:format(png)/f.elconfidencial.com%2Fjournalist%2Fd91%2F47a%2Fca0%2Fd9147aca0222f3c5a299fc0e25157c67.png)
España is not Spain
Por
El país del jubilado: quien corta las pensiones pierde las elecciones
España es hoy una economía pensionista, el país del jubilado: una sociedad volcada en pagar dos deudas, la externa y la cotizada, y alimentar la satisfacción del mayor nicho de votantes que atesoran los partidos políticos tradicionales
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fc2d%2F480%2F6c9%2Fc2d4806c911e6ddce9d4aa8fdadda6fc.jpg)
Ayer salió la EPA y sonó como si lo dijera un vasco. Los datos de empleo son catastróficos. No había tanta gente currando desde 2008. Eso son muchos millones de trabajadores pringando de 9 a 7 con pausa para el bocata: desolador. En toda España, suenan los despertadores a las seis y media, se abren los grifos de las duchas, las radios chácharan en la cocina y la gente esconde las ojeras y emprende jornadas que serán insuficientes para tapar el agujero de las pensiones.
Porque, no nos engañemos, el medio millón de cotizantes nuevos, unido al resto de empleados y autónomos y por descontado todos los consumidores, no son otra cosa que soldados que marchan al frente a luchar por el ingreso de nuestros mayores. España es hoy una economía pensionista, el país del jubilado: una sociedad volcada en pagar dos deudas, la externa y la cotizada, y alimentar la satisfacción del mayor nicho de votantes que atesoran los partidos políticos tradicionales.
Total: entre la mitad y un tercio del gasto público, según el cálculo que hagas, se dedica hoy a las pensiones. Y como los pensionistas votan, nadie discute en todo el Congreso que aumentar las pensiones sea prioritario. Nadie se atreve. De la polémica sobre el decreto ómnibus nadie quiso criticar este punto, que suscitó una unanimidad impropia de una democracia.
Es como viajar en el Titanic con el iceberg perfectamente visible y asistir a una discusión del capitán y el contramaestre sobre la velocidad máxima a la que debe chocar el barco. Más preciso no se puede ser, digan lo que digan en La Sexta.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F703%2F68f%2Fced%2F70368fced67da4ee6b35f2120e4f0f2a.jpg)
Con las pensiones al importe actual, leo aquí mismo, en El Confidencial, que habría que subir la cotización general un 36% si queremos cubrir el coste del agujero contable. Dicho de otra forma: tendríamos que pagar (todavía) más. Pero ¿cómo pagar más? ¿No pagamos una salvajada? Aquí pagan IRPF hasta los jubilados. Y el resto pagamos suficiente como para que, trabajando honradamente, nadie se pueda hacer rico.
Las cuotas de la Seguridad Social suben, asciende el IRPF, y mejor será no hablar del IVA. El Gobierno dedica su poca creatividad al invento de nuevos impuestos, pone el diésel a la par que la gasolina con un argumento que suena a TOC y grava el dinero en cada movimiento que hace por la vida del contribuyente, no vaya a ser que un pestañeo se quede sin su tipo fiscal.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F8e6%2F6b1%2F4c0%2F8e66b14c0b2de69fd9f62330fe0a14d8.jpg)
El ingreso de la Seguridad Social no sólo va parejo a las buenas cifras de empleo, sino que aumentaría hasta en agua estancada: ha sido más alto en los dos últimos años que durante toda la burbuja inmobiliaria. Pero ni así. Todo este ingreso, todo ese sudor laboral y consumista convertido en oxígeno para el enfermo intubado, no es más que un chorrito de manguera contra el incendio forestal de las pensiones.
Tenemos delante un dilema. Se habla de ello en la sociedad civil, pero los partidos hacen como si nada. Es el dilema de la “solidaridad intergeneracional”. Llaman así al sobreesfuerzo que las generaciones activas hacen por las generaciones pensionistas, pero resulta que los jóvenes tienen un problema de precariedad laboral acentuado y muy difícil acceso a la vivienda, mientras el poder adquisitivo de los pensionistas crece.
He aquí el dilema. ¿Qué dirección tendría que tomar, entonces, la “solidaridad intergeneracional”? ¿Quiénes la necesitan? Ahora mismo tengo la impresión de que África está ayudando a Noruega. Y no se me entienda mal: detesto la guerra entre viejos y jóvenes porque nuestros mayores han dado el callo y han sido más solidarios que nadie. Cuidan nietos, avalan hipotecas y prestan dinero a troche y moche intentando que Hacienda no se quede con un pellizco. ¡Son de los nuestros! Cotizaron toda su vida y merecen lo que es suyo.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F6fe%2F4db%2F2d5%2F6fe4db2d594cacae31dcb848ae085767.jpg)
Pero el caso es que los estafaron. El modelo no era una estafa cuando se creó, pero ha terminado convertido en una. La inversión de la pirámide de la población (más jubilados que recién nacidos, más jubilados que cotizantes) lo cambia todo, y los políticos sabían que este momento llegaría. Ahora el problema no se arregla ni con inmigrantes gozando de pleno empleo y sueldos españoles, ni poniéndonos todos a follar como conejos. El descarrilamiento está aquí.
¿Se reduce toda solución posible a pagar más impuestos o bajar las pensiones? ¿No hay más vías, aparte de esas? Es curioso que Hacienda importen mis ingresos y mi patrimonio pero no su procedencia, y que sin embargo para la Seguridad Social no importe nada más que lo cotizado. Esto lleva a un sistema donde cobra la misma pensión un tipo que tiene tres pisos y otro que vive de alquiler. ¿Estamos seguros de que no hay modos más finos de redistribución? ¿Nada que hacer? ¿Solo pagar?
Estamos perpetuando un accidente. Nuestro país se metió en una hipoteca con unas condiciones X y ahora se arruina cuando las condiciones son Y. Ahora crece el PIB, aumenta el empleo y los ingresos del Estado marcan récord, pero la gente que trabaja no vive mejor, ni accede en buenas condiciones a la vivienda, ni forma familias. No me cabe duda de que necesitamos solidaridad intergeneracional, pero lo mismo no es exactamente lo que nos han contado.
Ayer salió la EPA y sonó como si lo dijera un vasco. Los datos de empleo son catastróficos. No había tanta gente currando desde 2008. Eso son muchos millones de trabajadores pringando de 9 a 7 con pausa para el bocata: desolador. En toda España, suenan los despertadores a las seis y media, se abren los grifos de las duchas, las radios chácharan en la cocina y la gente esconde las ojeras y emprende jornadas que serán insuficientes para tapar el agujero de las pensiones.