo es más importante el candidato que el partido al que representa. Lo normal, además, es que tanto el PP como el PSOE, que son quienes cuentan con mayor poder territorial, salgan favorecidos en esas elecciones, y que no se produzcan cambios sustanciales en los municipios y comunidades gobernados por cada uno de ellos.

Es decir, que el mensaje que mandan desde la Moncloa es doble. Además de recordar que han logrado llegar a Navidad cerca del PP, lo que desean señalar es que, en el partido que comienza en enero, se ven con ventaja.

La hoja de ruta electoral del Partido Socialista será distinta a partir de enero. El objetivo que habían trazado hasta Navidad era recuperarse del golpe en las encuestas que supuso la llegada de Feijóo a la presidencia del PP. La irrupción de un nuevo líder, con un perfil más moderado, con el partido pacificado y con experiencia en la gestión, hizo pensar a los populares que era posible frenar electoralmente a Vox y, al mismo tiempo, ganar electores centristas descontentos. El efecto efervescente de Feijóo dio la sensación, y esa idea intentaron transmitir repetidamente desde Génova, de que la legislatura de Sánchez había llegado a su fin, y que las futuras elecciones generales, fueran cuando fuesen, solo tenían un vencedor posible.

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