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Salario mínimo, enfrentamiento máximo
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Marta García Aller

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Salario mínimo, enfrentamiento máximo

La portavoz Alegría y la vicepresidenta Díaz dijeron muchas veces la palabra "pedagogía". Pero hicieron lo contrario. Fue lo más pedagógico de todo. También lo más bochornoso

Foto: La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)
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De todas las formas en las que un Gobierno puede sabotearse a sí mismo la de ayer fue bastante novedosa. El día que presentaban su medida estrella lo que expusieron ante los focos fueron sus enfrentamientos. Más a las claras que nunca. No porque el PSOE no se haya peleado más veces con sus socios. Pero no es lo mismo lanzarse pullas entre ministras en entrevistas o en un debate en el Congreso, que en la tribuna de prensa del Consejo de Ministros, donde se supone que los miembros del Gobierno salen a anunciarnos lo acordado y no a enterarse de ello sobre la marcha para luego discutirlo delante de los periodistas.

La vicepresidenta Yolanda Díaz empezó dedicando 15 minutos de la rueda de prensa a explicar los detalles de la última subida del salario mínimo. Hasta ahí parecía que todo bien. La subida de 50 euros a los que cobran salario mínimo beneficiará a 2,5 millones de trabajadores, que según explicó la ministra de Trabajo, cobrarán 700 euros más al año. Hasta ahí estaba dejando claro quiénes son los buenos y quiénes los malos. Los buenos, a favor de la subida de salario mínimo. Los malos, en contra.

La sorpresa llegó cuando la vicepresidenta reconoció, durante las preguntas de los periodistas, que no había tenido “ni comunicación ni deliberación” de que esas rentas van a empezar a tributar por recomendación de Hacienda. Que acababa de enterarse, vaya. Y los que no nos enterábamos éramos el resto si es que las rentas mínimas tributen por el IRPF es bueno o malo según el Gobierno. Depende de a qué ministra se pregunte, en la misma rueda de prensa. Y ahí fue cuando los malos dejaron de estar solo en la oposición y la oposición pasó a estar en el Gobierno.

Y así no hay quien celebre las buenas noticias. Porque si la subida del salario mínimo es uno de los mayores logros de los que presume este Gobierno, presentarla lanzándose dardos entre la portavoz y la ministra de Trabajo, la desluce por completo. La tesis de Hacienda, que de momento es la que sale adelante, sostiene que a medida que han ido subiendo las rentas mínimas empieza a tener sentido que tributen. Y que de los 2,5 millones de beneficiados, las retenciones apenas afectarán a 500.000. Pero eso tampoco quedó claro.

Foto:  La portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)

De hecho, más que a explicarse bien, la portavoz Pilar Alegría dedicó la comparecencia a puntualizar las quejas de la vicepresidenta. Insistió en que lo que se aprueba es la subida del salario mínimo y la mayor rebaja de IRPF de las clases medias y bajas del país. Dijo que se lo estaba recordando al Partido Popular, pero sonaba más bien que se lo recordaba a la que tenía sentada al lado.

Mientras tanto, Yolanda Díaz repetía que la pedagogía fiscal hay que hacerla desde arriba. No desde abajo. Esto ya se lo habíamos oído más veces. Lo que no sabíamos es que iban a esperar a después del Consejo de Ministros a echárselo en cara delante de todos. ¿Quién sale ganando con esto? Seguramente nadie. Ni siquiera la hipótesis de que esto sea una enrevesada estrategia orquestada por el Gobierno para darle el protagonismo perdido a un Sumar que se desinfla en las encuestas compensaría el desbarajuste que han azuzado entre las dos.

Foto: La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, este martes en la Moncloa. (EFE/Mariscal)

Muy pedagógico tampoco parece repetir “anuencia”, como hizo varias veces la vicepresidenta, que es algo que no todo el mundo entiende. Sobre todo si lo quieres explicar, como dice ella, desde abajo y no desde arriba. La medida contará con la “anuencia” de Sumar en el Congreso, dijo Díaz, es decir, con el consentimiento. Y menos pedagógico todavía es descubrir que esa anuencia que anuncia luego resulta que ni siquiera cuenta con el apoyo de su grupo político. Porque luego salió una portavoz de Sumar a corregir a Yolanda Díaz. Así que de anuencia, nada. El socio de Gobierno anunció después de la rocambolesca rueda de prensa que Sumar presenta su propia proposición de ley en el Congreso para que las personas que cobren el SMI estén exentas de pagar el IRPF.

Así que por más que la portavoz Alegría y la vicepresidenta Díaz dijeran muchas veces la palabra pedagogía, hicieron lo contrario. Nada menos didáctico que echarse encima argumentos contradictorios sin mirarse a la cara siquiera, en vez de explicar a fondo las medidas. Una de las veces que Pilar Alegría estaba hablando de la necesidad de pedagogía fiscal, a Yolanda Díaz hasta le dio la risa. Una periodista le pidió que explicara en alto por qué se reía, como nos hacían en clase. Fue lo más pedagógico de todo. También lo más bochornoso.

De todas las formas en las que un Gobierno puede sabotearse a sí mismo la de ayer fue bastante novedosa. El día que presentaban su medida estrella lo que expusieron ante los focos fueron sus enfrentamientos. Más a las claras que nunca. No porque el PSOE no se haya peleado más veces con sus socios. Pero no es lo mismo lanzarse pullas entre ministras en entrevistas o en un debate en el Congreso, que en la tribuna de prensa del Consejo de Ministros, donde se supone que los miembros del Gobierno salen a anunciarnos lo acordado y no a enterarse de ello sobre la marcha para luego discutirlo delante de los periodistas.

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