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Atrapados en el tiempo, pero sin tiempo
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Santiago Satrústegui

Desnudo de certezas

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Atrapados en el tiempo, pero sin tiempo

La cuestión fundamental hoy es ¿quién tiene a quién? Y la respuesta correcta es que, probablemente, esta es la pregunta que nunca deban hacerse aquellos que quieran tener un proyecto juntos

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La mañana del lunes 11 de noviembre solo había una canción que no queríamos escuchar en el radiodespertador. Pero, lamentablemente, al final, al despertar, volvió a sonar el “I got you babe”, de Cher y Sonny Bono, que nos indica que todo sigue igual. En nuestro caso, y a diferencia de la película, peor, porque aquí sí que se va acabando el tiempo y los errores tienen consecuencias.

“El día de la marmota” es una expresión con la que nos referimos a algo que se repite una y otra vez. Es una expresión reciente, porque su origen es tan simple como que se refiere al argumento de la película Groundhog day del año 1993, traducida como Atrapado en el tiempo.

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En la película, que es una comedía con mucho fondo filosófico, que protagonizan Bill Murray y Andie MacDowell, el protagonista, un gruñón que no se soporta ni a sí mismo, queda condenado a vivir una y otra vez el mismo día, despertando cada mañana del supuesto día siguiente escuchando la misma cancioncilla y obligado a repetirlo todo.

La referencia a la marmota, que es un peculiar roedor que vive en las montañas y al que hasta entonces solo se le conocía por dormir mucho, tiene que ver con el contexto en el que se produce la historia. Los protagonistas son dos reporteros que viajan a un pueblo de Pensilvania a cubrir un acontecimiento especialmente trivial. Todos los días 2 de febrero en Punxsutawney se celebra una fiesta entorno a la actitud de una marmota respecto a su sombra, si puede o no verla, porque esto indicará si el invierno será largo o terminará pronto. Parece ser que para que el invierno sea corto es importante que la gran rata no vea su sombra por estar el día nublado, pero, por otro lado, da lo mismo, porque el sistema no acierta casi nunca.

Cambiemos de mamífero. ¿Deberíamos esperar que nuestros políticos fueran capaces de ver su sombra en los días posteriores a las elecciones del domingo?

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En psicología, y sobre todo para Carl Jung, la sombra es una parte fundamental de nuestra personalidad. Se denomina sombra a los rasgos de nuestro inconsciente que nuestro yo consciente no reconoce como propios. Es aquello que somos y no nos gusta o aquello que reprimimos, pero subyace en nuestra condición.

Nunca sabremos qué había en las sombras de Pedro Sánchez y de Albert Rivera, que les alejó tanto y que hizo imposible cualquier acercamiento en pro de la gobernabilidad. La oportunidad pasó y, visto desde la perspectiva de hoy, asusta la capacidad de despilfarro a la que te puede llevar una mala gestión de tu propio ego. Y asusta no por las equivocaciones pasadas, sino por las que ya no nos podemos permitir. Nos hemos quedado sin tiempo. A diferencia de lo que pasa en el cine, nuestro tiempo no es infinito.

Parte de la experiencia del “día de la marmota” en la que estamos inmersos es que, después de las elecciones, nos pregunten a los supuestos expertos financieros qué es lo que va a pasar en los mercados y en la economía. Vivimos en un campo económico y todo tiene que ver con todo, pero el interés fundamental tiene que ver con que los mercados descuentan expectativas y el futuro nos preocupa a todos porque es donde vamos a pasar el resto de nuestra vida.

Nunca sabremos qué había en las sombras de Sánchez y de Rivera, que les alejó tanto y que hizo imposible cualquier acercamiento

Aunque la distribución de los escaños hace ahora los acuerdos más complicados, y esto sería una mala noticia para los inversores que nos estén viendo desde el extranjero, lo que vaya a pasar con nuestra bolsa y con nuestra prima de riesgo, que es lo relevante, va a depender de cómo se desarrollen las primeras conversaciones.

Sigue abierta la oportunidad, para los dos principales partidos, de afrontar las reformas necesarias y redefinir un proyecto común. Cuando todos (o casi todos) ganan en la noche electoral, suele perder España. Es el momento de poner fin al invierno anteponiendo los intereses generales a los particulares, pero, para ello, como decía Jung, deberían ser conscientes de su sombra.

Consenso o suicidio, pero parece que ya no se pueden seguir tirando los dados hasta que nos salga el número que nos guste.

O sí.

Por si sirve para el debate político, o para otras circunstancias del fin de semana, adjunto la letra y la traducción de la música que se repite cada una de las mañanas del “día de la marmota”.

“They say we're young and we don't know/ we won`t find out until we grow/

Well I don't know if all this is true/ ‘cause you got me, and baby I got you”

Babe/I got you babe/I got you babe”

“Dicen que somos jóvenes y no sabemos/ no lo descubriremos hasta que crezcamos/ Bien, no sé si todo esto es cierto/porque tú me tienes, y, nena, yo te tengo.”

“Nene/Te tengo nene/Te tengo nene”

La cuestión fundamental hoy es ¿quién tiene a quién? Y la respuesta correcta es que, probablemente, esta es la pregunta que nunca deban hacerse aquellos que quieran tener un proyecto juntos.

La mañana del lunes 11 de noviembre solo había una canción que no queríamos escuchar en el radiodespertador. Pero, lamentablemente, al final, al despertar, volvió a sonar el “I got you babe”, de Cher y Sonny Bono, que nos indica que todo sigue igual. En nuestro caso, y a diferencia de la película, peor, porque aquí sí que se va acabando el tiempo y los errores tienen consecuencias.

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