Segundo Párrafo
Por
Lo más importante que puedes dejar de hacer en 2024
Si la realidad la va definiendo aquello a lo que prestamos atención, ¿no sería bueno dejar de pasar la cuarta parte del tiempo que estamos despiertos mirando el móvil?
Ni más excursiones al campo, ni dar clases de baile ni de cerámica. En vez de apuntar en una lista las cosas que nos gustaría empezar a hacer en este año nuevo, es más útil de lo que parece proponerse qué es lo que no vamos a hacer. Mejor dicho, qué vamos a dejar de hacer. Del tiempo que vamos a liberar.
Hacerse una lista de las cosas que no haremos es más útil de lo que parece. Deja constancia de que el tiempo es finito y hay que elegir bien qué hacer con las 52 semanas que tenemos a estrenar este 2024. Con sus 52 lunes y sus 52 fines de semana. Está muy bien eso de pasar más tiempo con la familia, hacer deporte o aprender a cocinar platos nuevos. Pero por cada cosa que metamos en una lista de cosas que nos gustaría hacer, deberíamos apuntar también qué dejaremos de hacer para hacerle hueco.
Lo propone Olive Burkman en su famoso bestseller de The New York Times titulado
En realidad, hacer listas de lo que dejaremos de hacer es un antídoto contra el estrés. Anima a ser realistas. A priorizar, vaya. Cada uno tendrá sus particulares deseos de lo que dejar de hacer este año. La escritora Nuria Labari incluía en su inspiradora lista de las cosas que no hará en 2024 dejar de ordenar armarios, no ver series que le recomiende un algoritmo y dejar de intentar reflotar relaciones que naufragaron.
Por cada cosa que metamos en una lista de cosas que nos gustaría hacer, deberíamos apuntar qué dejaremos de hacer para hacerle hueco
Añadiría también no hacerse uñas de gel ni viajes de trabajo a ciudades sin mar. Pero de entre todas las cosas posibles que podemos dejar de hacer, la más importante, la que más tiempo libre va a dejarnos, no es ninguna de estas.
Si la realidad la va definiendo aquello a lo que prestamos atención, ¿no sería bueno dejar de pasar la cuarta parte del tiempo que estamos despiertos mirando el móvil? A ver, que habrá ratos superútiles de contacto con la familia, de escuchar música buenísima y, por supuesto, de leer El Confidencial. Pero por cada mensaje que vale la pena hay 10 grupos de WhatsApp estorbando.
La atención es un recurso limitado y finito. Si sumamos todas esas cosas a las que les prestamos atención, tendremos el resumen del año. Y, reconozcámoslo, puede que en 2024 no necesitemos ver tantos trucos de cocina ni vídeos de perros resbalando ni posts de exaltados desahogando sus vísceras en la red.
Pasar cuatro horas mirando el móvil es lo habitual, según varios estudios. También lo es tener una visión distorsionada de cuánto tiempo pasamos realmente mirando el móvil. ¿Cuatro horas? ¿Yo? ¿En qué? Estamos demasiado pendientes de cuánto tiempo pasan los adolescentes con las pantallas para auditarnos el propio.
Las apps están, de hecho, diseñadas para eso. Para liberar suficiente dopamina como para que resulte adictivo y perdamos la noción del tiempo. Lo bueno es que fácil saber cuántas horas pasamos exactamente a diario frente a la pantalla y en qué aplicaciones. Mírelo. Siempre se subestima.
Cada minuto haciendo scroll es un minuto que no hemos dedicado a todas esas cosas que de verdad queríamos hacer este año nuevo. Y cuatro horas diarias con el móvil son más de ocho semanas completas al año. Así que en vez de 52, tiene 44. ¡Feliz 2024!
Ni más excursiones al campo, ni dar clases de baile ni de cerámica. En vez de apuntar en una lista las cosas que nos gustaría empezar a hacer en este año nuevo, es más útil de lo que parece proponerse qué es lo que no vamos a hacer. Mejor dicho, qué vamos a dejar de hacer. Del tiempo que vamos a liberar.
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