Las fronteras de la desigualdad
Por
No solo la UE necesita un Pacto de Migraciones y Asilo
Los ministros de Interior de la Unión Europea se reunirán el 19 y 20 de octubre en Luxemburgo con un punto de agenda central: acordar su postura respecto a un Pacto Europeo de Migración y Asilo
Al menos 289 niños y niñas han muerto o desaparecido en el primer semestre de 2023, cruzando el Mediterráneo central desde el norte de África a Europa. Una de las rutas más peligrosas del mundo. Nueve a la semana. 1.500 desde 2018. La mayoría de los 11.600 menores que realizaron esa ruta lo hicieron separados de sus padres, en muchos casos sin otra compañía adulta. Son niños y niñas que se ahogan frente a nuestras playas.
Para algunos de ellos el pacto llega demasiado tarde. Para quienes alcanzaron las costas europeas y, sobre todo, para quienes huyendo de la guerra y la miseria arriesgarán sus vidas en los próximos años, sí es indispensable una regulación europea que les proteja.
Los ministros de Interior de la Unión Europea se reunirán el 19 y 20 de octubre en Luxemburgo con un punto de agenda central: acordar su postura respecto a un Pacto Europeo de Migración y Asilo que regule este reto, tan complejo como sensible, sujeto a difíciles negociaciones en el seno del Consejo de la UE.
El pacto es una oportunidad de reforzar los derechos de la infancia en las políticas y normas migratorias de la UE, y de acabar con las debilidades existentes en materia de protección de la infancia migrante y refugiada.
Entre estas cabe destacar el hecho de que hay niños, niñas y adolescentes que son devueltos sin comprobar su edad, lo que viola la Convención sobre los Derechos del Niño, firmada y de obligado cumplimiento para todos los estados de la UE. Miles se encuentran en centros de detención, lo que atenta contra el interés superior del menor. De hecho, solo en Italia, más de 21.000 menores están en centros conocidos como hotspots antes de ser llevados a otras instalaciones de recepción cerradas y con severas restricciones a la movilidad.
En contingencias migratorias, cuando se concentran llegadas en una misma zona, hay menores que comparten instalaciones con adultos, sin que tengan garantizada su protección ni tampoco los servicios básicos más esenciales, incluyendo los referidos a su salud mental, afectada por la dureza de un camino repleto de traumas. Hay niños con familiares en Europa a los que no se les facilita la reagrupación.
Más allá de estos aspectos básicos, de respeto a los derechos de la infancia, hay que recordar que los niños se juegan la vida y mueren en el mar por la ausencia de vías legales y seguras. Vías que garanticen las convenciones de Ginebra sobre asilo y refugio, que permitan a quien sufre la guerra o la persecución, solicitar asilo de forma segura y en un país seguro. Países que no vulneren sistemáticamente los derechos humanos y que cuenten son suficientes garantías de aplicación de procedimientos de asilo y protección de la infancia.
Vías reguladas y seguras también para la migración. Se habla mucho de ordenar la migración, pero poner el foco exclusivamente en la seguridad y el control de fronteras, en el cierre y la expulsión a terceros países, solo consigue hacer las rutas más peligrosas. Sobre todo, si no hay otras alternativas legales y seguras para que las familias puedan considerar la migración, el trabajo y la educación en otro país, como una aspiración legítima y posible para su futuro.
La buena noticia es que la Unión Europea ya tiene la receta que funciona y que ha sido puesta en práctica con un éxito notable
Si no se refuerzan las garantías para la infancia en las normas que forman este pacto europeo, se multiplicarán los riesgos de recurrir a instalaciones cerradas para llevar a cabo los procedimientos de frontera o de que los menores queden varados en zonas de tránsito y sean sujetos de retornos sin garantías. Se pondrá en riesgo también el propio derecho a solicitar y acceder a asilo. Un derecho fundamental que tenemos todos los seres humanos del planeta y que debemos preservar por todos, también por nuestros hijos.
Tomar decisiones sobre un reto de esta dimensión y sensibilidad no debería hacerse en medio de un pico de llegadas en un país, Italia en este caso, condicionados por lo que allí ocurre y buscando salidas de corto plazo. De hacerlo así, se podría caer en los mismos errores del pasado en cuanto a la gestión de contingencias migratorias súbitas, así como en lo deseable de cara a contar con una regulación estable y respetuosa con los derechos humanos.
La buena noticia es que la UE ya tiene la receta que funciona y que ha sido puesta en práctica con un éxito notable. Se trata de la gestión de la crisis de refugiados de Ucrania en 2022, cuando millones de personas, sobre todo mujeres y niños, huyeron de forma precipitada de la guerra en su país. La UE activó el mecanismo de protección temporal y tanto la Comisión como los Estados miembros, se volcaron en la acogida y los servicios básicos para esta población. Aprendiendo de la gestión de esta crisis para mejorar, el hecho es que cuando quiso, Europa pudo y respondió como es debido a la población ucraniana que huía, y de forma especial a su infancia. También España ha dado un paso adelante con la aprobación de un mecanismo específico para la gestión de contingencias migratorias que afectan a la infancia no acompañada
El mínimo que debe asegurar el futuro pacto es que cuente con garantías específicas para la infancia en todos los procedimientos de asilo e inmigración, supervisadas de modo independiente (registro, asilo, retorno…). Evitar el uso de instalaciones cerradas que suponen la detención de facto de niños y niñas. Y garantizar el acceso a los sistemas de protección de la infancia, así como los derechos sociales básicos, incluido la educación, la salud mental, y la posibilidad de jugar.
Lograr un Pacto Europeo sobre Migración y Asilo resulta esencial
Lograr un Pacto Europeo sobre Migración y Asilo resulta esencial. Dicho esto, el pacto no puede aprobarse a cualquier precio. No tener en cuenta los derechos de la infancia en la regulación migratoria, no solo atenta contra el derecho internacional, también es contrario a la regulación de muchos Estados Miembros donde no se deben reducir las garantías jurídicas relativas a la protección de niños y niñas. Es esencial, por lo tanto, realizar una evaluación del impacto que estas nuevas normas tendrán en la infancia.
La UE necesita un Pacto de Migración y Asilo, pero quienes lo necesitan con más urgencia son los niños y niñas que se desplazan. Para evitar que mueran en el mar y para asegurar sus derechos en cualquier situación en que se encuentren.
Al menos 289 niños y niñas han muerto o desaparecido en el primer semestre de 2023, cruzando el Mediterráneo central desde el norte de África a Europa. Una de las rutas más peligrosas del mundo. Nueve a la semana. 1.500 desde 2018. La mayoría de los 11.600 menores que realizaron esa ruta lo hicieron separados de sus padres, en muchos casos sin otra compañía adulta. Son niños y niñas que se ahogan frente a nuestras playas.