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Por qué Feijóo debería reunirse con Sánchez en la Moncloa
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Marta García Aller

Segundo Párrafo

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Por qué Feijóo debería reunirse con Sánchez en la Moncloa

¿Cuántos días de vida de una legislatura perderemos con el intercambio de excusas para un encuentro que tarde o temprano tendrá que producirse?

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), y el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. (Europa Press/Jesús Hellín)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), y el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. (Europa Press/Jesús Hellín)
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Uno de esos estudios de origen dudoso pero que dan excelentes titulares se viralizó diciendo que perdemos 45 minutos de vida desde que tomamos la decisión de irnos de una fiesta hasta que nos vamos. Es una pena que haya resultado ser un bulo de una revista satírica, porque resulta muy creíble que si nos marcháramos sin marear tanto la perdiz, hasta dos días al año nos podríamos ahorrar. De lo que no hay duda es de que perdemos mucho tiempo dando excusas de por qué se marcha cada uno.

Sería interesante trasladar este estudio de las fiestas de las que no terminamos de marcharnos a las reuniones que no termina de apetecernos tener, pero a las que tarde o temprano vamos a terminar acudiendo. Anda que no se pierde tiempo dando largas. En España, tenemos un ejemplo excelente en la reunión que Feijóo está declinando tener con Sánchez. ¿Cuántos días de vida de una legislatura perderemos con el intercambio de excusas para un encuentro que tarde o temprano tendrá que producirse?

Caben pocas dudas de que la Moncloa tiene más interés en una puesta en escena de la reunión con Feijóo que en la reunión en sí. Si no, en vez de estar tan interesados en retransmitir los prolegómenos de la invitación, lo habrían estado en encontrar discretamente el momento que conviniera a ambas partes. Pero si Feijóo anda dándole largas a Sánchez para evitar que parezca que la Moncloa le fija los tiempos, tampoco está claro que le compense el riesgo. En vez de marcar agenda, más bien lo que el líder de la oposición consigue es que el día que vaya, porque terminará yendo, parezca que ha cedido y reconsiderado su postura.

El PP también quiere poner en evidencia que Sánchez está dispuesto a reunirse hasta con Puigdemont, pero a estas alturas eso ya lo dice el propio Sánchez sin rubor y con una sonrisa de oreja a oreja. Lo ha dado por hecho en los corrillos de la copa de Navidad de la Moncloa, en un ambiente distendido y rodeado de periodistas, en el mismo salón en el que el año pasado por estas fechas negaba que tal cosa pudiera suceder. Ahora, el presidente lo mismo felicita las fiestas que presume de que esta legislatura va a hacerse muchas fotos con un huido de la Justicia española y con quien haga falta. Además, el presidente aprovechaba la copa de Navidad en la Moncloa para insistir en que si Feijóo no quiere ir a la Moncloa a verle es porque no termina de asumir su derrota electoral, dejando claro de paso que él no termina de sacarle el gusto a regodearse por ella.

Foto: María Jesús Montero, Pilar Alegría y Diana Morant, este martes, en la comparecencia posterior a la reunión del Consejo de Ministros. (EFE/Zipi)

Normal que a Feijóo le disguste la actitud de Sánchez. Normal que quiera denunciar el desgaste institucional. ¿Pero no es más coherente hacerlo sin faltar al respeto institucional que supone declinar malamente la invitación de un presidente del Gobierno? Si Feijóo está dolido por la cantidad de veces que se entera por la prensa de cuestiones de Estado con las que sería conveniente que tuviese interlocución con Sánchez, ¿no sería más propio de su cargo decírselo a la cara? ¿No está para eso la política? ¿En qué momento reunirse con alguien que piensa diferente para decirle todo aquello en lo que cree que se equivoca ha pasado a considerarse blanqueamiento?

No yendo a la reunión con Sánchez, o más bien retrasando ese encuentro, Feijóo le pone en bandeja al presidente justo lo que más necesita en medio de las negociaciones con Junts y Bildu: una cortina de humo y un barniz institucional. Permite que el presidente presuma de estar intentando un diálogo frustrado y mostrarse víctima de un desplante del líder de la oposición. Lo que consigue Feijóo sigue sin quedar del todo claro.

Uno, buscando excusas para no acudir a la Moncloa. Otro, en la Moncloa regodeándose por ello. Esto sí que es una pérdida de tiempo.

Uno de esos estudios de origen dudoso pero que dan excelentes titulares se viralizó diciendo que perdemos 45 minutos de vida desde que tomamos la decisión de irnos de una fiesta hasta que nos vamos. Es una pena que haya resultado ser un bulo de una revista satírica, porque resulta muy creíble que si nos marcháramos sin marear tanto la perdiz, hasta dos días al año nos podríamos ahorrar. De lo que no hay duda es de que perdemos mucho tiempo dando excusas de por qué se marcha cada uno.

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