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Instagram y su repugnante hipocresía puritana
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Jesús Díaz

Hasta los diodos

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Instagram y su repugnante hipocresía puritana

Instagram es otra red social donde los pezones están mal vistos y son censurados al instante, pero en el que la violencia y la desinformación tienen pase, como ocurre en Facebook

Foto: No me mires así que te censuro, dice Instagram.
No me mires así que te censuro, dice Instagram.

He llegado a la conclusión de que Instagram la dirigen una panda de talibanes con problemas sexuales serios. En esta red social, los pezones son pecado mortal (solo si son femeninos, claro), los penes son radioactivos, los culos tienen medio pase (pero como su dueño esté mirando a Cuenca, tarjeta roja) y cualquier manifestación sexual es imposible, aunque sea dibujada o una obra de arte.

Foto: Projekt Melody, la stripper 3D que sigue arrasando en internet (Projekt Melody) Opinión

Yo sabía que el problema del puritanismo en Instagram existía desde hace tiempo. Pero no sabía hasta qué punto había llegado la estupidez cósmica hasta que me lo dijo la propietaria de una tienda 'online' de moda de lujo (que a la sazón es mi santa).

“Hoy nos han quitado una foto de Slim Aarons de la tienda de Instagram”, me dice hoy mientras yo cortaba los tomates para un gazpacho y ella se tomaba un tinto de verano con Casera en la cocina. Slim Aarons —un famoso fotógrafo americano nacido a principios del siglo XX que documentó la vida de famosos y 'jet-setters' en sitios como la Costa Azul, Palm Springs o Marbella— tiene algunas fotos en las que se ve algún pecho, pero no es ni Helmut Newton ni Berth Milton.

placeholder La foto censurada de Slim Aarons.
La foto censurada de Slim Aarons.

“Anda, ¿y eso?”, pregunté extrañado, sabiendo que no había ninguna foto erótica en la tienda. “Por ‘objetivizar’ a la mujer”, me respondió, mostrando la foto en su teléfono. En la imagen, se ven tres mujeres tomando el sol junto a una piscina mientras Catherine Wilke camina por delante sorbiendo una copa. La Wilke va en 'topless' —como se puede ver sobre estas líneas—, pero no se la ve absolutamente nada porque el brazo que sostiene la pajita le tapa el seno izquierdo.

Yo me quedé sin palabras, alucinando en colorines. "Aunque fuera en 'topless', ¿cómo objetiviza esto a una mujer?", logré preguntar al cabo de unos segundos. “No tengo ni 'fucking' idea”, me dijo mi mujer, que es americana. Una americana que no entiende este puritanismo, que después de siglos impuesto por la derechona rancia vuelve ahora desde la izquierda ‘woke’. Tampoco era la primera vez que pasaba. El censor digital ya le censuró antes una venta de bikinis porque tuvo la osadía de usar modelos en bikini. Normal, ¿cómo pretendes vender bikinis mostrando mujeres tomando el sol en bikini? ¿Qué clase de locura es esa? Hasta ahí podríamos llegar.

El caso es que Instagram o su dueña Facebook se erigen en árbitros de la moralidad cuando son las entidades más inmorales e hipócritas de internet, aunque no les andan a la zaga Apple y otras compañías de Silicon Valley, generalmente regidas por ‘bros’ que muchas veces acaban en los papeles acusados de abusos sexuales o comportamiento indebido en el trabajo. La represión sexual tiene esas cosas.

placeholder Violencia contra mujeres sin censurar durante meses en Instagram.
Violencia contra mujeres sin censurar durante meses en Instagram.

Pero con la violencia contra humanos y animales, la cosa cambia. Si quieres vídeos de accidentes fatales y otras calamidades en Instagram, los tienes a cascoporro. Y no importa que denuncies esos vídeos. Instagram los deja intactos durante semanas y meses, como expone este documento.

Eso sí, si llega un cretino y denuncia una mama, una caidita de Roma o cualquier otra supuesta guarrería, Instagram borra el 'post' de forma casi instantánea y llaman a capítulo al autor con un mensaje que dice ‘como vuelvas a poner algo así, te cerramos el quiosco’. Le puede pasar a cualquiera, desde gente que no tiene problema con su sexualidad hasta artistas serios que se han visto obligados a abandonar esta dictadura de lo políticamente correcto que afecta instantáneamente a tetas y penes pero no a becerros antivacunas, los que apalean perros, los que publican vídeos de accidentes mortales o semimortales, o la gente que abusa de personas 'online'.

No sé qué eslogan tendrá Instagram, pero debería ser 'Fotos de pezones no, pero mierda, toda la que quieras'.

He llegado a la conclusión de que Instagram la dirigen una panda de talibanes con problemas sexuales serios. En esta red social, los pezones son pecado mortal (solo si son femeninos, claro), los penes son radioactivos, los culos tienen medio pase (pero como su dueño esté mirando a Cuenca, tarjeta roja) y cualquier manifestación sexual es imposible, aunque sea dibujada o una obra de arte.

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