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Óscar Puente quería llamar la atención en redes... Hasta que se estropeó el cercanías
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Marta García Aller

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Óscar Puente quería llamar la atención en redes... Hasta que se estropeó el cercanías

Cuando en vez de la última salida de tono graciosilla lo que se viraliza es el enfado de la gente por el mal servicio de cercanías que le competen, la notoriedad deja de ser apetecible

Foto: El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente. (Europa Press/Carlos Luján)
El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente. (Europa Press/Carlos Luján)
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El ministro Óscar Puente fue a Salamanca a dar una 'masterclass' sobre la comunicación política y ha terminado recibiéndola él. Tal vez para sacarle más partido al tiempo que pasa en Twitter, se fue a la escuela de Gobierno Luis Tudanca del PSOE Castilla y León a explicar cómo funcionan las redes sociales. Lo sorprendente es que no supiera, o asegure ahora no saber, haciéndose el sorprendido cuatro días después en la rueda de prensa del Consejo de Ministros, que si un ministro acusa de drogadicto al presidente de otro país, eso tiene muchas papeletas para viralizarse en internet. Al mismo tuitero desatado que presumía de jugar duro para no pasar inadvertido le ha pillado por lo visto por sorpresa la repercusión de insultar a Milei. Como ministro no sé, pero si no sabía que algo así tendría mucha difusión, al menos, como profesor de redes sociales, sí debería dimitir inmediatamente.

Para ser alguien que presume de no tenerle miedo a la polémica, las redes se le están torciendo mucho a Puente en la última semana. No solo por lo de Milei. Cuando en vez de la última salida de tono lo que se viraliza es el enfado de la gente por el mal servicio de la red de trenes que le competen, la notoriedad pasa a ser menos apetecible. La notoriedad de llamar la atención aprovechando que medio mundo ande atontado mirando las redes como si fuera la lavadora, esperando a ver cómo centrifuga la siguiente polémica, es un arma de doble filo.

El lunes empezaron a popularizarse vídeos de madrileños atrapados en vagones de cercanías que se habían vuelto a estropear. Agobiados, algunos saltaron a las vías del tren para intentar llegar a Atocha. Denunciaron que habían estado casi una hora encerrados en el tren en plena hora punta. El ministro de Transportes dice ahora que exageran, que no fue para tanto. ¿No eran para eso las redes, ministro? ¿No es el lenguaje de las redes típicamente conciso y claro, agresivo incluso, para conseguir llamar la atención? Pues hartos de que los trenes les dejen tirados, los ciudadanos enfadados con el cercanías no necesitaban esa 'masterclass' para saberlo.

Cuando Puente salió en la rueda de prensa del Consejo de Ministros, además de a hacerse el sorprendido por lo de Milei, a leer una información que le habían hecho llegar Renfe y Adif, utilizó un lenguaje tan farragoso que parecía una baliza detrás de la que refugiarse. Para alguien que presume de comunicarse con “sinceridad y concreción”, leer unos folios tan ininteligibles en esa comparecencia no daba la sensación de haber disfrutado de la notoriedad.

Incompetente ha sido uno de los epítetos más repetidos al responsable de Transportes en redes. Aunque un ministro que tiene a su equipo coleccionando los insultos que le dedican en los periódicos no es a que se metan con él en redes a lo que más debe de temer. Tampoco a generar una crisis internacional con sus salidas de tono. Es a que se viralice lo mal que hace su trabajo. El de tuitear no, el otro.

Con lo que no parecía Puente contar es que las redes también están para que los ciudadanos visibilicen los problemas con los que se encuentran en su día a día. Problemas de verdad, como no poder llegar al trabajo porque el cercanías te deje tirado, no problemas entre políticos a los que les gusta llamar la atención con declaraciones subidas de tono cuando necesitan casito.

Foto: Operarios trabajan en el tren de Cercanías descarrilado el pasado día 5. (EFE/Sergio Pérez)

El ministro de Transportes dijo también para excusarse que "en infraestructuras poco más se puede hacer" al preguntarle por la cantidad de averías que se producen en la red madrileña y la falta de inversión que denuncia el Gobierno regional. También prefirió echarle la culpa a la gente por ponerse nerviosa y a la presidenta Ayuso por estar de campaña en Cataluña.

Así que el punto débil de Puente no es Twitter, es la gestión. Y por mucho que inicie una bronca, queriendo o no, contra el presidente argentino, al final es el caos del transporte nuestro de todos los días lo que más factura le puede pasar. Esos enfados caseros también gustan mucho en Twitter. No se olvide mencionarlo en su próxima masterclass.

El ministro Óscar Puente fue a Salamanca a dar una 'masterclass' sobre la comunicación política y ha terminado recibiéndola él. Tal vez para sacarle más partido al tiempo que pasa en Twitter, se fue a la escuela de Gobierno Luis Tudanca del PSOE Castilla y León a explicar cómo funcionan las redes sociales. Lo sorprendente es que no supiera, o asegure ahora no saber, haciéndose el sorprendido cuatro días después en la rueda de prensa del Consejo de Ministros, que si un ministro acusa de drogadicto al presidente de otro país, eso tiene muchas papeletas para viralizarse en internet. Al mismo tuitero desatado que presumía de jugar duro para no pasar inadvertido le ha pillado por lo visto por sorpresa la repercusión de insultar a Milei. Como ministro no sé, pero si no sabía que algo así tendría mucha difusión, al menos, como profesor de redes sociales, sí debería dimitir inmediatamente.

Óscar Puente
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