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El detector de contradicciones más poderoso del mundo
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Marta García Aller

Segundo Párrafo

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El detector de contradicciones más poderoso del mundo

El espejo cóncavo de las políticas de Trump son una máquina esperpéntica de crear contradicciones para quienes quieren salir con él en la foto, ya sea a favor o en contra

Foto: El presidente de EEUU, Donald Trump. (EFE/Pool/Anna Moneymaker)
El presidente de EEUU, Donald Trump. (EFE/Pool/Anna Moneymaker)
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En el primer día de Trump en la Casa Blanca, Pedro Sánchez amagaba con rebelarse contra la “tecnocasta” trumpista del nuevo presidente de Estados Unidos. El segundo, se conformaba con aclararle a Trump que España no es un país en desarrollo ni la ‘s’ de los BRICS y recordar la importancia de las relaciones transatlánticas, no se nos vaya a enfadar.

El primer día de Trump en la Casa Blanca, Feijóo le daba la enhorabuena cortésmente tras su investidura al nuevo presidente. El segundo, Ayuso ya había ninguneado al líder de su partido diciendo que ella sería quien se encargara de explicarle personalmente al presidente de EEUU qué es España. La presidenta madrileña le echó de paso la culpa a Sánchez de que quiera imponernos ese 100% de aranceles que Trump insinuó sin dejar muy claro si era lapsus o amenaza.

El primer día de Trump en la Casa Blanca, Santiago Abascal presumía de ser el único político español invitado a la investidura de Trump, aunque tuvo que conformarse con el abrazo a Milei y tuitear una foto antigua con Trump porque muy cerca no lo tuvo. El segundo día, la amenaza desde el Despacho Oval de gravar con aranceles todo producto español no melló el entusiasmo del líder de Vox por el America First. Habrá que esperar al tercero, a ver si entonces Abascal sigue apoyando con entusiasmo todas las políticas de Donald Trump, hasta las que perjudicarían a España como los aranceles a los productos españoles. Como empiece a ponerle puertas arancelarias al campo español, a ver con qué entusiasmo sigue Vox defendiendo que el trumpismo arruine a los agricultores.

El espejo cóncavo de las políticas de Trump son una máquina esperpéntica de crear contradicciones para quienes quieren salir con él en la foto, ya sea a favor o en contra. La principal contradicción fundamental del PSOE va a ser escandalizarse por lo bajini para no enfadar al emperador, la del PP retratarse ideológicamente en las dos almas que lo dividen, si liberal o conservadora. Y la extrema derecha, abiertamente proteccionista, tendrá que elegir si prefiere America o España first.

Para convertirse en el defensor a ultranza de los valores progresistas, Sánchez ha tratado de postularse como archienemigo de Trump desde que el republicano estaba en campaña. Pero el mundo real es tozudo. Para medirse contra él, Sánchez antes va a tener que conseguir que se aprenda su nombre y, de paso, aprenda también dónde está España. Y no solo son demasiados los intereses que arriesga el Gobierno español ahora que Trump vuelve a ser el hombre más poderoso del mundo.

Abascal, por su parte, no escatima en euforia. Comparte el antiglobalismo, la antiinmigración y el proteccionismo. A Vox le parecen buena idea los aranceles cuando se trata de que sea España la que penalice la importación de mercancías marroquíes o chinas. Pero como Trump cumpla sus amenazas arancelarias contra España, una vez que logre ubicarla bien, el campo español puede estar en problemas. También la industria. Y si Abascal dejase de aplaudir todo lo que hace Trump, se arriesga a que le saque de los amiguitos de la extrema derecha euroescéptica a los que Elon Musk y él están impulsando para debilitar a la UE desde dentro.

Foto: Elon Musk en el Capitolio tras reunirse con John Thune. (Reuters/Benoit Tessier)
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Ahí es cuando el patriota Abascal se retrata si lo suyo es cuestión de principios o de interés. Habrá que ver si su patriotismo le lleva a apoyar a los agricultores españoles o si se mantiene fiel a la alianza trumpista para seguir pescando apoyos y algoritmos para sus próximas elecciones. Aunque Abascal siempre puede arreglarlo como hace Esperanza Aguirre.

La expresidenta de la Comunidad de Madrid dice que está de acuerdo con Trump en todo menos en los aranceles, que es la esencia del trumpismo. ¿Estará de acuerdo también la exlideresa en el indulto de Trump a los más de 1500 sediciosos, muchos violentos, que asaltaron a la fuerza el Capitolio? Aunque lo de ir por ahí indultando a condenados por saltarse la Constitución también se le podría preguntar a Sánchez, que para ser tan antitrumpista comparte algunas costumbres con él.

Como los políticos españoles se pongan a reaccionar a todo lo que hace Trump, no van a dar abasto. Y menos aún para mantener la coherencia.

En el primer día de Trump en la Casa Blanca, Pedro Sánchez amagaba con rebelarse contra la “tecnocasta” trumpista del nuevo presidente de Estados Unidos. El segundo, se conformaba con aclararle a Trump que España no es un país en desarrollo ni la ‘s’ de los BRICS y recordar la importancia de las relaciones transatlánticas, no se nos vaya a enfadar.

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