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En qué se parecen Junts y Vox
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Marta García Aller

Segundo Párrafo

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En qué se parecen Junts y Vox

'Make Cataluña great again'. O España. O América. O Brasil. Qué más da. El libro de estilo del nacionalismo identitario es bastante fácil de copiar. Los malos siempre son los otros, los de fuera

Foto: La portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras, durante un pleno en el Congreso. (Europa Press/Eduardo Parra)
La portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras, durante un pleno en el Congreso. (Europa Press/Eduardo Parra)
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España para los españoles, dicen unos. Cataluña para los catalanes, dicen los otros. Pero en seguida llegaron los moros en la costa a poner a toda la derecha más radical de acuerdo. Extranjeros, fuera. Cuantos menos, mejor. Sobre todo si son musulmanes.

En cuanto Junts se deja ver el plumero xenófobo queda claro lo mucho que sus mensajes de inmigración se parecen a los de Vox y a los de tantos partidos islamófobos que campan por Europa. Los xenófobos no entienden de fronteras. O, mejor dicho, al ser de lo único que entienden por mucho que se odien entre sí acaban pareciéndose irremediablemente.

Tras la petición de transferencias en materia migratoria que le hizo Junts al Gobierno a cambio de aprobarle esta semana los decretos, nos ha terminado de quedar claro por dónde van los tiros.

Sigue sin quedar nada claro qué competencias se pueden ceder a Cataluña o a cualquier otra comunidad en materia de inmigración sin saltarse la Constitución, pero sí que ha quedado clarísimo que Junts quiere sacar su pecho palomo contra los extranjeros para atraer más votos en las próximas elecciones catalanas con unos postulados que se parecen sospechosamente a los de Vox.

Foto: La presidenta de Junts, Laura Borràs. (Europa Press/Kike Rincón)

Y cuanto más explícitos sean en Junts con sus planes para restringir la inmigración, más difícil va a ser para el Gobierno de Sánchez justificar qué tiene de progresista su socio.

Los partidos populistas y de extrema derecha están camino de lograr sus mejores resultados en el Parlamento Europeo porque la receta del populismo nacionalista de ofrecer respuestas simples a problemas complejos funciona mejor que nunca en tiempos de incertidumbre.

Junts quiere sacar pecho contra los extranjeros para atraer más votos en las próximas elecciones catalanas con postulados similares a los de Vox

En realidad, el número de personas que entran en Europa sin permiso es menor que hace una década, las solicitudes de asilo todavía están muy por debajo del pico de 2015 y la mayor parte de la migración llega a UE de forma legal, pero el mensaje de que en Europa no caben más extranjeros está calando.

Cala también que los problemas de escasez de vivienda o de recursos públicos es culpa suya en vez de falta de inversión o mala gestión. Italia, Francia y Reino Unido están endureciendo sus leyes de extranjería.

En realidad, no importa cómo de grande sea el problema de la inmigración, sino cómo de grande se percibe. Y la derecha radical es experta en culpar a la inmigración de cualquier agravio. De hecho, de cara a las elecciones municipales, ya hay alcaldes de Junts compitiendo contra Vox y Alianza Catalana, normalizando discursos islamófobos y relacionando sistemáticamente inmigración con pobreza e inseguridad.

Foto: Una madre junto a su hija en el campamento improvisado de refugiados en Moria, en la isla griega de Lesbos. (Getty/Milos Bicanski)

No es en hacer del extranjero el problema en lo único que se parecen Junts y Vox. También se dan un aire algunas de las propuestas empresariales. Vox proponía hace un par de meses reducir las cotizaciones de empresas que "contraten trabajadores españoles". El matiz español es clave para Vox.

También ha propuesto medidas para proteger a las empresas españolas, que chocarían con la legislación europea, como choca la idea de Junts de multar a las empresas que no vuelvan a Cataluña o incentivar a las catalanas frente a todas las demás, que tanto ha escandalizado al nacionalismo español.

Junts quiere volver a la pureza catalana de antes de 1716 y Vox añora los tiempos de Don Pelayo. Cada uno imagina sus derechos históricos a medida del pasado imaginado que promete traer de vuelta. Make Cataluña great again. O España. O América. O Brasil. Qué más da. Si es que el libro de estilo del nacionalismo identitario es bastante fácil de fotocopiar. Los malos siempre son los otros, los de fuera.

El libro de estilo del nacionalismo identitario es bastante fácil de fotocopiar. Los malos siempre son los otros, los de fuera.

Y, por último, si en algo se parecen Junts y Vox es en ser un socio muy incómodo pero enormemente útil. No solo para facilitarle a sus socios llegar al poder tapándose la nariz. Útil, sobre todo, para que PSOE y PP puedan justificar a sus parroquianos que a cada uno le compensa ese socio incómodo porque peor es lo del otro. A ver con qué cara le va a reprochar el PSOE al PP que esté pactando gobiernos con un socio que criminaliza la inmigración. Y viceversa.

Habrá algún amable lector al que seguro le moleste muchísimo esta comparación entre Vox y Junts y algún lector menos amable al que le moleste aún más la crítica a los que cargan contra la inmigración por un puñado de votos.

Le molestará tanto que me deseará una violación grupal por parte de extranjeros. No sería la primera vez, porque la xenofobia, como el machismo, es tan injusta como previsible. El mensaje de que son los extranjeros los que más violan a las españolas, además de recurrente, es otro bulo compartido por xenófobos a ambos lados del Ebro.

Hay otra amenaza que no faltará. Nunca falta cuando escasean argumentos. Si tanto defiendes a los musulmanes, dirán, ¿por qué no te vas a Afganistán?

Porque a la derecha xenófoba y radical no solo le sobran los extranjeros, también los españoles que no somos suficientemente españoles para pensar igual que ellos. Igual que los catalanes que no son lo suficientemente catalanes.

Aunque los ofendidos de Junts, en vez de a Irán, seguramente me pidan indignadísimos que me quede en Madrid, que les parecerá bastante opresor ya de por sí. Por sus odios los conoceréis.

España para los españoles, dicen unos. Cataluña para los catalanes, dicen los otros. Pero en seguida llegaron los moros en la costa a poner a toda la derecha más radical de acuerdo. Extranjeros, fuera. Cuantos menos, mejor. Sobre todo si son musulmanes.

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