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¿Quién es más socialista, Sánchez o yo? Las tribulaciones de García-Page
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Juan Soto Ivars

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¿Quién es más socialista, Sánchez o yo? Las tribulaciones de García-Page

Se metió al partido antes de terminar la carrera, juventudes. Desde entonces, ni un año sin cargo. De concejal raso a baluarte del socialismo en Castilla-La Mancha

Foto: Emiliano García-Page. (Retrato: Sciammarella)
Emiliano García-Page. (Retrato: Sciammarella)
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En su casa, García-Page no tiene espejo: tiene un carné del partido socialista enmarcado en la pared, su carné. Dependiendo de lo que refleje, duerme García-Page mejor o peor. Está muy viejo el trozo de plástico, lo chupó Bono en persona, eso dice la leyenda. Fue un día muy feliz aquel en que se lo dieron, pero de eso hace tantos años. Se metió al partido antes de terminar la carrera, juventudes. Desde entonces, ni un año sin cargo. De concejal raso a baluarte del socialismo en Castilla-La Mancha.

Cuando te miras en el carné, el carné te mira a ti. No debes preguntar qué te ha dado el partido, sino qué les has dado tú. Ja, y ¿cómo distinguirlo? García-Page nació en 1968 y desde el 87 socialismo, sacrificios y premios: concejal en Toledo, teniente de alcalde, portavoz, diputado en las cortes, consejero de Obras Públicas, secretario provincial, consejero de Bienestar Social, presidente del grupo socialista, consejero de Relaciones Institucionales, vicepresidente segundo, alcalde de Toledo, senador, secretario general del PSOE de Castilla-La Mancha, diputado, presidente de la Junta.

Foto: El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. (EFE/Jesús Monroy)

Así que, carnecito, ¿quién quiere más al PSOE? ¿Sánchez o yo? No, desde luego, los compañeros de viaje del presidente: indepes que sacan indultos de los presupuestos o los de Pablo Iglesias, que no han dejado de salpicarnos de rojo con sus harakiris. En este sentido, ha hecho García-Page más por el PSOE que nadie: en Castilla-La Mancha no existe Podemos, Cataluña está muy lejos, y cuando se mira desde este ángulo, el carné brilla orondo y satisfecho. Resplandece.

Pero las cosas no están tan claras, porque al PSOE de hoy, ¿quién lo reconoce? El tiempo en que los brontogonzález gobernaban la tierra, cuando Bono chupaba los carnés de afiliados uno a uno para bendecirlos y las viejas sacaban bandejas de torreznos por la calle por un ambulatorio, esos tiempos terminaron. ¿Qué es ser socialista ahora, hoy, siglo XXI, incluso en Castilla-La Mancha? Y mira García-Page su carné, y lo remira, y se funde en rojo, y pregunta: "Carnecito, carnecito, ¿quién es más socialista?".

Foto: Page saluda a Feijóo en una conferencia de presidentes autonómicos. (EFE/Juan Carlos Hidalgo) Opinión

Pero el carné es enigmático. Unos días le responde que es él, cómo dudarlo, y se siente completo, pero otros días señala a Sánchez y ahí viene la comezón, el remordimiento, el temor a que se quiebre su trayectoria. Sánchez llevó al partido al gobierno cuando nadie apostaba por eso y lo hizo contra el partido, y lo depuró mientras García-Page seguía en su sitio. ¿Y si tiene razón?

Entonces él sería un incordio, una molestia, el mal tragable a duras penas que el líder tolera solo porque Castilla-La Mancha va camino de ser la única mayoría absoluta que conserve el partido. Tras la caída irrecuperable de Andalucía, tras el susto de Monago en Extremadura, frente a las mezquindades y repartos de Aragón, García-Page se ha convertido en el barón baluarte, en la muralla.

Foto: Lambán, García-Page, Ximo Puig y Guillermo Fernández Vara. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Pero ¿cómo sostener la mayoría absoluta en Castilla-La Mancha sin ser, precisamente, el anti-Sánchez? De la misma forma que el presidente tuvo que matar al PSOE para llevarlo al gobierno, ¿no tiene que matar García-Page a Sánchez si quiere mantener la mayoría en Castilla-La Mancha? Allí no se entienden los indultos, ni la sedición, ni los excesos ultrafeministas. Castiila-La Mancha, tierra tranquila.

En Castilla-La Mancha, ser conservador significa votar al PSOE. A lo de toda la vida

Un electorado mayor que fríe ajos con las gachasmigas, tradicional como el zarajo, conservador, toledano. A esto, al conservadurismo, aplica García-Page, porque en Castilla-La Mancha ser conservador significa votar al PSOE. A lo de toda la vida. Si hay una región en la que el votante medio del partido considera que algunas cosas han ido demasiado lejos en la izquierda, esa es la de García-Page. Allí te tiran más piedras por pactar con Junqueras que por hacerlo con Feijóo.

Así que, frente a su carné enmarcado del partido, Emiliano García-Page se pregunta cuánto daño puede hacerle a Sánchez para beneficiarse él, y cuánto daño puede hacerle Sánchez sin perder Castilla-La Mancha, y es difícil calcular.

En su casa, García-Page no tiene espejo: tiene un carné del partido socialista enmarcado en la pared, su carné. Dependiendo de lo que refleje, duerme García-Page mejor o peor. Está muy viejo el trozo de plástico, lo chupó Bono en persona, eso dice la leyenda. Fue un día muy feliz aquel en que se lo dieron, pero de eso hace tantos años. Se metió al partido antes de terminar la carrera, juventudes. Desde entonces, ni un año sin cargo. De concejal raso a baluarte del socialismo en Castilla-La Mancha.

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